Me llamo Olivia. Soy una perra negra con una mancha blanca en mi pecho. Mi primera familia me nombro así y así me siguen llamando. Esta es la tercer casa de mi tercer familia. Ahora convivo con cuatro gatos, dos humanos y Anka. Tengo unos cuantos años sobre mis patas. Muchas experiencias y vivencias tienen que ser transmitidas a los perros más jóvenes, más allá de que sus madres se los hayan transmitido, nuestra obligación como mayores es mantener los códigos que tenemos en la gran manada; lo más importante que deben saber es: "Nada debe saber la tercera parte de nuestra vida como gran manada" y es mi obligación mantener a Anka con las orejas cerradas y que los humanos no sepan nada de nuestros asuntos.
Mi compañera Anka es un caso especial, porque trataba de comunicarse con los humanos desde antes que yo llegara, en realidad, el único que empezó a prestarle atención y le entendía es el humano alfa de la casa, para cuando él quiso comentar con otros lo que podía hacer la perra, yo ya había llegado a silenciarla para proteger nuestro secreto. Lo tomaron por loco porque, desde entonces, ella no movía las orejas delante de alguien que no sea Jonatan. Fue difícil, tuvimos que negociar porque no se podía contener y le orejeaba a escondidas. Prefería que se comunique solamente con él, chequeando lo que decía, antes de que lo haga a escondidas. La conocía bien y esa perra no se podía contener, vivía el presente como si no entendiera las consecuencias de sus actos. El secreto estaba a salvo, ella mantenía comunicación diciendo que "es super especial, que tiene unas super orejas que le dan super información, y un montón de super cosas más"; simplemente contaba lo que los perros íbamos ladrando en el barrio, así nos pasábamos las noticias actualizadas. Éramos muy ladradores. Hasta del clima extendido por los próximos cinco días ladrábamos, porque ladrábamos acerca del viento, la humedad, las nubes y con esos datos ¡Zas! conocíamos el clima, no es que nos interese demasiado pero era un juego divertido que hacíamos. Así que los super poderes de Anka eran todo una mentira para poder seguir en contacto con el humano alfa, él por suerte se lo creyó, si algún humano perverso se llegara a enterar de lo de Anka sería un peligro para ella, por eso optamos por la seguridad del silencio, sino la gran manada habría hecho algo al respecto y no me gustaría que le pasara algo malo a la familia porque a estos últimos les tomé mucho cariño, además Anka es una buena compañía, jugamos mucho juntas, más allá de que sea la perra más rara que he visto, es muy simpática.
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La inverosimil aventura de las mascotas del hogar
AdventureEs la fantasía, fábula o esquizofrenia de Jonatan y Lili, siendo su vida el relleno del sanguchito de dos mundos, el perruno y el gatuno, panes que poco tienen que ver entre sí, pero el relleno humano, en el fuego cruzado paga las consecuencias de l...