17. Despair upon us

63 11 11
                                    

Roderich respiró profundo conteniendo sus nervios cuando le fue notificado que, apenas entrada la luz del alba a su casa, recibiría una visita. Era consciente de la vorágine en las tensiones de Europa, y sobre todo, la llama incontenible en que se tornó la ruptura del pacto que dividió a Polonia injustamente.

No le tomaba desprevenido, que tarde o temprano, tendría a uno de los hermanos germanos en su puerta, empujándolo a aceptar una alianza de la que, si bien no quería ser parte, no tendría mucha opción; especialmente considerando lo extremista del rumoreado tercer Reich, o lo mucho que quedó en deuda por compensar a Alemania en cuanto tomar las responsabilidades de la guerra que el gobierno Austriaco comenzó.

Roderich, conteniendo su aliento, apretó sus manos sobre el regazo, hasta sentir entumecer los dedos por la fuerza; era evidente que, no deseaba que su visitante notara el temblor con que el recibía a su visita.

Österreich —saludó Alemania, su expresión carecía de cualquier forma de alegría; Austria podía decir que eso no era algo fácil para la joven nación, aunque fuera la segunda vez—. ¿Puedo sentarme? Tenemos que discutir.

—Mis jefes ya me lo han comentado, por lo menos, los puntos generales de lo que vienes a anunciar —dijo Roderich, desdeñando el asunto como si fuera una inconveniencia menor; con un gesto de mano, le invitó a ocupar una elegante silla tapizada a su frente.

Alemania agradeció no tener que poner en contexto la situación, o el hecho de que técnicamente el naciente Tercer Reich ya estuviera ocupando su nación de alguna forma. Sin rodeos, Ludwig le dijo que él había sido llamado a la guerra. En cierta forma, pensó Austria, que eso se trataba de un cobro, en alguna forma, por lo sucedido debido su causa en la Gran Guerra.

Aunque no tuvo tiempo de preocuparse por sus conjeturas.

—¿Habrá más involucrados? —preguntó Roderich, mirando con gesto distante hacia la habitación exclusiva para su piano, acción que le tranquilizaba.

—Seguramente —respondió Alemania de forma vaga. Austria se sintió conforme con ello; no quería saber más en realidad del asunto, por el momento—. Aunque Schweiz se mantendrá neutral como en la anterior; quisimos hablar con él. Por más que insistimos, no hubo manera: nos rechazó, incluso negó cualquier ingreso a su frontera —explicó—. Debo mencionar que aceptó darnos recursos, únicamente bajo situaciones específicas que favorezcan su lugar fuera del conflicto.

—«La Guerra que acabaría con todas las guerras», mostró fracasar con su título. —Dijo Roderich con aprensión.

Austria se relajó un poco al saber que Basch se mantendría lejos del desastre, a su manera. Sobra decir, que no podía comprender que aceptara apoyarlos de alguna forma. No tenía sentido, y no era propio de Suiza; sin embargo, sabía que en esencia, la disidencia bélica sería diferente. Suponía que cambiar sus tácticas era lo más acertado, y lógico, hasta para los que no estaban involucrados.

Ludwig apretó sus labios en una fina línea, pero no agregó nada al comentario, ni hizo amago de negarlo; Austria, no esperaba una respuesta a esa vergonzosa verdad. Nunca dejaría de haber conflictos para ellos, era suficientemente viejo para entenderlo y anticiparse.

—Nos reuniremos pronto —contestó taciturno Ludwig.

Austria consideró que lo mejor, era que no fuera tan cercana su próxima visita, porque probablemente, entonces, tendría que usar portar un uniforme militar.

.

.

.

Las razones del curso particularmente diferente de Suiza en ambas guerras, él las justificó únicamente como una medida para mitigar el riesgo, que estaba tomando cuando acogió a Liechtenstein. Tenía muchos más factores por los que estar expuesto, y sin duda, más que perder.

Snow flowers bloom with eternity [SwissAus | Edelweiss] [Hetalia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora