EL COLECCIONISTA .I.

419 1 0
                                    

En la vida de toda mujer siempre te encontrarás con alguien como el...

Egocéntrico, narcisista, dominante, mujeriego, manipulador y celoso, todo un don Juan con un ego tan frágil como grande, con esa virilidad que pende de un rechazo o de una mínima traicion a su cabeza....

Y así era, y había aparecido en mi vida un coleccionista de mujeres, uno muy especial, no era como los que había visto y por lo mismo tiene este trocito que quise contar a ustedes...

Mayor ya, mayor que yo bastantes años 15 años si no mal recuerdo, hombre maduro, cauto y un mentiroso nato.

Por motivos de la vida lo tope en mi camino. Ese primer día que lo ví me dije; "esa presa estará entre mis garras", no sé que tenía pero algo me hacía querer tenerlo.
El siempre serio pero a la vez con lapsus de sonrrisa pícaras y una atención particular que me dedicaba, me hizo entender que según yo esto sería tarea fácil, aún que equivocada estaba era un reto que me obstinaria un resto.
Charlamos de la vida, de lo que nos relacionaba que era trabajo y par de cosas más sin sentido, quito dudas y pregunto lo necesario para saber si tenía algún posibilidad, yo encantada lo oía y respondía a sus inquietudes solo para ver hasta dónde podría llegar..

Así pasamos días en los que fuimos haciendo confianza y complicadad, siempre se portó amable y muy preocupado por mí, quizás me creyó la apariencia de niña buena y débil solitaria.

Pasaron par de semanas y en uno de esos días en que se ofrecía en llevarme se despidió con un beso, un jocoso beso que me erizo hasta el último bello del cuerpo, ayyyy hombre que boquita se gastaba este madurito, si me había dejado con ansias de más y comenzaba a jugar con mi cabeza. De ahí esto no paro, fue en una escalada que me mataba de ansias.
Aprovecho cada momento a solas cada instancia para susurrar sus canciones en mi oído o para robarme un beso en la tenue soledad que solía ser intermitente, me hizo desearlo pero sabía lo que hacía y así como me prendía me dejaba la espera de más. Quizás si estaba jugando con mi cabeza y mis ganas, por que disfrutaba de verme sufrir de la espera.
Lo deseaba con todo mi cuerpo y disfrutaba hasta del más mínimo roce de su cuerpo con el mío, quería sentir más quería volver a sentirme viva y este hombre provocaba eso, me hizo vivir la agonía de la espera por lo que quería, disfrute hasta de eso por qué en años no había tenido tal aventura...

No sabía en el pecado y castigo que me metía!!

Relatos Entre Sábanas HúmedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora