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Una pelirroja caminaba tranquilamente por los pasillos mientras leía un libro de poesía; sonreía al ver tan bellas palabras con un significado incierto y interpretado de diferentes formas. Saiki la seguía por detrás, a una distancia prudente, leyendo igualmente, aunque le dirigía su mirada unos segundos para luego volver a leer.

Saiki sabía que alguien más les estaba siguiendo, sabía perfectamente que era la pelinegra, era muy fácil ya que nunca dejaba de pensar en lo bella que era su amiga.

Soltó un mudo suspiro, sabía que esa pelinegra tenía ciertas oportunidades con su amiga, ____ tenía cierta... Diferencia con el gusto de las demás chicas, ella siempre dijo que las niñas y los niños eran hermosos por igual y que deberían normalizar el echo de andar con ambos, de igual forma, eran humanos, aunque en Japón aún no era muy aceptado esa clase de acciones. Además dijo que esa chica que actuaba extraño siempre, le resultaba algo linda y adorable a pesar de ser seria en su mayoría de tiempo.

Ayano Aishi siempre siguió a ____ Najimi desde la primaria.

Por alguna razón sintió una opresión en el pecho, llegaron al patio del instituto, cerca del campo de béisbol, donde la pelirroja se sentó con serenidad en el césped abriendo la bolsa que cubría el recipiente de su almuerzo. Él se sentó a su lado, haciendo lo mismo, y agradeciendo por la comida, tomaron los típicos palillos y comenzaron a saborear la exquisitez del bento.

____:
_Y... ¿Cómo te fue en tu primera clase, Saiki? ¿Algo interesante?._

Saiki:
_Estuvo bastante aburrido, no tenía a alguien que me molestara y me entretuviera con sus dibujos al lado mío._

____:
_Eso es una lástima, a mi me hacia falta alguien a quien mostrarle mi arte... Por cierto, te hice un dibujo nuevo._

La chica rebuscó en su mochila un bello cuaderno de dibujo color café, con una foto de ellos dos pegada en la portada, ambos haciendo caras raras, tenían diez cuando se la hicieron y la chica siempre la mantuvo cerca de ella, como si fuera el objeto más preciado que tenía.

Con cuidado, la chica pasaba las páginas del cuaderno, hasta toparse con uno en específico. Era un dibujo de un gato, en realidad, era el gato que siempre estaba afuera de su casa, ella solía alimentarlo todos los días antes de irse al instituto, y antes de irse a dormir.

Solía dibujarlo mucho, pero siempre decía que no era perfecto como debería ser, y que no le daría ningún dibujo hasta lograrlo.

____:

_Hoy, en la clase de matemáticas, mientras Ayano me hablaba de su amor platónico, me llegó la inspiración de repente y... Ahora que logré hacer mi dibujo perfecto, te lo quiero regalar a ti._

El chico lo tomó con delicadeza y sonrió, com su telepatía le dijo un pequeño "gracias", y volvió a su almuerzo, al igual que la chica.

Ayano había soltado un suspiro, y el enviaba miradas llenas de rencor al pelirosa, quien las ignoraba mientras disfrutaba de la comida que Najimi preparó con tanto esmero.

Al terminar, la acompaño a su salón de clase, se despidieron y al seguir su camino, cuando el pasillo por fin, estaba vacío, se dio la vuelta para mirar fijamente a Aishi, quien no tuvo tiempo para esconderse y solo se quedó parada en su lugar con la mirada firme a sus ojos que tranquilamente, la convertirían en piedra.

"Vete" fue lo que resonó en su mente antes de darse la vuelta y comenzar a correr en dirección contraria, Saiki soltó el aire que había retenido en sus pulmones y entró a su salón.

Había sido un largo día.

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