Capítulo 4. Alguien que puede romperme.

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"Sería todo por ahora, iré por las medicinas." una enfermera revisó su tabla y escribió algunas cosas en ella para después marcharse. Konan paso un mechón azul de su pelo detrás de la oreja mientras se reclinaba en un pilar del hospital, observó a la pequeña pelirrosa sentada en la camilla mientras balanceaba sus pies, llevaba una de sus blusas arremangada y un short de licra negro.

Habían acudido a una revisión para checar su salud revisar las puntadas en su cabeza y de paso checar el proceso de adopción y registrarla a ella para ingresar a el orfanato de Ame.

Iba a tardar y por lo tanto ella se quedaría con ella hasta completar el proceso, aunque esos no le guste a Pain y balla en contra de sus deseos. Aunque siendo sincera desconocía exactamente porque deseaba tanto ayudarla. Sabía que le recordaba a ella misma, a sus días en la guerra. Pero eso no le parecía lo suficiente para pasar por todo esto y al mismo tiempo parecía que era lo necesario.

Cuando llegó la enfermera dieron las medicinas y algunas indicaciones para el lavado de la herida y una cita para retirar las puntadas. Salieron a la calle, la lluvia ligera bañaba la ciudad pero eso no impedía que la gente saliera a hacer sus compras.

Konan entonces camino, era seguida en silencio por la pequeña y hasta hace poco se había dado cuenta que ella le seguía a una distancia de 3 pasos por detrás siempre. Para una niña de su edad, basado en las anteriores situaciones podría indicar que no se sentía muy agusto con ella, pero había notado que siempre lo hacía, de forma hasta inconsciente porque aunque se detuviera ella no seguía hasta alcanzarla sino que se quedaba ahí, siempre a tres pasos atrás de ella.

"¿Qué te gustaría comer?". Se había detenido en seco frente a un puesto de frutas para girar a verla. Konan no era afectuosa pero en ella tratar con Sakura le hacía sentir muy ¿amigable?

Sakura freno prudentemente a tres pasos de ella otra vez  y asintió en silencio más nunca dijo nada acerca de la comida que quería. Konan no dijo nada, era consciente del impacto que tiene la muerte en los niños, y aunque no sabía cómo hacerle frente, trataba de mostrarle que está segura con ella, así que nunca insistía en acortar la distancia.

Recogieron un par de bolsas con víveres y fueron a su apartamento para hacer el almuerzo. Mientras cosinaba Konan observaba de reojo todas sus acciones, la seguía a todos lados, en silencio y con un lenguaje corporal sumiso como el de un conejo

"Mañana compraremos un poco de ropa, quizás solo tres mudas". Sus ojos ambarinos se guiaron a Sakura, quien no le miraba a la cara y de nuevo asintió callada mientras comía frente a ella sus vejetales. La Kunoichi recapitulo aquella sensación que le punsaba en su conciencia, aquella sensación que burbujea a en ella, que la incitaba a consolar a Sakura como una madre a su hijo. Pero no debía.

Tener a Sakura le hacía dudar de sus habilidades y su entrenamiento como ninja a lo largo del tiempo, de alguna forma está niña le hacía sentir como afloraban sus deseos de tener hijos, de formar una familia, de ser una persona común y corriente. Pero no podía.

Cumplir la voluntad de Nagato era por lo que vivía, tener hijos no era un lujo que podía darse, estaba consiente de la interminable lista de vidas arrebatadas por sus manos en busca de cumplir sus objetivos y aún más de los enemigos jurados hacia Akatsuki que incremetaban con los años.

Traer una vida a ese mundo solo ocasionaría su muerte, porque no dudaba que quisieran usarla para llagar a ella, haciéndole cosas que ella misma no estaba dispuesta a imaginar.

"Viviremos juntos y nos casaremos cuando las negociaciones acaben" Yahiko sonreía para ella, estaba apoyada en su brazo, recostados en su alcoba, hacia círculos sobre su espalda, como pequeñas promesas juradas.

"No es posible" dijo en voz alta, llamando la atención de Sakura sin querer. Konan ya había aceptado esa vida desde que fundó Akatsuki bajo los nuevos términos después de la muerte de Yahiko. El quien fuese su ser amado y la única persona con la que quería pasar su vida, dejó marcado con su muerte un punto sin retorno para ella y para Nagato.

"Te amare para toda mi vida" Konan tenía un vestido blanco de lino, algo sencillo debido a su escases de tiempo para escogerlo, estaba de frente a Yahiko quien sonreía suavemente para ella. Estaban casándose, sólo tuvieron unas horas para planearlo, y Nagato hacía de sacerdote.

"Y Hasta la eternidad" completo el anaranjado, para darse un beso frente a los presentes.

Una lágrima silenciosa escapó por sus mejillas, le causaba dolor, apesar de ser un recuerdo feliz, porque solo fueron esperanzas que se deshicieron como el papel bajo la lluvia.

Unos pequeños brazos le rodearon por la cintura, en su conmoción más lágrimas se soltaron de golpe.

Ojos verdes como vitrales le calaron el alma, la infante soltó lágrimas a la par y ella se sintió aún más ajena a su cuerpo entre tantos sentimientos mezclados.

"No llores…" sollozo con una voz que se apagaba en su garganta, la pelirrosa afianzó su agarre a su cintura y sintió como una parte de ella se ablandaba, una que ella misma no supo que había olvidado. Esa tarde, mientras la lluvia picoteaba las ventanas de su apartamento, ella misma se dejó desmoronar en los brazos de Sakura.

Solo por esa vez, dejó de ser la mano derecha de Pain, para solo ser una mujer triste y cansada.

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Ya vemos un poco más de Konan y como su relación con Sakura va progresando, prometo que en el siguiente capítulo veremos un poco más de nuestra hermosa besto waifu.

Los ama su conejo.

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Close your eyes.     ♦Sakura Haruno♦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora