Pain arreglaba papeles de misiones de alto rango, en grupos por sus prioridades.
El silencio y la penumbra abundaba en la habitación, que era deficiente mente iluminada por un candil. Su paz era perfecta, inclusive el al escribir y organizar no hacía ni el mínimo de ruido.
"Bastardo de mierda". Gritaron desde afuera cuando abrieron las puertas de golpe. Algo se crispó en el.
"Hidan.." su voz sonaba firme y densa, casi hostil, pero Hidan no se intimidó, sino que vio en ello una oportunidad más, de que el castigo fuese más duro y brutal contra esa bruja loca.
"Traigo un informe Líder-sama". Dijo Cortez, como si jugara a ser otra persona, incluso lo reverencio, llevándose la atención del castaño pelirrojo. " La niña que Konan trajo hace dos semanas sigue con ella" observó de reojo aún reverenciado en forma dramática. "Incluso vive en su apartamento". Agregó, Pain observó fijo sin decir una palabra, pero Hidan lo miró con un brillo desafiante en sus ojos.
El aire soplo frente al ventana como una brisa, Konan había aterrizando con gracia y estaba justo frente a él, Hidan se incorporó y retrocedió sobre sus pasos hasta la puerta, con una sonrisa de burla y truco.
"Traela" exigió Pain y Konan no se movió ni un centímetro. Ella entiende a quien se refiere.
"Ahora". Repitió, agudizando su mirada conteniendo ese brillo casi macabro frente a ella. Konan dio la vuelta y batió sus alas con fuerza agarrando vuelo.
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Sakura observó con detenimiento, ojos anillados y oscuros le habían estado observando con mucha atención. Estaba de frente, parada a unos pasos del escritorio donde el hombre se hallaba aun sentado.
"¿Tu nombre?". El sonidos se propagó en la habitación, su voz ronca y aspera le dio a recordar completamente sus días siguiendo las órdenes de general que la entrenaba a ella y a las demás personas en la milicia.
"Sakura, señor". Reverencio en silencio.
Desde el inicio Pain se había percatado de la singularidad de la niña, su postura, su voz, su forma de mirarlo, que una niña común en su lugar se hubiera asustado e incluso llorado.
Ella estaba adiestrada.
Pain se levantó de su asiento y caminó hacia ella observando cómo se mantenía en su lugar, con su cabeza ligeramente agachada.
Sakura fue sorprendida cuando el hombre la tomó del cuello de su blusa con fuerza, retuvo un gritó y por inercia tomó la mano de su agresor con la suya, pero no dijo nada solo se quedó clavada a sus ojos con pavor.
"¿Quién eres Sakura?". su voz sino igual de distantes y seca. Mientras miraba sus ojos vacíos y oscuros.
Pronto el rostro de aquel hombre fue asimilando formas nuevas, como si se pusiera encima de otra cara completamente diferente; su cuerpo y su cara se deformaron y sintió como el oxígeno le faltó de sus pulmones cuando rulos rojos abarcaron el antes colorido cabello naranja de aquella persona.
