Volví a la realidad al escuchar a la madre de Camila, debía comportarme estaba en la casa de una chica que había conocido apenas hace unos días.
-A ver si tú me ayudas a poner la mesa -oí decir, con alivio, a la señora desde
la cocina-. Y ustedes, jugadores, despejen por favor, despejen.-Creo que no vale la pena seguir -dijo el joven.
-Bota el rey, entonces -indicó el padre de Camila.
-No le daré esa satisfacción, tío Alejandro, pero ganó igual, ya me desquitaré en la
revancha. ¿Cuándo será?-Mañana puede ser, antes de partir. El camión estará listo esta tarde.
-¿Y la carpa?
-Estará remendada ya, pasaremos por ella también mañana.
-¿Vendrá Camila con nosotros?
Yo, que venía siguiendo el diálogo, en este punto me quedé atenta a sus palabras.
-No todavía, Zayn. Su mamá quiere tenerla con ella todavía unos días más,
creo que el circo podrá sobrevivir sin Camila si es, como será, por muy poco tiempo.Madre e hija ya habían puesto la mesa. Junto al cestillo de pan amasado y un plato que contenía las galletas hechas por Camila , colocaron potes con quesillo de cabra, mantequilla, miel de abeja y varios tipos de mermeladas. Durante el té la señora mantuvo la iniciativa en la conversación. Era muy comunicativa y al poco rato estuve al tanto de muchos aspectos sobre la familia.
Ella era artesana, abarcando el pulido y tallado de cachos de buey, colmillos de lobo marino, huesos, algunas conchas y espadas de albacora. Estimaba que le iba bien: sus piezas se vendían a altos precios en dos o tres tiendas selectas de Santiago y tenía noticias de que los extranjeros las preferían. Los intermediarios se quedaban, claro, con la parte del león, pero qué hacerle. La artesanía, por lo demás, era una manera de vivir, tenía independencia y amaba lo que hacía.
Su hija también tallaba, sí, Camila aprendió de a poco y sus piezas eran bonitas,
pero la mayor parte del tiempo iba con su padre viajando en el circo; era una gran
alambrista: me explicó que así llamaban los del oficio a los equilibristas.La sangre circense corría por las venas de Camila desde pequeña. Sí, también por el lado materno: su abuelo había sido un famoso malabarista. Ella y su
marido se conocieron en las tiendas, pero ella siempre quiso emigrar de ese mundo y lo hizo tan pronto pudo, apenas se afianzó en su artesanía. Era una mujer que
disfrutaba de su autonomía, dejando en claro -y sin decirlo textualmente- que su
relación conyugal se proyectaba sólo en base a la niña. Ella y su marido, aunque
hubiesen cesado de ser pareja, eran entrañables amigos y jamás dejarían de compartir la responsabilidad que los unía. Estas materias, tan íntimas, me fueron expuestas con adecuada graduación e intercaladas en otros temas; fue necesario conectarlas después para tener el real cuadro de la situación y entender el propósito de la confidencia.Si bien yo era todo oídos para las palabras de la señora, mis ojos buscaban una
y otra vez el encuentro con la mirada de Camila, en una suerte de juego que me
ponía contenta. Y a ella debía pasarle algo similar porque, de cuando en cuando,
bajaba la vista para alzarla nuevamente como una confirmación de complicidad.A pesar de seguir muy atenta a la señora y de estar pendiente de cualquier gesto de Camila, percibí que ciertas interrogantes se abrían paso a mi interior. ¿Por qué me
habían recibido los padres de Camila con tanta naturalidad? ¿Qué esperaban de mi
amistad con ella? No parecían dispuestos a mover un solo dedo entonces, ni tampoco
en los días siguientes, para desalentar la continuidad de nuestra relación.Es cierto que yo acababa de recibir información, de escucharla más bien dicho, sobre la futura partida de Camila al circo, y ése era un hecho próximo. ¿Cuántos días me quedarían para estar con ella?
Con esa última pregunta me inferí una verdadera cuchillada, pero rechacé el
dolor porque sentí con él la naturaleza de la lástima.Yo no quería acoger nada que me sacara de mi encantamiento.
-Perdone, pero de repente se nos puso como ida, Lauren -era la madre de Camila que
me arrancaba de mis reflexiones.-Perdone, señora.
-Oh, no, muchacha, creo que he sido muy acaparadora con la conversación. He
hablado hasta por los codos de nosotros, como si tú no tuvieras también mucho que
contarnos.-Sí, sí, cuenta, cuenta -dijo Camila.
-De tus estudios, de lo que quieras -se sumó el padre.
-Bueno, me queda un año todavía antes de entrar a la universidad, el último
año, que es muy difícil según dicen.-¿Y qué quieres seguir estudiando? -preguntó la señora.
-Ojalá lo supiera.
-Pero algunas carreras te gustarán más que otros -insistió ella.
-Creo que sólo puedo afirmar que algunas me gustan menos que otras.
-Eso ya es algo -estimó el padre, riéndose.
Les hablé luego de mis padres y de mi vida en Santiago. Ponían un interés más
que convencional; me empezaban a parecer personas sinceras. Al cabo de un rato de sobremesa, la señora se dirigió a su hija:-Invita a tu amiga a ver el taller, Mila, tal vez no conoce el lugar de trabajo de una artesana.
Camila se levantó y me tomó de la mano; me invadió una corriente de agrado con su contacto.
Bajamos por unos escalones que nacían de la terraza. A medida que
descendíamos advertí que el taller quedaba debajo de aquella. La casa estaba
construida en un espacio horizontal excavado al cerro, pero la terraza sobresalía montada en la ladera, dejando un gran ángulo inferior apto para bodega, garaje o, como era aquí el caso, taller.El recinto, con tres amplios ventanales, recibía generosamente la luz solar.
Camila, sin soltarme de la mano, me conducía de un lado a otro, mostrándome los instrumentos y las herramientas, y queriendo enseñarme, me hablaba así:-Esta es la piedra esmeril, Lauren, piedra esmeril.
-Sí, Camila.
-Pero repite conmigo p-i-e-d-r-a
e-s-m-e-r-i-l.-Piedra esmeril.
-Bien, y ésta es la fresa del tallado, di, di.
-Fresa del tallado.
-Bien, Lauren, linda, qué bien, y ésta es la pasta de pulir, pasta de pulir, repite
conmigo.-Pasta de pulir.
-Sí, sí, amorosita, bien, bien, y mira: cacho de buey, colmillo de lobo, hueso,
espada de pez espada...-Que se llama también albacora, Camila.
-Sí, sí, linda, Lauren. -Estaba frente a mí con su carita muy cerca de la mía-. Lauren,
yo te quiero mucho, ¿quieres que te lo diga otra vez?-Sí, Camila.
-Te quiero mucho.
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°Camila se engancha más rápido que yo con alguien :((
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What Is Love? (Camren)
FanficNo podía haberme imaginado jamás que ese verano iba a ser tan distinto,tan distinto." ¿Que había de seductoramente raro en esa bella adolescente que Lauren descubre en la playa? ¿De dónde provenía su extraña e irresistible atracción?