❥;; s o r r y
11:O6 a.m
Ya era otro día, otro asqueroso día para Rubén. Su nariz le dolía y la marca de sangre por debajo de ésta permanecía ahí. Estaba sentado en el césped, escuchando música y observando fijamente a los niños jugar, gritar y divertirse. Aveces le apetecía unirse a ellos, pero era imposible, a todos les caía mal ya que él siempre les molestaba y era bastante desagradable así que prefería privar sus emociones.
A pesar de la mezcla de tristeza y rabia que sentía en su interior estaba completamente en paz, paz que fue interrumpida por el fuerte golpe que sintió derrepente. Alguien se había caído encima de él, perfecto.
ㅡ ¡Oh! ¡Perdón, perdón! No sé andar en esta cosa, Rubén. ㅡ esa voz, esa asqueroso voz la había reconocido. Rubén levantó la mirada y vio encima de él a aquél chico que le había causado tantos problemas.
ㅡ ¿Samuel? Pero qué mierda, hombre. ¡¿No te bastó con hacer sangrar mi nariz ayer?! Ahora tienes que andar. . . ㅡ su enojo se pasó inmediatamente cuando su mirada se desvió hacia el lado, viendo así que el objeto con el que se había caído el chico era su skate.
ㅡ De verdad lo siento, yo. . . ㅡ el peli castaño empujó al chico y no dejó que terminase su frase, se arrastró hasta su querida patineta. ㅡ Oh, sí, eso. Pude recuperarla.
ㅡ Gracias. . . ㅡ le miró con una leve sonrisa.
Samuel quedó sorprendido, nunca en su vida había pensado escuchar esas palabras de aquél chico. Misma sorpresa se llevó Rubén, aquellas palabras salieron de su alma, no lo había dicho pensando, pero realmente estaba agradecido.
ㅡ No hay de qué. Perdón por lo de ayer, no medí mi fuerza y yo. . . quería recompensarte con esto.
Rubén rió un poco, por alguna extraña razón se sentía avergonzado y eso le hacía sentir raro. Aveces cuando uno no quiere demostrar sus emociones tiende a actuar de forma agresiva y eso es lo que le solía ocurrir. Pero ahora no, ahora se sentía bien, se sentía seguro, se sentía cómodo. Sentimientos muy extraños que no solía tener, y que le provocaban escalofríos y cosquillitas por sus mejillas.
No sabía como expresarse, se mantuvo en silencio, no quería decir nada ya que se arrepentiría después. La situación se había tornado un poco incómoda, pues Samuel no había recibido respuesta y el silencio era imponente.
ㅡ Bien, yo ya debería irme. Ya cumplí con mi misión. ㅡ habló el peli negro.
ㅡ ¡Espera! ㅡ habló repentinamente y se paró de golpe. Estaba nervioso y su corazón estaba a mil por lo que quería decir. ㅡ ¿Quie-Quieres. . .? Bueno, yo sólo digo, eeh. ¿Quieres que. . . te acompañe? Estoy un poco aburrido aquí solo y yo. . .
ㅡ Claro, no tengo problema.
La amabilidad de Samuel era muy grande para Rubén. Nunca había conocido a alguien así, no le juzgaba y no tenía rencor. Esto le llamaba bastante la atención y por alguna razón quería estar con él, le transmitía confianza.
Samuel le llevó a un lugar secreto. Éste se encontraba detrás de las escaleras al final del pasillo. Había una pequeña que puerta que conducía a una habitación donde se encontraban cosas antiguas de la iglesia, un lugar bastante tétrico pero ideal para que nadie le molestase.
ㅡ Aquí suelo venir a leer. Nadie me molesta. ㅡ dijo entrando.
ㅡ Que lugar más raro y tenebroso.
Rubén en el fondo era un chico muy miedoso, aunque no lo pareciese. Así que al ver todas esas cruces, vírgenes y cuadros antiguos le producía un poco de ansiedad.
ㅡNo lo es, a menos que juegues con esto. ㅡ sacó de los escombros una especie de tabla. Cosa que Rubén no había visto nunca en su vida.
ㅡ ¿Qué es eso?
ㅡ Se llama ouija. Supuestamente es para "contactarse con el más allá" pero no es más que un simple juguetito. ㅡ rió ㅡ ¿Juguemos?
ㅡ Pues, bueno. Nunca lo había visto ni escuchado.
ㅡ Ven, yo te enseño. Ya lo he hecho un par de veces y no pasa nada. Es sólo para pasar el rato.
Tomó el dedo indice de Rubén y lo puso en el puntero con forma triangular. Repitiendolo después él.
ㅡ ¿Ahora qué? ㅡ habló extrañado.
ㅡ Shhh ㅡ le hizo callar ㅡ ¿Hay algún espíritu que quiera manifestarse?
Rubén quedó sorprendido con aquellas palabras, le parecía gracioso pero de todas formas le daba miedo.
ㅡ Repito. ¿Hay algún espíritu que quiera manifestarse?
Samuel con la otra mano sin que se diese cuenta hizo que un gran cuadro cayera al suelo provocando un gran sonido. En menos de dos segundos los dos chicos estaban gritando y riendo fuera. El corazón de Rubén estaba a mil.
ㅡ ¡Pero qué mierda fue eso! ㅡ dijo con poco aliento.
Samuel estaba muerto de la risa, hace bastante que no se reía así. Lo mismo se dice del peli castaño, realmente la estaba pasando bien con su compañía.
ㅡ Fui yo, fui yo. ㅡ habló apenas ya que la risa le ganaba ㅡ ¡Debiste ver tu cara!
ㅡ ¡Eeeh! Que hijo de puta, casi me da un infarto ㅡ le empujó de broma.
Ninguno de los dos sabían lo peligroso que era aquél "juego" aún así gracias a ello habían conseguido un momento muy lindo. La confianza entre ellos dos estaba aumentando e incluso ya se podían considerar amigos.
Ya no estaban solos, ya no se sentirían así. Se tenían el uno para el otro, eran completamente diferentes, pero los polos opuestos se atraen dicen.
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ᴘʀᴏʙʟᴇᴍᴀᴛɪᴄ ¡! ㅡ ʀᴜʙᴇɢᴇᴛᴛᴀ (Arreglando Detalles)
Hayran KurguRubén, el adolescente problemático del orfanato, un diablillo en persona pero de buen corazón. En uno de sus castigos conocerá a Samuel, un chico educado y maduro, el choque de personalidades será el factor principal en esta bella aventura.