Capitulo 3.

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El enfermero se detuvo frente a una puerta blanca demasiado familiar para Hyungwon, pasó una tarjeta plateada en una pequeña caja frente la puerta. Con un leve pitido la puerta se abrió lentamente para darles paso. Hyungwon iba demasiado mareado para levantar la mirada. No camino mucho hasta que él enfermero lo sentó en una enorme silla blanca.

Hyungwon levantó la mirada, se encontró con los familiares rostros de los doctores que veía todo los días, todos portando mascarillas y batas blancas. Eran tres en total, dos hombres y la doctora Smith, que se acercó a él, con una sonrisa cálida.

—¿Como te sientes?—pregunto la mujer, deteniéndose junto a él.

Hyungwon no respondió, no por qué no quisiera sino porque no tenía la fuerza necesaria para hacerlo. La doctora lo noto y su sonrisa se volvió triste.

—Han pasado dos días ya, parece que tú cuerpo aún no ha terminado de expulsar toda la dosis del luxum—Hyungwon no dijo nada por lo que la doctora siguió—. La dosis fue demasiado alta... algunos no la resistieron.

Uno de los dos doctores se acercó a ellos, tomó una de las manos de Hyungwon, para luego meter una delgada aguja, Hyungwon hizo una mueca por el dolor, clavó su mirada en la pequeña jeringa clavada en su traslúcida piel, la pequeña jeringa comenzó a extraer su sangre. Era lo que hacían todos los días, le sacaban sangre, hacían analices, conectaban cosas en su cabeza y por todo su cuerpo. Era lo único que Hyungwon recordaba... Ser tratado como un conejillo de Indias. Pero él luxum lo había dejado tan débil, que sentía que cada gota de sangre que salía de su cuerpo, era comparado cómo un instante de su vida.

En algún momento perdió el conocimiento, se despertó al sentir unas manos tocar su cuello y al escuchar las quejas de la doctora Smith.

—No puedes hacerlo, Mart.

—Son órdenes, solo cinco sujetos de prueba resistieron la dosis, él fue uno de los cinco.

—¡Lo matarás! Tú lo has visto, él está mucho más débil qué los otros no resistirá.

—Entonces morirá, doctora—Hyungwon ni se inmutó al escuchar que probablemente moriría—. Estamos tan cerca, solo necesitamos una desviación más para que su sangre alcance el nivel que tanto necesitamos.

—Morirá—Dijo la doctora Smith, en un lastimoso susurró—. Su cuerpo no resistirá, deja que se recupere un poco más.

—No podemos esperar más, si sobrevive será traslado al centro a las afueras de la cuidad—Hyungwon sintió que le metían una aguja en la parte trasera del cuello, dejó salir un sollozo cuando el doctor metió otra aguja a cada lado de su cabeza—. Y si muere ¿Que más da? Es un repugnante Dark.

La doctora Smith no dijo nada más, él doctor se alejó un momento para luego regresar con una pequeña tableta blanca. Presionó el teclado y Hyungwon grito de dolor.

Las tres agujas conectadas a él, zumbaron con pequeñas descargas de energía, Hyungwon se retorció en la silla tratando de escapar y notó que ambas manos estaban amarradas a cada lado de su cuerpo. No sabía dónde sacaba la fuerza necesaria pero se escuchó así mismo gritar en entre súplicas que lo soltaran, que lo ayudaran, que tuvieran piedad de él... pero nadie lo ayudó.

No soportaría más todo su cuerpo temblaba violentamente y sentía que se quema. Su rostro estaba bañando por sus lágrimas. Su visión se manchaba por manchas de colores. Apretaba tan fuerza el respaldo de la silla que había enterrado sus uñas en el cuero de esta. Dejó salir otro grito de dolor, pero este vino acompañado de una bocana de sangre.

—¡Estas sufriendo una hemorragia! —Grito la doctora Smith, pero Hyungwon apenas logró oírla—. ¡Deténte! La sangre está saliendo hasta por sus oídos.

Darkness [HyungWonho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora