Capítulo 15

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-¿Pero qué...?

Banny y Andrea miraron hacia la entrada del laboratorio donde pudieron apreciar a una rata gigante y atrás, muy atrás, se asomaban de la pared ocho cabezas, cuatro de un lado y cuatro del otro, rápidamente lograron reconocer que cinco de ellas eran sus amigas, allí estaban Yeiny, Elsa, Gina, Alex y Abril con rostros preocupados y nerviosos; el resto eran mutantes asomados, incluidos Rafael; en fin, diferenciaron el color de los antifaces en cada una de las criaturas, todas de diferente color. Todo era demasiado para las chicas.

Las cabezas de las inocentes jóvenes daba vueltas y las preguntas no paraban de surgir ¿Qué estaba ocurriendo? El temor y los nervios asaltaron sus cuerpos, sin embargo la curiosidad era la que reinaba en sus mentes. ¿Miedo? Ninguna tenía miedo, más bien tentación a descubrir lo que pasaba. No podían pensar más, sus cabezas explotaban y prefirieron tomar con suavidad el asunto, todo se sabrá a su tiempo.

-Wow-. Banny no resistió más, todo el enrollo lo hizo a un lado y se encontraba dando vueltas alrededor de la rata examinándolo con la mirada, ya todo parecía simple. Andy mostró sus ojos de sorpresa por la reacción de su amiga pero, al ver que no había peligro, su corazón comenzó a desacelerar y guardó silencio, buscando encontrar la mirada de sus compañeras.
-Disculpa, sensei, no sé bien lo que pasó sólo me encontré de repente a las chicas detrás de mí-. Dijo Donatello al ver que su padre exigía una explicación especialmente de él.
-¿Y todos están bien?
-Sí, todos. Discúlpeme por mis gritos, a veces me asusto mucho pero... me acostumbro rápido-. Concluyó Banny con una mirada llena de inocencia.
-Aja... nada grave-. Añadió Andy cruzada de brazos a su amiga encogiéndose de hombros.

Splinter enarcó una ceja mientras llevaba sus brazos atrás de su espalda para luego entrelazar sus manos, su altura e imagen intimidaba un poco, sin embargo no ofrecía temor después de cierto tiempo, sólo nervios. El maestro abrió su boca para decir algo pero Yeiny se le adelantó.
-¡Sensei!, ellas son amigas mías, le presento a Banny y Andy-. Que existiera una amistad entre las dos adolescentes era sorprendente todavía, eran diferentes en todo, hasta en saludar fueron distintas, Banny atenta y Andy desinteresada.
-Oh... y ¿qué andan haciendo por acá?
-Ah cierto, se me olvidaba, ten tu cuaderno Yeiny-. Banny le extendió la mano con el negro cuaderno a su compañera y ésta lo tomó.- Me acordé que lo traía después de clases así que te seguimos.
-El resto... ya lo dedujeron, supongo-. Agregó Andy.
-Cielos... gracias chicas, pero pensé que tú querías quedártelo hoy-. Se dirigió a la risueña.- No terminaste de leer y te lo presté para que te lo llevaras por éste día.
-Oh...-. Fue lo único que dijo Banny al sentir la mirada fulminante encima de ella, si las miradas mataran, ella probablemente estaría muerta. Rió nerviosamente sin hacer contacto visual con nadie exceptuando Yeiny.
-Bueno... ¡Todas al dojo!-. Exclamó Hamato Yoshi encaminándose a la salida.- Sin excepciones...-. Dió una última mirada atrás dejando muy en claro el mensaje para Andrea y Banny y siguió con su camino sin más que decir.

En el Dojo, Splinter ordenó que todas se hincaran frente a él. Una muestra de respeto, no de superioridad.

-Antes de seguir con el entrenamiento, necesito aclarar algo... Banny, me di cuenta que estás preparada mentalmente para poder adaptarte a cualquier ambiente. Andy, veo en ti una fortaleza y valentía para poder defenderte a ti misma o a otras personas.
-Ah... Gracias-. Fue todo lo que dijo Andy pero su agradecimiento fue sincero, alguien se dio cuenta de lo que era capaz de hacer y cómo es, lástima que ese alguien ni siquiera era humano, aun así la felicidad calentó su corazón. Nadie le había hablado de una manera tan maravillosa como lo había hecho el mutante en tan sólo minutos de haberla conocido. Empezó a tomar la idea de considerar a Splinter como una persona a la cual seguir, admirar y, talvez, querer.
-Quiero decir que sus habilidades y formas de ser son extraordinarias y me gustaría que se unieran a sus amigas en el entrenamiento de ninjutsu-. Aclaró el maestro con su increíble paciencia.

En ese instante, las dos adolescentes comprendieron lo que sus amigas les habían comentado durante casi todo el día: las clases de artes marciales después de la escuela, el maestro Splinter, amigos "extraños", las cosas extraordinarias que el maestro les había dicho sobre ese arte, etcétera, etcétera, etcétera. De hecho, la idea de practicar el ninjutsu sonaba atractiva con todo lo que sus amigas habían dicho y más ahora que se los habían ofrecido personalmente sin que ellas lo buscaran siquiera. Todo ese misterio ya estaba aclarado la rata mutante era el maestro de artes marciales, Splinter y sus amigos extraños eran las tortugas mutantes.
Las cinco jóvenes que estaban alrededor daban pequeños saltos incómodos ya que no abandonaban su posición hincada, el maestro sonreía por el comportamiento de sus alumnas y esperaba las respuestas.

-¡Digan que sí!-. Animó Yeiny.
-¡Vamos chicas, adelante!-. Secundó Gina.
-¡Acepten!-. Exclamó Alex.
-¡Esto será divertido!-. Continuó Elsa.
-Sí, sí, sí, sí, ¡vamos!-. Terminó Abril. Toda la motivación que habían adquirido no hizo más que apoyar la respuesta que aún no expresaban. Finalmente, con una sonrisa de oreja a oreja, contestaron:
-¿Será gratis?-. Cuestionó Banny.
-Totalmente
-Cuente conmigo, sensei-. Aceptó Banny sonriente e hizo una pequeña reverencia.
-Estoy en el equipo-. Dijo Andy muy entusiasmada.
-Me da gusto que hayan aceptado... alumnas-. Esa última palabra se sentía tan bien y obviamente no era igual en lo absoluto cuando los maestros se lo decían en la escuela, esto era mil veces mejor.- Bienvenidas al clan Hamato, ahora, antes que nada, les presentaré a mis hijos... ¡Leonardo, Donatello, Rafael y Miguel Ángel genzai!-. Exclamó Splinter con la última palabra en japonés "vengan acá". Unos segundos después las tortugas aparecieron delante de las chicas que se acababan de levantar. ¿Hijos? ¿De dónde? ¿Quién podría ser la madre? Se preguntaban Andrea y Banny, era imposible que cuatro tortugas fueran hijos de una rata, pero eso no era lo más extraño que había pasado en todo el día, lo dejaron pasar.- Les presento a mi hijo mayor, Leonardo, él es Donatello, aquí está Rafael y el más pequeño, Miguel Ángel

Las chicas sonrieron y saludaron con un amistoso 'Hola'. Algo notable era que Rafael, el más temperamental, sorprendentemente era el que más sonreía cuando las jóvenes lo hicieron. Hamato Yoshi decidió dar unos minutos para que se conocieran y, cuando ya no había mucha timidez en el aire, el sensei dio inicio al entrenamiento casi llenando el dojo de alumnos tanto nuevos como viejos.

-¡Hayime!

*****
Hola! Bueno, chicos, tratare de seguir actualizando todos los días aunque mis vacaciones de acabaron, como quiera ya saben que el fic-novela está mucho más avanzado en su propio álbum del grupo de Facebook llamado Soy fan de tmnt 2012 y que?!! Pero lo encontrarán sin editar y un poco mal redactado eso por eso que estoy corrigiendo y lo paso a Wattpad. Ojalá y les haya gustado el cap, sigan comentando (me motivan los comentarios:D) Y si les gusta les agradecería infinitas veces que lo compartan*o*. No se olviden de votar!
Los quiero!

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