Magui corrió en dirección contraria al camión de la mudanza hasta que ya no se lo escuchó más. No había vuelta atrás, la decisión estaba tomada, debía detener la propagación de la peste. Miro a la Gata Fantasma Mascarita, pero ella no hablaba. Solo se quedaba sentada como esperando algo. Magui le dijo
—Tus chiquitos van a estar bien.
No le respondió, sólo la miró serenamente por un momento.
Magui se sintió incómoda con esa actitud distante y quiso romper el hielo
—¿Tenes idea que causa la peste?.
Ni se inmutó, siguió sentada con la mirada perdida como si nadie le estuviera dirigiendo la palabra, esa actitud le parecía demasiado rara, el ambiente era muy tenso
—Bueno... me voy yendo... por allá.
No le importaba el lugar sino alejarse de la Gata Fantasma Mascarita porque su actitud la ponía nerviosa. Desde los techos vio cómo llegaba el camión de la mudanza con las cosas del padre de Jonatan, lo ve a él, a su hermanita, a la novia del padre, y al hijo e hija de la novia del padre. Después pasaría para saludarlos, comer algo y descansar, pero en ese momento había otras cosas que hacer. Buscó, buscó y buscó. No tenía pistas de nada, no sabía por dónde empezar, olía por aquí y por allá, la peste tenía un olor particular. En los cadáveres de gatitos se sentía ese olor. Lo peor de todo es que ella misma tenía encima un poco de esa mortal fragancia, no se había percatado porque era muy débil y se confundía con otros aromas, le daba mucho miedo el pensar que a pesar del tremendo esfuerzo hecho por aislar a sus chiquitos de la peste podría haberlos contagiado de todos modos, pero tenía fe en que Jonatan y Lili los iban a mantener saludables.
Continuó recorriendo patios durante el día, revolviendo todo lo que encontraba y sintiendo aromas. Buscando pistas por todos lados, pero todavía no encontraba nada concreto. "Poco probable que en el primer día de búsqueda resuelva toda una epidemia" pensó magui. Sin embargo el aroma se le hizo insoportable para ella. La gata estaba en un techo y vio lo que le pareció un ser gigantesco mientras tomaba notas mentales: "cuerpo 26 cm, cola 22 cm, es peludo pero no es un gato, se mueve a una velocidad de 35 kms/h, saltó un metro, se trepó por la pared hasta el techo, pero ahora... ¡Viene por mi! No me puedo mover, para colmo alguien más viene detrás de eso pero no lo veo, tengo muchisimo miedo, tiemblo, "la cosa" viene hacia mí, este será mi ocaso. Ya casi la tengo encima, veo al que la sucedía detrás de ella ¡Es Gata Fantasma Mascarita! ¿Qué hace ella acá? En ningún momento sentí que estuviera cerca mio, "la cosa" no venía por mi, simplemente estaba huyendo por su vida"
Gata Fantasma Mascarita se detiene enfrente de magui diciendo
—Hola vos—
Magui respondió
—Hola vos—
Miró otra vez a "la cosa" que bajó por la pared hasta la calle y dobló hacia la entrada de la casita del arbol de nueces, pero aparecieron de la nada otros gatos que supuso fantasmas porque tampoco los había percibido y le dieron caza a °"la cosa".
La gata fantasma mascarita por fin le habla
—Eso parece extraterrestre, no es como las ratas que solía haber, por culpa de esas "cosas" la peste se propaga, les gusta el movimiento de los gatos y nuestro maullido, esa cosa te venía siguiendo desde hace un tiempo. Quería devorarte. Te había marcado y no te habías dado cuenta. Su marca infecta muy gravemente a nuestros pequeños. Venimos combatiendo esta peste desde hace tiempo, nos venimos matando los unos a los otros, poco a poco aprendimos a cazarlos y nos vamos organizando—
Un gato negro enorme de ojos amarillos se les acerca y Mascarita se frota en el como saludándolo, mira a Magui y continuó diciendole
—Perdón señorita que la hayamos usado de carnada—
Magui interrumpió
—-No hay problema tenían la situación bajo control, nada iba a pasarme—
A lo que Mascarita le respondió
—En realidad cazamos a esas cosas cuando están comiendo. Pero rompí formación porque tus humanos fueron muy buenos con nuestros chiquitos, así que decidí arriesgarme para que no te pasara nada—
Magui quedó tiesa por un largo rato con cara de poker pensando en la infinidad de veces que secretamente intentó matar a sus pequeños apestados para que no contagien a sus chiquitos. Pero por suerte siempre Jonatan y Lili le truncaron los planes
—Si... jejeje, gracias, es que les tenía mucho cariño, mis chiquitos jugaban mucho con los suyos, gracias por todo— Cambia de tema porque le resulta incomodo —quisiera ayudarlos para detener la peste—
Los Gatos Fantasma la miran desaprobando la pregunta
—Verá usted entendemos que es una Gata Peluche, así que nada puede hacer para ayudar más que ser solo una carnada y la verdad es demasiado peligroso para usted. Estas cosas no suelen cazar solas, no son ratas, son muy inteligentes y esta fue una situación muy particular en la que la suerte estuvo en su favor, solo me extraña que la peste no le haya afectado, por lo general los gatos marcados suelen debilitarse y caer rendidos, se ve que usted es inmune—
Magui atónita responde:
—Por eso, puedo ayudar como carnada, para que los puedan cazar, además van a correr con menos riesgos, a propósito ¿Cómo es que no se enferman?—
El gato negro respondió
—Está bien, nos puedes ayudar como carnada pero comprendes los riesgos que ello conlleva, nuestra prioridad es cazar esas "cosas", no protegerte. Lo de limpiarnos la enfermedad luego lo explicaremos eres inmune. Ahora estamos agotados, buenas noches—
Magui se despidió de ellos y volvió a casa cuando entró y le maulló al padre de Jonatan para que le de sus "ricos coquitos". Él se enfureció y le pegó una patada que la estampó contra la puerta. La hermanita de Jonatan le gritó desesperada pero el hombre era medio sordo, no la escuchaba y cuando se enfurecía menos oía. La niña entendiendo cómo era su padre solo corrió hacia la ventana para que la gata pueda escapar. En ese momento Magui pensó: "esa ya no es la casita del árbol de nueces que tanto amo. Ahora sólo es la casa del nogal"
A fuerza de una sola patada sintió que un hogar no son los ladrillos que la forman, sino el amor de quienes habitan en ella.
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La inverosimil aventura de las mascotas del hogar
AdventureEs la fantasía, fábula o esquizofrenia de Jonatan y Lili, siendo su vida el relleno del sanguchito de dos mundos, el perruno y el gatuno, panes que poco tienen que ver entre sí, pero el relleno humano, en el fuego cruzado paga las consecuencias de l...