Era un nuevo día para los adolescentes en Nueva York. Ésta bella ciudad apenas se encontraba iluminada por los primeros rayos del día. Se contemplaban sus inmensos edificios y rascacielos que cuando se miraba al cielo para ver el fin de la construcción se sentía mareos por la gran altura; el tráfico apenas comenzaba a temprana hora y los estudiantes se preparaban para otro ciclo escolar.
Primer día de clases en Roosevelt High School. Todos los alumnos estaban muy emocionados como cualquier primer día; encontrabas ya los clásicos grupitos: populares, nerds, atletas, etc. Los maestros estaban en las aulas preparando su material para empezar la clase en unos minutos.
La chica pelirroja con una coleta, ojos azules que hacían resaltar sus pecas,había llegado a la escuela a las siete en punto, muy buen tiempo, ya que las clases empezaban dentro de media hora. En ese tiempo de sobra que tenía, Abril la utilizó en ir a revisar las hojas de máquina que estaban pegadas en la pared donde venían los nombres de los alumnos y los números de los casilleros asignados a cada uno. La chica llegó donde estaban las hojas, colocó su dedo índice y lo fue deslizando hacia abajo leyendo cada renglón para encontrar su nombre.
-¡Bingo!-. Pensó.- Número veinticinco de la lista: O'Neil, Abril...
Memorizaba mientras deslizaba su dedo hacia la derecha leyendo en orden la información. Después de saber lo necesario, unas manos le cubrieron los ojos y sonrió.
-¿Quién soy?-. Una voz masculina se hizo escuchar, a Abril se le hizo muy conocida y sonrió aún más.
-¡Casey!-. Exclamó, volteándose para encontrarse con el chico más apasionado por el hockey, tenía su cabello negro decorado con un paliacate y su no tan perfecta sonrisa, vestía su típico conjunto de ropa con combinaciones de café, negro y gris. -¿Cómo has estado?-. Abril lo abrazó en forma de saludo.
-Bien, ya extrañaba verte como una chica común en una escuela común con vida común-. Contestó él alborotándole su cabello.
-Yo también te extrañé-. Decía entre risas hasta que fue interrumpida por la campana que indicaba el inicio de clases-. ¡Oh!, ¿Qué clase tendrás ahorita?-. El chico sacó una hoja de papel arrugada desde su mochila.
-Física
-¡A mí también! ¡tocamos juntos!, que suerte, ¿vamos a dejar los libros y después vamos al salón, te parece?
-ClaroCasey y Abril fueron a dejar sus libros a su casillero asignado y después se encaminaron a su salón, cuando entraron eligieron pupitres juntos y tomaron asiento.
Abril ya extrañaba esa sensación social en la clase, tomos charlaban al mismo tiempo y se formaba un tornado de voces juveniles tan molestas para el profesor. Unos minutos después, empezó la clase y la alegría se esfumó dejando a los alumnos aburridos escuchando la revisión de asistencia y presentación.
Luego de las breves actividades que llevó acabo el maestro, una chica entró al aula jadeando, tenía su cabello alborotado, ondulado, color castaño claro y las puntas oscuras, su blusa y chaleco no se apreciaban bien acomodados, de sus pantalones negros colgaban dos cadenas, de las cuales una de ellas se quedó pendiendo de su cadera.
-Seguro venía corriendo-. pensó Abril.Al momento de entrar, la chica abrió la puerta casi de golpe lo cual hizo que el profesor se diera cuenta que había llegado tarde. Alguien siempre tiene que llegar tarde, ¿no?
-Me podría explicar, ¿Por qué llega a estas horas, señorita?-. Preguntó el profesor un tanto molesto.
-Discúlpeme, tuve unos contratiempos-. Contestó la chica muy acelerada desde el marco de la puerta.
-Ya veo-. Se detuvo a pensar -Como es primer día de clases dejaré pasar éste inconveniente, pero que no se vuelva a repetir, ¿Entendido?-. La chica asintió con la cabeza-. Puede pasarCon esta última palabra el maestro hizo una seña para que entrara al aula. Ella caminó despacio y recorrió el salón con la mirada buscando un lugar desocupado donde sentarse, encontró un pupitre, exactamente al lado de Abril, se dirigió hacia allá, tiró la mochila bruscamente sin preocupación y se sentó de una manera desesperada. Abril notó que estaba muy incómoda y exhausta, podía observar su respiración agitada.
-¿Estas bien? Te ves cansada...
-Oh, sí, sí, estoy bien-. Replicaba- Sólo... -. Se detuvo a pensar, indecisa por alguna razón, lo que obligó a la pelirroja a poner más atención- Tuve una pelea, pero no pasa nada
-¿Enserio?, no me mal interpretes pero, ¿te puedo preguntar con quién peleaste?-. Abril se notaba interesada pero preocupada y la chica volvió a crear silencio.
-Los dragones púrpuras-. Sí, los famosos dragones púrpura, la banda de ladrones que se creen dueños de todas la calles de la zona, cada uno de ellos trae el tatuaje de un dragón en el brazo derecho, cobran -especialmente en lugares públicos- para brindar "seguridad" Sin embargo, si no les pagas te va mal. Muy mal. Es irónico, de los únicos que te tienes que cuidar son de ellos mismos pero aún así te cobran para esconderte de ellos, todo está de cabeza. -Lo bueno es que no alcanzaron a hacerme daño- Dijo la joven un poco más relajada acomodándose su cabello.
-¡¿Qué, con los dragones púrpura?!- Exclamó Abril pero no fue audible para el profesor.
-Sí, pero gracias a un... sexto sentido-. Soltó una risita- Presentí que me seguían, sin embargo me robaron mi celular y apenas escapé, lo único que no me lograron quitar fue mi mochila, ahí traigo mi cuaderno donde escribo mis versos y eso nadie me lo quita- La chica trató de sonreír tomando en su mano un dije de oro en forma de libro que colgaba de su cuello.
-¿Presientes cosas?
-Pues... sí, algo así, aunque no siempre... no soy bruja, sólo aclaro- La pelirroja rió.
-¡Yo también presiento cosas!
-¡Genial! ¿Y si somos hermanas?-. Comenzó la chica y ambas rieron para después recibir un pequeño regaño de su educador.
-Así que... ¿te gusta escribir versos?-. Se limitó a cuestionar Abril, le había caído bien la chica, además necesitaba ser más social, no siempre tendrá amigos tortugas mutantes, ¿cierto?
-Me apasiona-. Aclaró la joven.- Sólo escribo lo primero que se me viene a la mente combinado con mis sentimientos y ¡bum! Aparecen varias estrofas... Alto, todavía no se tu nombre
-Cierto, me llamo Abril O'Neil
-Yeiny Olsen, un gusto, compañera
-Lo mismo digo-. Replicó la pelirroja.- ¿Te gustaría acompañarnos a Casey y a mí en el almuerzo?-. Señaló a su amigo que estaba dibujando un jugador de hockey en su libreta completamente distraído de lo que el profesor dijera, al igual que todos a decir verdad. Yeiny volteó a ver a al chico para cerciorarse quien era y después afirmó con una gran sonrisa.Después de tres horas de clases, sonó la campana y todos salieron a los pasillos los cuales se llenaron rápidamente en menos de un segundo. Hora del almuerzo.
-Yeiny, la cafetería esta por allá-. Dijo Abril confundida señalando al lado opuesto a donde se dirigía su amiga.
-Necesito saber dónde es mi casillero para dejar mis libros-. Explicó pues la prisa por llegar lo más temprano posible al salón le impidió acomodarlos en su casillero.
-¿Quieres que te acompañemos?-. Cuestionó Casey.
-Adelántense, no importa, los buscaré en la cafetería
-De acuerdo-. Dijeron sus amigos viéndola alejarse.
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Nueva Vida
FanfictionUn día, los adolescentes viven otro día sin mucha importancia de su vida, después de veinticuatro horas están en aprietos, hacen nuevos amigos y enemigos, conocen mutantes que creían que era sólo ciencia ficción, enfrentan la muerte, se ven obligado...