Todos piensan en cambiar el mundo... pero nadie piensa en cambiarse a si mismo.
León Tolstói
~Hogwarts
Septiembre, 1999Habían pasado los días con pasmosa lentitud sin ninguna nueva noticia y sin ningún nuevo problema. Las clases eran iguales que siempre, tan iguales que rayaban en la ridiculez en su intento de disfrazar todo lo que estaba ocurriendo y mantener la atención en el colegio, los maestros y los deberes. Habían pasado días sin que nada pasara y eso ponía nerviosa a Hermione.
Pasaba la mayor parte del tiempo tratando de que su mente se despejara de todo lo que había pasado hace algunos días, trabajando en su autocontrol cuando se encontraba con Malfoy en los pasillos, de la mano de Pansy Párkinson, quien solo la veía de manera hastiada y como si hubiese olido algo que se pasó de tiempo.
No entendía como su futuro había terminado en eso, pero también sabía que no había sido culpa de ninguno de los dos. Había una profecía y tenían que cumplirla de forma casi religiosa si querían salvar al mundo mágico junto a Harry, de nuevo.
—No comprendo porque se le da estudiar si ni siquiera puede escuchar cuando le hablo.—Murmuró Enif hacia Eltanin, quien se encogió de hombros sin decir nada pero manteniendo su mirada divertida en su madre mientras hacían los deberes.
Ambos muchachos vestían de manera pulcra los colores famosos de Slytherin, los cuales les quedaban demasiado bien, como si hubiesen nacido para llevarlos puestos. Había prometido ayudarles a estudiar, pues se preocupaba por su futuro.
Al menos podría enseñarles a defenderse antes de irse, antes de ponerlos en peligro. Altair dejó caer los libros pesados en la mesa de la biblioteca en donde estaban, murmurando varias cosas en un idioma que Hermione creyó reconocer como Italiano.
—¿Sabían que no me dejaron tomar un libro de la sección prohibida? La profesora McGonagall prohibió que cualquiera de nosotros los tomaramos.—La muchacha sacudió la cabellera rubia y con rizos, bufando un poco y arrugando la nariz mientras se aflojaba un poco la corbata de los mismos colores que sus hermanos portaban.
Debían de ser Slytherin y Hermione ya estaba preparada para aquella situación, incluso ya estaba resignada.... pero se llevo una gran sorpresa.
—Quizá piensa que vas a ponerle una poción en su comida y quedará muerta para mañana.— Dijo el cuarto Malfoy en la habitación, quien aburrido había puesto su corbata en la cabeza como banda.
Una corbata roja con oro.
Hermione miró a Scorpius con una sonrisa amable y maternal, qué pasó a una de desaprobación cuando lo vio subir los pies a la mesa y acomodarse.
— Es una biblioteca, baja tus pies ahora, jovencito...—El regañado solamente brincó un poco y obedeció de manera automática ante la mirada que su madre le dedicó, pero antes de poder replicar con alguna oración que hiciera que su madre se enfadara, una voz lo interrumpió, haciendo que toda la calma se esfumará del lugar.
—Vaya, vaya...- Murmuró una voz detrás de ellos que todos conocían muy bien y que arrastraba las palabras con algo más que burla.—Tan grande estás ya como para obedecer a tu madre.
Draco sonrió un poco hacia los presentes pero no de manera amable, más burlona y cínica. Scorpius prefirió ignorar al rubio mayor, más sus hermanos lanzaron varios "Hola" hacia su padre, sin nada más que agregar de ninguno de los presentes y a Hermione eso le preocupó.
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Profecías
Fanfiction¿Te atreverías a amar a alguien que no debes? ¿Aún cuándo una esfera de cristal, pequeña y frágil, te asegure que ese es tu destino? Hermione Granger no podía creerlo cuándo lo escucho... Pero aún así, Draco Malfoy estaba frente a ella.