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  Y soy demasiado orgullosa
para pedir ayuda...

Era de noche y estaba acostada en una cama que por primera vez no era la mía ni la de alguno de mis amigos. Ya podía confirmar que la primera vez no era lo más divertido, pero vamos, tampoco había sido lo peor.

La pantalla de mi celular se iluminó cuando me llegó el mensaje de Elisa... Los fines de semana eran una mierda.

—Tengo que irme.

No le di muchas explicaciones. Terminé de cambiarme y me despedí del chico llamado Félix con el que venía coqueteando todo el verano.

Llegar a casa definitivamente no fue el mejor momento de la noche, la primera advertencia de eso fue ver botellas de alcohol vacías incluso antes de llegar a la sala. Luego de unos veinte minutos en los que mi mente se bloqueó por completo logré escabullirme al piso de arriba. Elisa me miró con horror antes de llevarme hacia el baño.

—¿Por qué dejas que lo siga haciendo? No lo entiendo, puedes defenderte.— Sus manos temblaban mientras tomaba el agua oxigenada.

Me había preguntado eso desde que todo lo sobrenatural había comenzado. Miré la herida de mi brazo izquierdo, la que me había hecho con una de las botellas de vidrio, ver la sangre salir casi me parecía agradable, sentir su sabor en mi boca por culpa del labio partido, esas cosas me recordaban que una parte de mí seguía siendo humana.

—Supongo que soy tonta.

La cabeza aún me dolía por los golpes que me había dado contra el suelo. Junto con Deaton había aprendido a controlar mi poder de sanación y me negaba a que las heridas que mi padre me hacía sanaran, pero no podía impedir que Elisa las tratara.

Me sentía culpable de la miserable vida que mi padre llevaba, esa era la razón por la cual lo dejaba. Mi madre era todo lo que ese hombre tenía y se había marchado, yo era la culpable de eso.

—Tengo miedo de que esto se le vaya de las manos, Meg.— La pequeña rubia se esmeraba por vendarme los brazos.

—Está bien, Eli. No es tan grave.

Sus ojos celestes me regañaron con solo una mirada, pero mientras ella estuviera intacta y yo recibiera las descargas de mi padre...estaba bien para mí.

Miré cómo la herida del labio dejaba de sangrar y una costra se formaba, eso estaba bien.

—Ya es tarde, deberías acostarte— le di una pequeña sonrisa—. Te prometo que estoy bien.

Elisa frunció el ceño, olvidando su preocupación por un momento.

—No tengo cinco años.

—Ya lo creo, eras más soportable y tierna cuando tenías cinco años.

—¡Oye!— Protestó.

La dejé quejarse sobre cómo ella era una gran hermana menor y miré el mensaje de Allison.

Katniss

Meg, te necesito, algo extraño nos está pasando a Lydia y a mí. ¿Podría pasar por tu casa?
Enviado 02:10
Leído 02:15

Salgo en cinco.
Enviado 02:15

—Bueno, niña quejica, tengo un par de amigas que me están esperando. Me da igual lo que hagas a continuación siempre y cuando te quedes adentro de tu habitación.

Despeiné su cabello antes de salir del baño. Elisa refunfuñó algo en voz baja, pero se metió a su cuarto. Tomé una chaqueta antes de salir por la ventana de mi habitación a esperar. El auto no tardó mucho en aparecer. Ambas chicas me miraron con cautela mientras bajaban.

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2021 ⏰

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