Capituló 13. Los que se fueron y quienes quedaron.

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Se dice que cuando vas a morir recuerdas toda tu vida y la vez pasar frente a tus ojos. Pero lo cierto era que ella no podía pensar en nada.

En cambio lloró mientras su cuerpo era desgarrado desde el interior.

Sus huesos rotos y su espíritu carcomido se sostenían de manera lamentable contra el pecho de una mujer que le había acompañado en su camino hacia el suicidio. Porque así lo llamaban todos y así lo conocía ella.

La sangre resbalaba de entre sus muslos y su conciencia se balanceaba entre la oscuridad y el paño de su débil visión. Ahora comprendía porque las demás mujeres en blanco se prohibieron así mísmas concebir hijos.

Iba a morir aquí.

"Lo hac- bien niña. Solo ag-ta un poco má-". Todo sonaba debajo del agua, inclusos sus gritos de dolor y su propio llanto no la alcanzaban por completo, como si ya no fuera ella. Su miedo avanzó por su columna haciéndola sentir frío a pesar de que estaba hirviendo.

"Okami, cuídal- por favor..." Lloro mientras miraba los ojos castaños de quien la sujetaba para no caer. Ella había estado a su lado todo este tiempo, siguiéndola y apoyando su idea hasta el final. Y ahora la sujetaba para que se mantuviera de pie y así poder dar a luz.

La miró llorar y temblar bajo su tacto casi igual que ella. Se preguntó a sí misma si esto sería suficiente, si realmente sus premoniciones serían acertadas para reajustar el destino de su pueblo. Sus dudas se asomaban en el lumbar de su muerte.

Pero ya nada importaba.

Su interior se calentó, como una flor de fuego que se extendía desde sus entrañas hasta su garganta y supo que este era el final.

Su cuerpo exhaló quedándose sin aire y alcanzó a sentir como se desprendía de ella su primogénito. Su cuerpo quedó flojo al sentir terminada su labor y escucho a Okami llamarla entre gritos desesperados al ceder sus piernas por el peso.

Ella ya no tenía fuerzas.

Escuchó por primera y última vez el llanto de un bebé, para al fin cerrar sus ojos castaños oscurecidos mientras rezaba a la luna. Rezando que su hijo fuese lo suficientemente fuerte para cargar con sus culpas y tan cálido como para no ser corrompido por la línea de odio que lleva su sangre.

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Konan reviso mentalmente todo lo que hizo para saber si faltaba algo y aunque sabía que nada estaba fuera de lugar, no pudo evitar sentirse nerviosa. Miró a la pequeña niña de 6 años que era más bajita y delgada que un niño de su edad y al hombre de 2.10 M de tez azulada. Ambos sentados en su sofá y ambos esperando que se marchara.

Las misiones eran la base fundamental de la economía en Akatsuki si querían mantener ciertos lineamientos con el pueblo y con su gente, el costo por ello siempre sería alto. Después de todo la infraestructura de Amegurekage era basada en tecnologías nuevas, de riego y recolección de agua incluidos los subsidios, las caridades y un sinfín de cosas agregadas a la lista que se mantenían en su totalidad con el dinero ganado en el bajo mundo.

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⏰ Última actualización: Aug 03, 2020 ⏰

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