Capítulo 16

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El maestro les dio a cada alumna nueva unas vendas que le colocaban en los antebrazos, manos y pies, por lo que se tuvieron que quitar sus zapatos y chaquetas, los chicos se ofrecieron a ayudarlas, lo que fue un agradable gesto, obviamente el primero en ofrecerse fue Leonardo cuando vio batallar a Yeiny y sus hermanos lo siguieron ayudando a las demás. Las mejillas de las jóvenes se sonrojaban cuando los chicos se hincaron frente a ellas y vendaban sus pies con sus uñas pintadas, agradecieron que ellos estaban muy concentrados en su amable gesto para que no vieran sus rostros. Al terminar, les agradecieron.

Cuando ya estaban todos listos, empezaron a calentar, haciendo un ejercicio asignado, la sala estaba en un silencio cómodo. Como Splinter quería organizarse perfectamente, tuvo la grandiosa idea de asignar a cada alumno una pareja de entrenamiento, al comunicárselo a sus alumnos ellos explotaron. Leonardo quedó con Yeiny. Donatello con Elsa. Abril con Gina y Alex. Rafael con Andrea. Y Miguel Ángel con Banny. Los latidos del corazón de cada estudiante eran más rápidos que hace unos minutos y evitaban el contacto visual con su pareja, lo cual hacía pensar a los mutantes que a las chicas les incomodaba la presencia de criaturas que nadie sabe de su existencia excepto ellas, no obstante, si sus miradas se conectaban, sólo se regalaban una sonrisa mutuamente, una sincera, haciendo cambiar los pensamientos de los chicos.
Todas las parejas se recostaron en las alfombras del dojo y comenzaron a hacer abdominales en equipos, uno frente al otro entrelazando sus pies descalzos mientras el sensei caminaba por un lado de cada conjunto corrigiendo los malos movimientos de quien los tenía.

En un momento, en la alfombra roja con hermosas figuras irregulares doradas donde se encontraban Mikey y Banny haciendo el ejercicio no muy bien, pero lo hacían. En un mal movimiento de los dos levantaron sus torsos para acercarlo a sus piernas, pero, como lo hicieron al mismo tiempo, sus frentes golpearon, se hicieron para atrás y empezaron a sobarse con la palma de la mano hasta que se cruzaron sus miradas y comenzaron a reírse.

-Lo siento, no me fijé-. Se disculpó Banny.
-No hay problemo, yo tampoco lo hice-. Respondió Mikey sonriendo. Los dos se sentaron y se apoyaron en sus brazos.
-Mikey, y a ti ¿Qué te gusta hacer?
-Mmm... pues adoro jugar videojuegos, me encanta la pizza, me gusta cocinar, bailar, escuchar música y practicar ninjutsu
-Wow, a mí también me gusta hacer todas esas cosas, pero no sé muy bien cocinar, la última vez que traté casi explotaba toda la cocina-. Comentó Banny mientras hacia una carita inocente y Mikey la miraba divertido.
-Oh... bueno, si quieres te podría enseñar a cocinar-. Se ofreció el mutante.
-¡Sería estupendo!, gracias -. Dijo Banny y luego le dio un corto abrazo. La verdad, Banny quería aprender a cocinar porque siempre se tardaba mucho en hacerse un desayuno antes de ir a la escuela o porque no sabía hacer su comida ya que sus papás trabajan y no les da tiempo de ayudarla, para acabarla, es hija única así que no tiene con quién acudir y debe comprar comida hecha con su dinero.
-Por nada-. Dijo Mikey antes de seguir con el entrenamiento pues se percataron que Splinter se acercaba a examinarlos.

En la gran alfombra de color verde claro y café chocolate, se encontraban Rafael y Andrea. Estaban haciendo los abdominales rápido, pero claro, Rafael era más rápido, no obstante, el ritmo de Andy era similar a la del ninja, lo cual lo asombró. "¿Qué?, ¿es una broma?, ¿qué es todo esto?" Pensaba el chico "Primero, ella mágicamente entra a mi habitación ¡y no se asusta de mí!, después fue muy ruda con Donnie cuando a su amiga la defendía contra un mutante y ahora... ¡es demasiado fuerte!"

-Vaya, que velocidad-. Dijo finalmente Rafa sin parar de hacer el ejercicio.
-Si bueno, hago ejercicios así todos los días, no lo sé... me gusta-. Su respiración agitada era evidente pero no paraba de hacer las abdominales al igual que su compañero. Oh, no puede ser ¡le gusta hacer ejercicio! Esta chica es asombrosa.
-Ah, genial-. El mutante contradijo todo lo que acababa de pensar sobre ella.
-¿Por qué lo preguntas?
-No, nada, es solo que me impresionó un poco tu fuerza y a mí también me gusta hacer ejercicio, no es por ser presumido pero soy el más fuerte de todos mis hermanos y el más guapo también-. Se alagó a él mismo, con una sonrisa viendo al techo, no era exactamente un coqueteo pues él siempre habla así de él mismo. Andrea hizo una media sonrisa y rió por lo bajo.
-Uy, que hombre-. Comentó Andy e hizo que Rafa se riera.

Leonardo y Yeiny se encontraban haciendo la actividad asignada en un pequeño grupo al frente de los demás.

-Entonces... escribes versos...-. Inició Leonardo.
-Sí, me encanta hacerlo- Comentó Yeiny casi jadeando.- Siempre me inspiro en algunos de los momentos que vivo, ya sean felices, tristes, confusos...
-¿Y es como desahogarte de muchas cosas, no es cierto?
-Así es, siempre que estoy nerviosa, miedosa, emocionada... simplemente, me pongo a escribir y me calmo
-Vaya, que profundo...-. Yeiny rio ante el comentario de su compañero.- Yo me pongo a ver la televisión y veo mi serie favorita, héroes espaciales-. Mencionó orgullosamente el mutante y la chica volvió a reír pero calló rápidamente al darse cuenta que su risa fue más fuerte de lo esperado.
-¿Te gusta héroes espaciales? ¡A mí también!-. Compartió la chica.
-¡Increíble!-. Exclamó el mutante al mismo tiempo que millones de pensamientos acerca de su amiga empezaban a volar por su cabeza. Nadie lo había apoyado con sus gustos y decisiones, mucho menos con su serie favorita de televisión ya sea porque le decían que era aburrida, que apestaba o le apagaban el televisor.
-¡Lo sé!-. Gritó emocionada la chica.

En una esquina, Elsa no paraba de hablar sobre toda la tarea que le habían encargado hace unas horas, por lo tanto Donatello, quien era su compañero de entrenamiento se ofreció para ayudarla y aconsejarla sobre su proyecto para la clase de ciencias.
-Sí, después puedes conectar el motor a una excelente conexión conductora de energía, mueves la palanca hasta que marque el número del porcentaje en que deben estar accionadas todas las centrifugas que en este caso debería ser un ochenta por ciento y por último solo quedaría encender el aparato...-. Explicó el ninja.

Desde que Elsa supo que Donatello era demasiado inteligente comenzaron hablar de química, ya que ella también le emocionaba ese tipo de cosas y era muy buena en eso, casi al nivel del mutante de cinta morada. El mutante se sintió a gusto con Elsa porque compartían la misma pasión por la ciencia.

-Muchas gracias, Donnie, me sirvió de mucho, ya podré acabar mi proyecto pronto
-No hay de que, es algo que me gusta hacer
-Sí, se nota, aun así muchas gracias, sin tu apoyo me hubiera quedado atascada en ese problema-. Agradeció de nuevo la joven.
-Cuando quieras, Elsa-. Contestó Donatello sinceramente, se habían hecho muy amigos y algo que caracteriza a ese adolescente es la solidaridad.

El Entrenamiento continuó hasta su fin después de una hora, la incomodidad se había esfumado en tan sólo minutos y todos se llevaban muy bien, tenían poco en conocerse y convivían como si se hubieran conocido desde hace años, una confianza entre ellos creció como la velocidad de la luz, y comenzaban a formar una amistad inseparable.

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