20. Plan. Parte 1.

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Kiara Davis

Claro, sigue así de tímida y jamás te vas a poder acercar a él.

¿Y como carajo me acerco?

Suelto un gruñido de frustración y me tiro a la cama boca arriba, extiendo mis brazos. Jamás he sido tímida, ni siquiera sé como serlo, solo sé que al estar cerca de Jamie es como si me paralizara por completo y mi lado sensible —que por cierto no me esta ayudando en nada—, salga a flote.

El primer encuentro que tuvimos fue sencillo, no lo reconocí a la primera hasta que me dijo su nombre, preferí seguir fingiendo que ese era nuestro primer encuentro, ¿por qué?, no lo sé, creí que eso era lo correcto, como algún tipo de borrón y cuenta nueva.

Para ti quizá, para él quien sabe.

¿Me habrá reconocido? ¿Sabrá que soy la niña de aquel "consejo" tan estúpido? ¿Y si no? Sólo habré sido yo la que se esta torturando con ese pasado.

No creo que él haya olvidado algo como eso.

Lo dañé, eso me queda claro, pero ¿y si él ya lo superó?

Claro, luego de que te dijo esas cosas por supuesto puedes estar segura de que ya lo olvidó.

Como odio estas discusiones conmigo misma.

Existe esa estúpida espina que no me deja en paz. Lo recuerda, estoy segura que lo recuerda. ¡Maldición!, como me arrepiento de haberlo hecho, espero que él me perdone sino... esto me dejará marca de por vida. Me da miedo que los demás se enteren y la única persona que lo sabe me esta buscando por mar y tierra.

Mierda, ¿por qué le tuve que contar todo a Leo?

Quizá porque ese día te emborrachaste y luego te...

Si, si, ya no importa. Bueno, si me importa, ese idiota lo sabe y no sé que pueda hacer con ese "dato curioso" sobre mi.

Bajo a la cocina, pronto me iré a la iglesia a dar nuestro primer recorrido a la redonda. Sólo espero que Diosito se apiade de mi alma y no pase a la de Carlos, él no sabe que estoy yendo, le parecería ridículo. Si a mi me pareció ridículo sólo porque lo hice para alejarme de él.

Como algo rápido, lasaña que Tori hizo ayer de cena. Ayer que regresé a casa quedé atónita por ver todo lo que Carlos le hizo, moretones en el cuello —y no quiero imaginarme en donde más—, rasguños en los brazos... bueno, toda una pintura acerca del maltrato a una mujer.

Me puse mal porque yo le había prometido que para tocarla tenía que pasar sobre mi primero, Tori prefirió recibir el golpe por mi y protegerme. Es una persona maravillosa, no se merece este trato. Me pregunto que pensará Mónica si se llegase a enterar, a no ser que ya lo sepa y haga oídos sordos.

Tomo mi cartera, celular y llaves antes de salir de casa. Tomo un taxi y le digo la dirección de la iglesia. Cuando llego le pago y salgo cerciorándome de no haber dejado nada adentro. Me acerco a la reja y el viejecito que esta en la cabina me saluda amablemente, le correspondo de igual forma y camino al edificio.

Como siempre, hay silencio, el rechinido de la suela de mis tenis es lo único que se escucha cada vez que doy un paso. No soy muy religiosa, ni siquiera sé si pertenezco a una o no conozco ni la manera de pertenecer a alguna, no es que quiera hacerlo, pero simplemente siento que eso no es lo mismo.

La última vez que estuve en una iglesia fue en la muerte de mi abuela al velarla. Lo primero que pensé cuando me enteré que los villancicos iban a ser en una iglesia fue que me iba a quemar por tanto pecado que he cometido. Tuve miedo al entrar, pero después pensé "ya he entrado a una en el funeral de mi abuela Margaret, puedo entrar a esta, no seas paranoica, Kiara".

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