Jamie Evans
No puedo creérmelo, en verdad. Entre todas las personas que puede haber en la maldita tierra siempre he de toparme con Davis. ¡Siempre! Cuando pienso que todo marcha bien llega ella y parece querer corromper mi estabilidad con su simple presencia. Creí poder controlarme y dejar esos recuerdos atrás, pero ya no puedo más.
—¿Por qué? —le pregunto brusquedad.
Me mira confundida.
—¿Qué?
—¿Por qué cuando se supone que ya lo he superado no puedo evitar tropezarme contigo?
Le suelto para ver si tan solo son alucinaciones mías o en verdad hay algo que nos ata a ambos, como una cuerda del destino que a fuerzas quiere mantenernos unidos pese a lo que suceda entre nosotros.
Es que si existe algo que los ata a los dos.
Pero no quiero regresar a eso. Solo un año, solo faltaba un estúpido año para no verle la cara nunca más estando en la escuela, suficiente tenía con eso y ahora también en vacaciones me la he estado topando muchas veces. ¿Qué mierda tiene que pasar entre nosotros para ya no volver a vernos?
—Jamie, no comprendo, ¿de que estas hablando?
Suelto una risa seca. No vale la pena, ella parece no lo saberlo.
—No importa, de todas maneras no le prestas atención a lo que pasa a tu alrededor con las demás personas. Solo eres tú y tu patético mundo, nadie más. —espeto.
Ella parece como si mis palabras le hubieran dolido.
—Jamie, yo...
—Ya te dije, no importa. — es lo último que le digo antes de alejarme de ese lugar e ir directo con Hazel.
Paso a su lado en camino al auto de Jake que nos prestó. Ignoro sus palabras para intentar calmarme aunque ya sé que Hazel ya debe darse una idea de quien era aquella persona con la que hablaba. Llegando al auto azoto la puerta al cerrarla. Jimmy esta en su sillita a mi lado y Hazel va delante con mamá.
—¿Todo bien? —pregunta mamá.
—Si. —aseguramos Hazel y yo al unísono.
De camino a casa veo a través de la ventana, ya esta haciéndose de noche. Las calles se iluminan por los postes de luz y mientras intento concentrarme en ello recuerdos de mi infancia llegan a mi cabeza; recuerdos que quiero evadir para siempre, pero esta vez no soy capaz de alejarlos, al menos no del todo.
Llegando a la casa me subo rápidamente a mi habitación, en ella se encuentra Layla acostada en su cama con audífonos los cuales se quita en cuanto me ve.
—Jamie, ¿qué sucedió?
No puedo explicarlo, no ahora.
—Actúa natural. —murmuro lo suficiente alto para que me escuche.
Frunce el ceño preocupada.
—¿Estas seguro de...?
—Por favor...
El rol de papeles inicia. Mi distracción perfecta.
• • •
Me lavo la cara con agua fría para despertarme. Aun es muy temprano para levantarme, pero no he podido volver a pegar ojo y no quiero salir medio dormido a la calle a respirar un poco de la brisa mañanera que pretendo que me aleje de mis pensamientos.
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Gracias por Encontrarme
Novela JuvenilKiara y Jamie están rotos, ambos dañados, y tratan de salir adelante combatiendo sus propias batallas a su manera hasta que descubren que ninguno de los dos no puede hacerlo sin el otro. Solo hay un problema, ella fue la causante del dolor de él, y...