Besar a Steven anoche fue, sin duda, algo que no me esperaba en lo absoluto. En principio creí que sólo sería una cena, un par de cervezas, una buena charla, y ya. Pero, el hecho de estar cerca de él, y sentir un cosquilleo constante en el estómago, me hizo cambiar de parecer.
Y luego de ese increíble beso, la noche se mantuvo normal, como si nada hubiera pasado, como si no me hubiera acariciado para hacerme sentir realmente deseada.
Pero pese a que todo se haya mantenido normal, no me sentí incómoda ni me llené de interrogantes. Luego del beso, seguimos hablando, riendo cada tanto, compartiendo nuestros pensamientos, y debatiendo cuando no compartíamos una idea.
En todo momento, de principio a fin, me sentí a gusto. Steven es el primer chico con el que estoy luego de mi relación abusiva, y por lo tanto, creí que iba a ser difícil, incómodo, o no lo sé, algo, pero en negativo. Y no pasó nada de eso desde que lo conozco, eso es bueno.
El ruido de la puerta de la habitación de Lisa, hace un sonido espeluznante cuando la abre. Mi mejor amiga está en el umbral, despeinada, con los brazos cruzados, mirándome de muy mala manera.
No le digo nada, sólo continúo con mi lectura del manuscrito que planeo adelantar este fin de semana. Lisa se sienta en la mesa de café, estando muy pero muy cerca de mí, y suspira. Está intentando captar mi atención, y sé el motivo, quiere saber sobre Steven y divertirme parece ser la opción más interesante de todas, así que la ignoro, como si realmente no estuviera aquí, y sigo leyendo.
—Sé lo que estás haciendo —dice.
—¿Trabajando?
—No, no estás leyendo, estás fingiendo porque te divierte ignorarme —me río—. No es divertido, Gia.
Y cuando veo su rostro enojado, sé que es divertido para mí, pero temo que si lo digo me asesine. Lisa no es buena en las mañanas.
—Bueno, lo admito, no estaba leyendo.
Dejo el manuscrito a un lado, y la miro a los ojos.
—¿A qué hora has vuelto anoche? —pregunta.
—Tarde.
—¿Qué es tarde?
—No lo sé, tarde.
—Carl se fue de aquí en la madrugada, y no vi tus llaves.
Me río.
—¿Me estás controlando?
—Si, porque no es algo normal que llegues tan tarde. Así que quiero saber todo.
Cuando dice tal frase, su rostro cambia por completo. Ya no hay enojo, sino una desesperante curiosidad en sus facciones.
—Ya te lo dije, estuve con Steven, el chico de la fiesta.
—¿Y lo dices así, tan tranquila? ¡No, mi amiga, quiero detalles! ¡Quiero que me cuentes todo, que no se te pase nada por alto!
ESTÁS LEYENDO
Como estrella fugaz
RomancePara Gia Beckman, y su atareada agenda, no hay lugar para la diversión. De hecho, rara vez se da un respiro de sus días. Es la mejor en todo lo que se propone, se esfuerza al máximo por serlo, y si tiene un objetivo, no para hasta conseguirlo. Gia n...