Capítulo 13

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Eran las 7:00 de la mañana, Abril ya había entrado a la escuela y estaba preparando su horario de libros de todo el día, los libros que necesitaría los metía en su mochila y los que no iban directo a su casillero. Después de un par de minutos ya estaba completamente lista para empezar las clases, suspiró y cerró su casillero dando paso a Casey que estaba recargado en el locker siguiente saludándola con una sonrisa tierna, pero no lo es para todos.

-¿Cómo estás, Abril?
-Bien, ¿y tú?
-Bien... oye ¿crees que podrías pasarme los apuntes de la clase de Español?-. Preguntó el chico peinándose su cabello.
-Sabía que ibas a pedirme algo, siempre que haces esa sonrisa es que quieres algo-. Dijo Abril enarcando una ceja.
-Bien-. Su sonrisa nunca desapareció, ahora estaba un tanto nervioso.- Entonces...-. Continuó estirando la mano a la mochila de su amiga moviendo todos sus dedos haciendo que Abril riera y rodara sus ojos entregando el pedido.
-Gracias, eres la mejor
-Lo sé-. Abril cerró su mochila y dejó ir al jugador de hockey al salón para empezar a copiar los apuntes. Pensó en acompañarlo y ayudarlo en lo que se podía o podría ir a la cafetería y relajarse con un chocolate caliente esperando a quien sea, el día anterior no había sido nada relajante, la escuela, la persecución, las chicas nuevas, la tarea que parecía que no tenía fin... No lo pensó más y se dio la vuelta para ir por su chocolate, sin embargo Yeiny, Elsa y otras dos chicas se interpusieron en su camino.

-¡Hola!-. Exclamó Elsa y la pelirroja respondió al saludo.
-Abril, te presento a dos amigas-. Decía Yeiny orgullosa-. Ella es Banny y ella es Andy-. Banny se veía más amigable que Andy pero, como sea, a Abril le agradó-. Te las quería presentar ayer en el receso pero no te encontré... ya sabes por qué-. Dijo Yeiny burlona, Abril asintió en acuerdo.
-Hola chicas, mucho gusto-. Se presentó alegremente la pelirroja. Después de ese momento, llegaron Alex y Gina incorporándose al grupito de chicas.
-¡Hola a todas!-. Saludó Alex.
-¡Lo mismo digo!-. La siguió Regina. Al parecer hoy sería el día social. Yeiny presentó de nuevo a sus dos migas que conoció apenas el día anterior y Alex y Gina tuvieron que mencionar sus nombres.

Luego de unos minutos todavía tenían tiempo para seguir charlando, Abril aconsejó ir a la cafetería y aprovechar ir por su tan deseado chocolate, sus nuevas amigas estuvieron de acuerdo y la acompañaron, siguieron hablando de varias cosas después de sentarse en la mesa más grande que pudieron encontrar desocupada.

-Hey Gina, ¿porque ayer saliste corriendo ayer como burro sin mecate?-. Cuestionó Elsa y Regina rió.
-Lo siento, se me hizo tarde para recoger a mi hermanito de la escuela, ¿fui muy obvia en tener mucha prisa?-. Sus mejillas se ruborizaron ante el comentario que parecía un burro pero tenía en cuenta que sólo era una expresión y Elsa no lo dijo para hacerla sentir mal. Unos "No", "Claro que no", "Ni nos dimos cuenta cuando te fuiste", "¿Te fuiste?" estallaron al mismo tiempo, todas las adolescentes hablaban, excepto Banny y Andy que no entendían pero aun así se reían por el notorio sarcasmo que había por todas partes.
-Ow-. Soltó Gina haciendo pucheros, pero no aguantó más y se carcajeó junto con sus compañeras.
Los quince minutos que quedaban fueron suficientes para que se llevaran bien. A todas les agradó Andy y Banny, eran chicas educadas, chistosas, lindas, no obstante Andy era más ruda, claro que eso no discriminaba a ninguna.

El timbre sonó y caminaron juntas hacia el salón, eligieron pupitres seguidos y, a partir de ahí, fue pura diversión: platicaban, se lanzaban bolitas de papel o pedacitos de borrador, escribían al final de la libreta los nombres de las demás junto con el de un chico dentro de un corazón, hubo algunas ocasiones en que el maestro les llamaba la atención y Andrea solo lo insultaba a sus espaldas causando más risas.

Las clases se pasaron rápido, lo mismo pasó con el receso. Entre diversión ¿qué cosa no se pasa rápido? La salida llegó, todos salieron rápidamente de sus aulas, el intercambio de libros en los casilleros tomó el control sobre los pasillos y los baños se inundaron ¿la causa de ello? Ni idea. ¿Sólo para verse al espejo una vez más? Patético, como diría Andy. Las chicas se despidieron después de bajar las pocas escaleras que descendían de las puertas de Roosevelt High School. Banny y Andrea se fueron por un lado y las que restaban por el otro lado, ese día comenzaría el entrenamiento y ninguna quería llegar tarde. El hecho de que el sensei sea una rata mutante las presionaba aún más, no se sabía la razón pero apresuraron el paso.

-¿Has visto sus ojos? Son verdes, verdes, verdes ¡verdes! los veo y parecen que son un color neon... me derrito-. Contaba Andy sin hacer contacto visual con su acompañante, toda su vista se centraba en el guapo chico popular que estaba charlando con sus amigos, lejos de ellas.
-Si... los... he visto-. Tartamudeaba Banny quien reía a carcajadas y lágrimas se asomaban por su ojos mientras seguía caminando.- ¡Oye la libreta de Yeiny!-. Exclamó al ver que el cuaderno de versos de su amiga estaba en su mochila haciendo que Andy centrara su atención en ella.
-¿Qué hay con ella?
-Lo olvidé... me la prestó porque la quería leer en clase de Historia pero no se la regresé
-Cálmate, mañana hay clases-. Andrea la miró con ojos suaves y una sonrisa mientras que Banny abría más sus ojos a cada segundo que pasaba, creando un silencio incómodo.- ¿Qué?
-¡¿Qué de qué?! ¡Yeiny me dijo cuánto le importa su libreta! No hay un mañana...-. Chillaba moviendo la libreta negra forrada con una Y en color turquesa de un lado a otro.
-Vaya, que dramática... ¿estás segura de que no te la prestó por éste día?
-No me la prestó -. Su voz se hacía más pequeña a medida en que hablaba. De repente sus ojos se abrieron y su boca cayó abierta-. ¡¿Y si dice que se la robé?! ¡Me odiará! ¡No quiero tener enemigos a la semana después del inicio de clases! ¡Esto...!-. La mano de Andy cubrió la boca de la chica.
-Dios, para, está bien, está bien fueron hacia la Avenida Denver, si vas a regresar ese cuaderno más vale que corras-. Advirtió Andy sintiendo una sonrisa formarse debajo de su mano. Banny asintió.

Las dos chicas salieron disparadas, corriendo con la esperanza de ver a sus amigas. Sin embargo, llegaron a una esquina con un callejón a su derecha, al lugar no le llegaba mucha luz debido a la sobra que aportaba los dos edificios de apartamentos a los dos lados pero tampoco estaba oscuro.

Andy tiró de la mochila de su compañera lo suficientemente fuerte como para hacerla retroceder y esconderse detrás de la pared. Algo extraño pasaba ahí.

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