012 Magui versus la lluvia, el granizo y el Reyrataton

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Magui no sabía cuánto tiempo había pasado, los días simplemente fueron sucediendo uno tras otro, y otro más después de todos esos, y dos pares de apocalipsis festivos quedaron atrás. Jonatan y Lili eran un recuerdo lejano. Paso mucho tiempo para la vida de una gata que todavía se sentía peluche, aunque no tanto como antes.

La vida en constante conflicto contra la peste y el hambre era muy distinta a la vida relajada que se tenía en un hogar, era agotadora y en estos momentos estaba más agotada que nunca. Para colmo estaba por llegar la temporada de lluvias con sol (según los humanos y "la ladra" la primavera).

A Magui le gustaba a medias la primavera. La parte que le agradaba era el fin del frío para pasar de una temperatura más templada a cálida. La parte que le molestaba era la lluvia que llegaba cuando quería y se iba sin avisar. En estos momentos poco le importaba mojarse porque tenía problemas mayores como combatir la peste y no morir de hambre, así que mojarse era lo de menos.

Magui ha visto como otros gatos se unieron a la causa y fueron devorados. A ella no le agrada recordar eso pero los momentos más desagradables quedaban tatuados en la memoria y estos aparecen cuando uno no se los espera:

Los tres gatos negros y mascarita siempre prudentes. La prudencia, y la buena suerte, los mantuvo vivos hasta ahora. En todo este tiempo pudieron descifrar que el descuido y las miserias humanas propagaban la peste.

Magui recordó la ante última reunión con sus compañeros:

—La peste es contaminación— declaró mascarita

—La peste es enfermedad— agregó el gato negro pequeño

—La peste es lo que los humanos no quieren ver ni afrontar— develó el gato negro mediano

—Pero las "cosaratas" están ahí reproduciéndose en la casa del basural o del basural con una casa, porque no sabemos qué fue primero ni que fue después. Solo sabemos que allí vive un hombre loco con sus perros y las "cosaratas"— sentenció el gato negro mayor

—Ese es su hogar ¿Será que el hombre loco adoptó a las "cosaratas"? Es un problema muy grande porque se están reproduciendo— acotó Magui

—No podemos con todas, somos muy pocos, la peste mata a los pequeños, las "cosaratas" se comen a nuestros compañeros, perdimos la cuenta de cuantos fueron ya— preocupada agregó mascarita

—Pero aquí estamos, instalados cerca de ellos— dijo con determinación el gato negro pequeño

—No se cuanto duraremos pero estamos empeñados en enfrentarlos— decidido agregó el gato negro mediano

—Sabemos que en el centro del basural está el "hoyo", ahí vive confinado el "reyrataton". Por lo que vimos son varias unidas por la cola, no sale nunca de su hoyo, creemos que no puede salir. Los otros "ratatones" lo alimentan tirandole comida, y el "reyrataton" se encarga de reproducirse todo el tiempo. Luego de un tiempo salen crías cuando son lo suficientemente grandes y fuertes para valerse por sí mismas— informó el gato negro mayor

—No podemos seguir así, tenemos que hacer algo— rápido acotó Magui

Ella recordó que se oscureció el cielo y comenzó a llover muy fuerte de repente. Tras unos minutos llegó el granizo y se escucharon gritos en la casa del basural. Los gatos salieron para ver qué había sucedido y los "ratatones" intentaban comerse al "hombre loco" que habitaba en ella. Los perros trataban de enfrentarlas pero los "ratatones" contraatacaban a los perros. Los canes acudían al lugar por montones y de todos lados. El granizo seguía cayendo. Los perros peleaban contra los "ratatones" tratando de defender al "hombre loco" que estaba muy lastimado. Los gatos se miraron entre sí y corrieron para enfrentar a la peste. A Magui se le ocurrió una idea. Avisó a los gatos que pronto volvería con ayuda. Había escuchado el sonido de una sirena y corrió en su búsqueda, sin saber si era un patrullero, una ambulancia, o camión de bomberos. Recordó lo que escuchó de Jonatan y Lili, que en esos vehículos hay gente que se encarga  de las emergencias humanas y pensó: "¿Que mayor emergencia que ésta? Si hay un humano lastimado ellos van a intervenir, esta puede ser una gran oportunidad para terminar con la peste". El sonido era de un patrullero que circulaba lentamente, ella saltó sobre el capó mientras la lluvia y el granizo seguía cayendo. Empezó a hacer gestos raros para llamar su atención. Uno de los oficiales hizo cara de desagrado, mientras que el otro se conmovió al ver a la gata con heterocromia sufrir por el granizo. Salió rápidamente para intentar darle refugio en el patrullero. Ella no se dejaba atrapar pero tampoco se alejaba del todo, solo le clavó la mirada por un instante, él se enterneció y la siguió.

El oficial vio una batalla campal de perros y "ratatones", quiso irse del lugar pero divisó al hombre loco caído, e hizo un llamado. Magui orgullosa volvió a la trifulca y les dijo a sus compañeros "aguanten porque toda la humanidad acudirá al rescate del hombre loco y cuando vean que el rataton también es un peligro para ellos las van a erradicar" Y así fue. Varias sirenas acudieron, trayendo una multitud de gente con uniformes variados. Algunos limpiaban la peste del basural, otros llevaban al "hombre loco" a una ambulancia, quien sollozaba porque no quería separarse de sus perros "ellos me cuidan por favor necesito estar con mis perritos". Luego vieron como El "Reyrataton" era desalojado de su pozo para confinarlo en una jaula.

—Sin "Reyrataton" no hay reproducción— exclamó el gato negro mayor —nunca vimos que un rataton se reproduzca sin su rey, porque las crías son vulnerables y ellos devoran todo lo que sea vulnerable, así que sólo resta comer a los pocos que quedan. Los perros se deshicieron de muchos pero ellos no se los comen.

A Magui se le hizo agua la boca —como me comería un "rataton" en este momento— exclamó mientras le hacía ruido la panza del hambre. Pero ningún gato se podía acercar porque ese lugar era un mundo de gente. Los demás perros, algunos aún estando heridos, también huyeron del lugar, no quedó un alma canina en el basural, salvo los compañeros del "hombre loco".

Esa habría sido una ocasión perfecta para festejar, pero ningún felino tenía energía para eso. Estando empapada Magui volvió al lugar donde compartía morada con mascarita y los gatos negros, hicieron una pausa, se miraron satisfechos entre sí y se echaron a dormir agotados. Magui pensó que ya era tiempo de volver con su familia, en su mente todavía rondaba la pregunta "¿El señor shogun todavía enviara a Jonatan para realizar mi extracción?"

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Buenas tardes señor Paschetto soy el Autor:
Quería avisarle que la obra “Horror” de HugoTabare en el relato 01 podrá sentir lo que sienten los gatos hacia los ratatones.

La inverosimil aventura de las mascotas del hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora