sᴇᴠᴇɴ

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JungKook y SeokJin caminaban hacia la casa del mayor, estaban felizmente satisfechos por haber disfrutado de ese delicioso postre, sobre todo Kook, que amó cada gesto que Jin hacía cuando comía su pastel de fresa.

La pasé muy bien hoy, Jinnie... -Comentó sonriente. —Me encanta estar contigo.

Jin se sonrojó ante esas palabras, a él también le agradaba el chico con sonrisa de conejo.

— "A  m-í  t-a-m-b-i-é-n" -Contestó con una sonrisa tímida.

JungKook sintió unos enormes deseos de besarlo, sus labios picaban, pero no podía abusar de la creciente confianza que se estaba creando entre ellos, así que se limitó a, nuevamente, abrazarlo con todo el amor que sentía por él.

Al principio, Jin se incomodó con el repentino abrazo, pero terminó accediendo, porque, aunque era extraño, le encantaba la calidez que sentía con cada abrazo que Kook le brindaba.

Se sentía seguro y querido, al notar como el de cabellos oscuros se aferraba a él, como deseando jamás soltarlo, hacía que su corazón latiera con rapidez, deseando que el contacto jamás se acabase.

Quería permanecer así con JungKook por muchísimo tiempo. Y ese pensamiento lo petrificó.

Con pesadez, se alejó del muchacho que lo miraba con adoración, estaba confundido, ¿acaso estaba viendo a JungKook con otros ojos?

Te veo mañana, cariño. -Kook acarició su mejilla suavemente y no se resistió a depositar un pequeño beso en la zona.

Jin contuvo la respiración, esos suaves labios rozando su piel lo pusieron nervioso, así que con una pequeña sonrisa asintió y caminó a su casa, antes de entrar lo miró de nuevo y Kook se despidió con una radiante sonrisa y su mano alzada, siendo correspondido por Jin, que entró a su casa.

Ummm ¿Y ese chico tan guapo, hijo? -Cuestionó una dulce voz a su lado haciendo que brincara del susto. —Perdón bebé, pero no pude resistir observar con quién regresas siempre después de clases.

Su hermosa madre, sonreía con picardía mientras tomaba su bolso y lo llevaba al sofá, su madre pensaba que quizás JungKook era más que un amigo.

— "E-s  s-ó-l-o  u-n  a-m-i-g-o" -Comunicó con un puchero y sus orejas rojas.

Por supuesto, mi amor. -Le guiñó un ojo y Jin entendió que su madre no le creía.

Su corazón volvió a latir con prisa al imaginarse la posibilidad... Pero, ¿sí será que JungKook se sentía atraído por él de forma romántica? Y sí... ¿Y sí era una trampa?


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TaeHyung caminaba decidido, ese día daría inicio a su plan, y empezaría por acercarse al dueño de sus pensamientos, sin importarle que éste estuviera rodeado de sus mejores amigos.

SeokJin. -Lo llamó con esa voz grave.

Como si todos se llamaran igual, giraron sus rostros hasta posar sus miradas en el chico rubio, que únicamente tenía puesta su profunda mirada azul sobre el pelinegro. Se pusieron alerta, pues cada vez que TaeHyung aparecía, era sólo para insultar al mayor.

Piérdete, Kim. -Dijo JiMin con fastidio.

SeokJin, ¿podemos hablar? -Preguntó suavemente, ignorando al segundo rubio.

Jin notó algo diferente, la mirada que le dedicaba el rubio era de súplica y temor, además, lo había llamado por su nombre, y no por uno de los muchos sobre nombres hirientes con los que se refería a él normalmente.

Si quieres hablar con él, puedes hacerlo con nosotros aquí. Jin no irá a ningún lado solo contigo. -Sentenció YoonGi con voz fría.

Tae suspiró, no esperaba menos después de su maltrato hacia el pelinegro.

Bien. -Volvió a soltar el aire y miró a los ojos al pelinegro, que se sonrojó por la intensidad de esa mirada. —SeokJin, quiero pedirte perdón, por todo este tiempo en el que te he atacado.

Los presentes abrieron su boca sorprendidos, además que algunos estudiantes estaban poniéndoles atención.

He sido un imbécil contigo. -Continuó. —Desde que nos conocimos, tú no me hiciste nada, fui yo quien no supo cómo lidiar con el hecho de que hay alguien aquí con una discapacidad. -Sus manos se hicieron puño. —Sé que te he lastimado emocionalmente y con el corazón en la mano te pido perdón. No fue justo. No contigo que solo quieres superar los obstáculos que la vida te ha puesto.

Todo quedó en silencio cuando el rubio finalizó su monólogo, nadie podía creerlo, el tipo que había hostigado a Jin por tanto tiempo se estaba disculpando.

El pelinegro observaba detenidamente al chico, tratando de captar algún engaño, pero vio un genuino arrepentimiento en esos ojos que brillaban, fue entonces cuando Jin se puso de pie, y con una pequeña sonrisa, alzó su mano hacia el muchacho, esperando que la tomara.

Tae contuvo el aliento, pensó que quizás el niño bonito se negaría y haría que sus amigos lo echaran, pero al ver su mano extendida hacia él, llenó su corazón de calidez y sin más, le dio un suave pero firme apretón, recibiendo un asentimiento y una sonrisa preciosa que lo hizo flaquear.

Gra-gracias... -Susurró sonrojado. — ¿Podemos empezar de nuevo?

Jin volvió a asentir contento y lo jaló para que se sentara con ellos, le gustaba tener amigos, mientras que los demás lo observaban con recelo, y un castaño, detrás de un pilar, apretaba los puños con frustración.

No podía permitir que le arrebataran al amor de su vida. 

↬ᴇʟ ꜱᴏɴɪᴅᴏ ᴅᴇʟ ᴀᴍᴏʀ♥ [ᴋᴏᴏᴋᴊɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora