Capítulo XIV

78 5 0
                                    


Mi espalda era acariciada mientras sentía unos labios acariciar castamente y en repetidas ocasiones mi mejilla. Era una sensación tan agradable que quería abrir mis ojos, aunque sabía que el abrirlos prometía mejores sensaciones. Soporté un poco más.

—Buen día. —Me saludo en un susurro al notar que ya no estaba dormido. Me decidí a abrir mis parpados y enfocar mi mirada en el chico frente a mí, habíamos despertado de la misma forma en que nos había visto la noche anterior. Talvez un poco más cerca.

—Buen día. —contesté besando sus labios luego de sonreírle. Fácilmente podría acostumbrarme a esto. —¿Dormiste bien?

—¿Cómo no hacerlo? —preguntó-respondió.

—¿Siempre responderás con una pregunta? —contraataqué.

—¿Siempre tendremos una batalla de preguntas?

—¿Esto cuenta como nuestra primera pelea?

—Es la mejor primera pelea de la historia, eso puedo asegurártelo. —sonreí, había caído.

—Y yo me corono ganador de nuestra primera pelea. —besé sus labios sonoramente. Me miró sorprendido.

—Eso es trampa. —gritó indignado.

—No quieras iniciar otra pelea, —seguí provocándolo. —que seguro volveré a ganarte. —Le mostré mi lengua como un novio maduro que trata de evitar las peleas a toda costa. Su respuesta fue inmediata y solo consistió en abalanzarse a cazarla sacándome un jadeo de sorpresa.

—No lo puedo creer, —Se separó de mí. —eres un provocador de primera.

—Soy el mejor en todo lo que hago. —acepté a la vez que él se posicionaba encima de mí.

—Vaya que te gusta presumir, no puedo creer que me acusaras de codicioso cuando eres peor. —Colocó ambos brazos a cada lado de mi cabeza, sus ojos fijos en mí y su entrepierna dura tocando la mía. Mi respiración se detuvo.

—Te estas aprovechando de tu título de novio y ni siquiera hemos cumplido un día.

—Créeme que ya tengo suficiente satisfacción de esta relación por unos días, no tentaré mi suerte.

—¿Entonces si quiero más tendré que pedírtelo directamente?

—Sería lo mejor, estoy a sus órdenes alteza.

—Tengo hambre, plebeyo. —seguí su broma. Sonrió ante mi atrevimiento.

—Puedo darle lo que desee, mi lord.

—¿Mis deseos son ordenes?

—Sus deseos son órdenes. —afirmó de forma solemne.

—Con tanto a mi disposición no sé qué pedir. —pensé por un momento algo divertido que decir. —¿Cuál es tu especialidad, mi siervo primate? —Supe que había dado resultado al verlo sonreír ampliamente.

—Oh bueno, las bananas nos caracterizan desde hace milenios.

—¿Es eso algún tipo de doble sentido? —cuestioné.

—Es lo que usted desee, mi lord.

—Deseo bananas en mi cereal.

—Y esas son mis órdenes. —Me besó antes de salir apresurado de la cama. —Anda levántate mientras preparo vuestro anhelado cereal. —sonreí ante su tonta imitación, me encantaba que fuera tan juguetón. Me recosté solo un momento a pensar en lo que estaba pasando, y si, era un poco apresurado además de inesperado. Pero no podía arrepentirme de nada, todo se sentía bien. Me apresuré a seguirlo y continuar tonteando. Llegué hasta la cocina donde estaba muy entretenido vertiendo cereal en dos tazones. —Huele delicioso. —molesté.

Pinkmilk - EunHaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora