Capítulo 17

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-¡Jame!-. Exclamó Splinter mientras sus alumnos se levantaban del suelo.- Ahora, haremos lo mismo pero otros movimientos, lagartijas, ¡Hayime!
Cada uno se puso en posición y siguieron la orden, una y otra vez, se esmeraban haciendo varias actividades y nadie nunca se quejó durante los próximos quince minutos. La más flexible de las jóvenes era Elsa, claramente era bailarina profesional y, por lo que había dicho, los ejercicios de calentamiento los llevaba haciendo desde hace poco más de diez años.

-Bien, ahora quiero que mis hijos y Abril apoyen a su pareja de entrenamiento enseñándole o practicando los movimientos básicos, patadas y golpes, ustedes ya saben cómo. Yo trabajaré con Alex
-¡Hi, sensei!-. Afirmaron los mencionados dándoles un ejemplo a sus compañeras de qué era lo que deberían de decir para dar una imagen de honor y respeto, ellas ya empezaban a captar.
-¡Hi, sensei!-. Replicaron las adolescentes formando un coro de lindas voces.


Todos obedecieron las órdenes de su maestro. Los jóvenes ninjas trataban y enseñaban con paciencia y respeto en general, pero claramente cada uno tenía su propio estilo natural de enseñanza, por ejemplo: Miguel Ángel hacía su clase amena, era divertido y sumamente tolerante lo que hizo sentir a Banny cómoda; Leonardo, por otro lado, era el que más se basaba en enseñar a la manera de Splinter, su paciencia y su corta pero perfecta explicación sobre todos los aspectos de los ejercicios lo hacían ver muy profesional haciendo que Yeiny pudiera hacer cada movimiento a la perfección; obviamente Andy era una de las personas a las que no les agrada que otros de digan que hacer y que le haya tocado Rafael como compañero había sido asombroso, no explicaciones, no tolerancia sólo hacer los ejercicios, unas cuantas correcciones para hacerlo mejor pero Andrea lo entendía, si un chico como él hace que mejore era un buen camino, su aspecto y figura era suficiente para saber que tenía buena experiencia y determinación para hacer lo que sea al pie de la letra; Donatello era muy diferente, ochenta por ciento del tiempo era habla, explicaciones del por qué, para qué, y cómo de la actividades, el otro veinte por ciento era práctica, antes de terminar de hablar, Elsa ya estaba dominando los movimientos y trataba de evitar preguntas como "¿así?" pues ya sabía que un mar de aclaraciones y comentarios científicos estaban por venir; la primera en aprender más rápido sin duda era Alex, su instructor enseñaba con precisión y serenidad lo que provocó que Alex lo hallara confortable pues desde su niñez en Japón hasta ahora con sus padres adoptivos en Nueva York había estado bajo indicaciones de alguien profesional.

El entrenamiento duró dos horas en total, a las cuatro con treinta minutos el sensei dio la indicación de que todo había terminado y se despidió de sus alumnas con una última frase "La práctica hace al maestro, que les quede claro que no sólo practicarán aquí" Las adolescentes entendieron que iban a ensayar cada vez que tuvieran la oportunidad, se despidieron con una reverencia y fueron directo al sillón dejando a Splinter meditar en paz.

Las chicas tuvieron que estirarse un poco y descansar por un tiempo, sus manos dolían por los golpes que le habían dado a un muñeco lleno de algodón, paja y papel; sus rodillas no podían más y sus columnas tronaban a cada giro o estiramiento, trataron de quitarse las vendas pero los experimentados compañeros ninja les aconsejaron que sería mejor que se acostumbraran a ellas, bufaron y aceptaron aunque les calaba los brazos y sabían que las vendas dejarían unas marcas. Sin tomar mucha importancia al mensaje, Gina desnudó sus brazos y pies, se colocó sus botas diciendo:
-Bien, tengo que irme, gracias por todo Abril, eres buena maestra-. Le guiñó un ojo y se colgó su mochila guardando en ella el vendaje.- ¡Nos vemos mañana!
Y sin más que decir, se alejó agitando su mano pero al momento de dirigir su mirada a su camino chocó con el pecho de alguien, reconoció ese aroma: rico, audaz pero estresante para ella y retrocedió enojada.
-Agh y justo ahora tenías que aparecer tú-. Se quejó y lo rodeó.- Me voy, adiós
-Oy, perdón-. Casey alzó los brazos con inocencia y se apartó de su camino viendo que Gina pasaba los torniquetes de acceso de metro en la entrada y se iba corriendo sin dirigirle otra palabra.- Ya, enserio ¿qué le pasa?-. Preguntó viendo cómo la chica desaparecía por el túnel sin esperar una respuesta, todos le sonrieron en forma de contestación y comenzaron a platicar.
-Sólo no te cruces en su camino-. Manifestó Rafael divertido.
Al cabo de unos minutos de plática, decidieron jugar un juego de mesa, Leonardo trajo una caja en donde aparecía el nombre "laberintos y mutantes" el cual aprendieron a jugar pronto mientras Banny empezaba sus clases de cocina con el Chef Mikey, o si no le podía llamar Master Ninja Pizza.

Casey se unió al juego y saludó a cada uno de sus amigos sorprendiéndole la presencia de Andrea, la última vez ella no estaba, lo recordaba bien.
-Hola, Andy... woah sólo falta que esté Banny para completarnos-. Rio con sarcasmo el chico.
-Pues...
-Uh, no me digan que está aquí
-¿Qué tu no acabas de...?-. Rafael no podía creer que no haya visto a Banny irse junto a Mikey, sabía que su amigo no veía en ocasiones, era muy distraído pero tampoco lo creía ciego, suspiró-. De acuerdo, no te decimos-. Respondió por fin recibiendo unos ojos fulminantes pero graciosos de su mejor amigo.
-¿Está aquí sí o no?
-Con Mikey, en la cocina-. Aclaró Leonardo.
-Vaya, ¿quieren que de una vez le llame a Shannon y su pandilla para que vengan?-. Jugó el jugador de hockey.
-¡No vuelvas a mencionar ese asqueroso nombre!-. Explotó Andy y Casey pegó un salto para luego disculparse, la chica rio y comenzaron a jugar.
Fue un juego gracioso y alegre, no hicieron nada más que reír y amenazarse jugando. Tras pasar una hora, Alex fue la primera en informar que ya se iba, pues era una buena hora para partir y lograr terminar la tarea a tiempo, poco a poco fueron juntándose las demás chicas quedando sólo Abril. Las cuatro tortugas se reunieron para despedir a sus queridas amigas.
-Abril, ¿vienes?-. Cuestionó Yeiny.
-No, gracias me quedaré un rato más
-De acuerdo, ¡nos vemos luego!-. Exclamó Elsa dirigiéndose a todos los que estaban presentes en la sala.
-¡Adiós!
Las chicas platicaban mientras caminaban a la salida de la alcantarilla y continuaron todo su recorrido hasta llegar a sus respectivas casas. Los mutantes siguieron con lo suyo, platicaban y convivían, fue hasta que el sol escondió su último rayo de luz que se prepararon para salir al patrullaje nocturno que empezaría en un par de horas, al igual que lo hacían Zoe y Claire en la sede del pie solo que ellas tenían un propósito totalmente opuesto.

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