Capítulo 7

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Una vez más estaba siendo la burla de todos, me habían grabado y el vídeo estaba siendo viral, el título, "Lady curvas", malditos ineptos.

-¿Qué tal "Lady curvas"?- Christopher me esperaba en mi asiento

- Idiota, ¿Te quieres burlar?

- No, la verdad es que tienen razón, jamás había visto unas curvas como éstas- Me mostró una fotografía en su celular

-¿Crees que es gracioso?

- Gracioso no- Me vió -Sexy

- Tu sabías, ¿Cierto?

-¿Qué cosa?

- Que me harían eso, por eso me invitaste

- No, si así hubiera sucedido, me hubiera quedado a tú lado

- Seguro- Voltee los ojos - No lo creó, tenías mejor compañía

- A claro- Chasqueó sus dedos - Es eso, estás celosa

-¿Yo?- Sonreí - "Pff", para nada

Se levantó de mi asiento y se puso a mis espaldas y entonces susurró - Todas ellas valen mucho menos que tú

- Ajá- Me giré y lo ví tan cerca de mí

- Amo estos momentos en los que se te olvida odiarme

¡Mierda!, Tiene razón, estoy olvidando que lo debo odiar, pero es tan irresistible, ¡Carajo!, Otra vez no, maldito corazón, no lo veas bien•

Dí un paso hacia atrás, ¡Estúpida!, Estás en un salón, el espacio está ocupado por pupitres. Tropezé y quedé a centímetros del suelo.

- Cuidado presiosa- Él sostenía mi brazo y sonreía

- Gracias por tu ayuda- Me reincorporé a mi posición

-¿Seguimos en dónde nos quedamos?

- No quedamos en nada - Me senté en mi pupitre y él se fue al suyo.

Comenzó la clase y durante toda ella, Christopher me miraba y me sonreía.

Al finalizar, salimos a nuestro pequeño tiempo de almuerzo.
En el patio tracero, logré ver a lo lejos a Christopher, estaba acompañado de, ¿Adolfo?, Pero somos de salones distintos. Se pasaban entre ellos un cigarrillo y también una caja mediana. No tomé importancia, me dirijí al comedor.

La siguiente clase era Química, día de laboratorio. Yo tenía mi bata en mi casillero, junto a mis materiales.

Tomé mi llave, estaba a punto de abrir la puerta del casillero cuando llegó Christopher.

- Espera- Corrió hacia mí - Si quieres yo abro

- No, para eso tengo manos

- De verdad, yo te ayudo

- No - Tomé la llave y la coloqué el cerrojo, abrí el candado y seguido la puerta. No me esperaba nada. De pronto solo ví como bolas de masa y huevo caían sobre mi uniforme, estás se desprendían de una lámina dentro de mi casillero.

-¡Maldito!- Comenzé a retirar todo de mi uniforme

La señorita Gloria llegó al lugar, al igual que todos los alumnos. Ellos reían y aplaudían, una vez más, estaba siendo la burla de todos. Creo que en todos esos años, era lo peor que me habían hecho.

La señorita Gloria me llevó a mi y a Christopher a dirección.

-¿Qué fue lo que sucedió?- Preguntó el director Mario Luna

-¿No lo ve?- Contesté sarcástica

- Más respeto señorita Villacorta

- Lo lamento director, es solo que estoy muy enfadada

- Joven Marroquín, ¿Podría explicar lo sucedido?

- Pues, Lily abrió su casillero, y paso eso - Me señaló

- Créame que para un nuevo alumno, y más con sus referencias, no es bueno formarse mala fama

- No lo hice yo, lo hizo- Se detuvo intimidado

-¿Quién?, Vamos termine su frase

- Adolfo Mora, él me contó y por eso intenté avisarle a ella

- El Joven Mora, ¿Por qué no me sorprende?, Señorita Gloria, vaya por el Joven Mora

-¿Me puedo retirar?- Preguntó Christopher bastante apresurado

- De acuerdo, pero quiero advertirle algo, si se vuelve a ver envuelto en alguna situación parecida, se tendrá que atener a las consecuencias.

- Si- Christopher corrió fuera de la oficina

Estuve en la oficina del director, aproximadamente una hora, después de eso, salí y me dirijí a casa.

Estaba enfadada no solo con Adolfo, también con Christopher, ¿Por qué chingados no me avisó?

Total, la razón que hubiera sido, se portó mal conmigo y no se lo pensaba perdonar.

Querido CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora