C a p í t u l o 36: La mejor estrella.

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Hoy es el funeral

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Hoy es el funeral. Y si se me hace imposible pensar que tal hecho es real, no me quiero imaginar con todo lo que me voy a encontrar una vez allí. Va a ser muy difícil. Aunque, a decir verdad, el peso de la dificultad me viene atormentando desde que escuché su nombre existiendo en aquella lista que me destruyó.

Verme al espejo, vestida para la ocasión, me genera mucho rechazo. No me gusta mi reflejo, quisiera no verme nunca más si eso es posible. La tristeza que veo en mi rostro, y que cargo sobre mi cuerpo, es horrible e insoportable.

Lisa golpea la puerta de mi habitación. He vuelto sólo para cambiarme, estas últimas horas estuve en la casa de Steven, con sus padres, y con Penélope.

—Ya llegó Carl —me informa, y asiento.

Veo su intención, sus ganas de abrazarme. Pero ella nota mi negación corporal a eso, así que no dice nada, sólo entrelaza su mano con la mía y nos acercamos a donde está Carl, quien a diferencia de mi mejor amiga, no me conoce por completo. Así que me sorprende con un abrazo, el cual no puedo responder, y eso parece no importarle. O tal vez lo entiende.

Una vez en el auto de Carl, emprendemos el viaje en silencio. Ni siquiera hay música, cosa que agradezco.

Los padres de Steven, decidieron hacer la ceremonia en la misma iglesia donde ambos se casaron, y donde Steven fue bautizado. Ross me ha comentado que recibieron mucha contención, y eso es bueno, necesitan toda la necesaria del mundo.

Llegamos al lugar, y al notar la cantidad de presentes, mi corazón siente un golpe de dolor. Otro de los tantos que ya he estado recibiendo.

Y no es hasta que bajo del auto que puedo ver quienes son los que asistieron. Están los niños del hogar, aunque no todos. Han evitado la presencia de los más pequeños, y sólo han asistido aquellos que pueden comprender más la situación.

Los veo con las manos unidas, dándose apoyo, en silencio, esperando a que la ceremonia inicie. Sus miradas cargadas de dolor me rompe. Pensar en sus ojos brillantes de alegría ante las cosas que Steven hizo, parece algo tan lejano como irreal al ver el abatimiento presente en cada uno.

Cerca de los niños, están sus compañeros de copas y de fiesta. No creí que fueran a venir debido a la poca relación sentimental que hubo entre ellos, pero aquí están para despedir a quien los acompañó en muchos momentos. Me pregunto quién fue el que tuvo la idea de llevarlo a la fiesta del compañero de Lisa, me gustaría agradecerle.

También han venido los empleados de Olivers, incluso el hombre que, tras la perdida de su hija, come solo en la pizzería. Al verme me saludan con la mano, y una mueca en sus rostros.

Y por supuesto, ninguno de sus alumnos ha faltado. Algunos tienen sus instrumentos, me pregunto que tienen pensado hacer con eso. No me he enterado de nada.

Will está en el grupo, abrazando a un chico que no puede dejar de llorar mientras que el resto se mantiene en silencio.

—Recién se entera —mi padre se aparece a mi lado, y me da la respuesta al llanto tan desgarrador del joven. Al parecer volvió esta mañana de viaje con sus padres, y fue entonces cuando supo lo que pasó.

Como estrella fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora