El día lunes llegó y no podía estar más ansioso. Tenía suerte de no tener juego hoy, así que podía aprovechar todo mi tiempo libre y estar en el juzgado con el resto de mi familia y los abogados que habían sido parte de todo esto.
Deseaba que Madison estuviera aquí para acompañarme o para que sostuviera mi mano y evitara que cayera en el pozo de la desesperación, pero ella estaba demasiado ocupada. Tenía una importante prueba a la cual no podía faltar y no podía culparla por ello. Su futuro era más importante para mí que cualquier otra cosa, pero eso no evitaba que la quisiera a mi lado. Maddie se había vuelto en algo tan importante para mí en tan poco tiempo que ni siquiera podría encontrar respuestas claras a ello.
Grace caminaba por delante de mí, su mano afianzada con fuerza a la de mi hermano, quien llevaba a Diana tomada de su otra mano. Casi parecían una familia y no pude evitar sonreír al pensar en ello. Mi familia lo era todo para mí y tener a Grace en ella era algo de lo que siempre estaría agradecido. Kayla y Oliver iban por delante de ellos mientras que Nick y Josh iban a mi lado, viéndose mortalmente serios.
Nos sentamos en los incómodos asientos de madera de la sala, esperando a que llegara el resto de las personas, el jurado, el juez y toda esa parafernalia. La sala estaba tan fría como mis manos y olía a humedad, como si nunca ventilaran la sala o le llegara el sol. Miré hacia las ventanas que estaban cerradas y tapadas con cortinas oscuras para evitar que traspasara la luz del sol.
Me imaginé en la cantidad de condenas que se habían dado aquí, la cantidad de veces que personas inocentes habían sido culpadas de algo que no habían hecho, la cantidad de asesinos que habían pisado estas mismas baldosas haciéndose pasar por inocentes o que simplemente aceptaron su destino. Pensé en la cantidad de gritos que debió haber aquí cuando alguna condena fue dada, los llantos o risas. Me pregunté cuál de todas esas opciones viviríamos nosotros aquí. ¿Gritaríamos furiosos, lloraríamos de rabia, reiríamos de felicidad? Había tantas opciones y, aun así, no estaba listo para recibir ninguna de esas opciones.
No podía dejar de mover las piernas en un tic nervioso del que Grace siempre terminaba golpeándome en el muslo para dejar de hacerlo. Ahora no fue la diferencia. Su mano conectó con mi muslo y di un pequeño salto, mirándola sin pestañear.
—Detente, me pones más nerviosa. – Ella masculló con la voz entrecortada, como si le faltara el aliento. Comprendí su sentimiento. Sentía que en cualquier momento podría ponerme a vomitar si no me tranquilizaba. Mi cabeza estaba dando vueltas como si me hubiese bajado de una montaña rusa y mi estómago estaba acalambrado.
—Lo siento.
No pasaron ni diez minutos cuando toda la sala estuvo llena y, para el horror de toda mi familia, Rebecca fue llevada a una de las mesas enfrente al juez. No esperaba verla aquí, Josh había dicho que Rebecca no asistiría al juzgado porque su presencia no era necesaria para esto, pero aparentemente los abogados de Rebecca habían opinado lo contrario y habían exigido que ella estuviera presente. Maldita sea.
Su traje naranja se veía deslavado, su rostro se veía demacrado, con ojeras moradas bien marcadas bajo sus ojos sin vida. Estaba muchísimo más delgada de la última vez que la había visto en este mismo lugar hacía meses atrás. Y eso era decir mucho, porque Rebecca siempre había sido extremadamente delgada al trabajar como modelo, pero ahora su delgadez era extrema, como si no obtuviera comida allí dentro de la prisión. Me impactó verla así, tan deteriorada, tan destruida. Tan diferente a la mujer que había conocido por alrededor de cinco años, tan diferente a la Rebecca que tenía en mis recuerdos.
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Aprendiendo lo que es el Amor (Amor en Boston #2)
Romance"No sabía quién era yo por un minuto, ni siquiera sabía dónde estaba. Estaba perdida hasta que me encontraste. Eres lo que estaba esperando, todo lo que soñé y más." -Avril Lavigne