Dia 10: Almas gemelas

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Desde pequeño, Hoseok siempre había estado fascinado con las historias de almas gemelas, y ese sentimiento nunca murió con el pasar de los años, sino que se fortaleció. La idea de encontrar a esa persona hecha especialmente para tí y con la que compartirías el resto de tu vida, hacía que su mente vuele con las infinitas posibilidades que la vida le presentaba.

¿Será alto o bajo que él?¿Será tierno o apático?¿Le gustará la pizza con ananá o la detestará?¿Querrá una boda grande o pequeña?¿Le gustarán los niños?¿Cómo será su marca?

Todas estas preguntas y más eran recurrentes en su cabeza cada vez que miraba la marca que adornaba su pecho de matices rojizos, anaranjadas y amarillos por encima de su corazón, y se extendía hasta su clavícula, formando algo parecido un atardecer que le recordaba a una de las fotos que Changkyun había recibido de su pareja y que tanto apreciaba.

Pensar en su amigo, no hizo más que hacer que se forme una delicada sonrisa. Aun recordaba el día que había vuelto de la universidad y lo había encontrado llorando en el sofá de su living mientras miraba su marca en su brazo izquierdo; el dibujo del yin que antes estaba solo, ahora se encontraba acompañado de su otra parte, su yang. Con tan solo 18 añitos y 3 días en la universidad, había encontrado a su alma gemela, Yoo Kihyun, en una de sus clases para luego ser rechazado por este. Ese día, el menor lloró en sus brazos asustado, temiendo a la soledad y preguntándose porque no era suficiente para hacer que su destinado se quede a su lado. Afortunadamente, Changkyun nunca se dió por vencido, y luego de 5 años, celebraría su primer aniversario como pareja. 

A Hoseok le gustaba creer que cada marca representaba a la pareja y, para él, Kihyun y Changkyun eran una prueba feasciente de eso. Ambos eran extremos opuestos; Changkyun era un soñador, mientras que Kihyun era muy realista o bordeaba el pesimismo

El repentino sonido de su celular lo sacó de sus pensamientos. Con una toalla atada a su, se dirigió hacia la mesita de luz que estaba al lado de su cama, tomó el aparato en sus manos y contestó la llamada.

-¿Que sucede ahora?

-Los productores quieren discutir contigo sobre el demo de tu canción.¿Puedes venir ahora?- preguntó Jooheon algo agitado y casi susurrando.

El pelinegro se revolvió su cabello por la frustración. -Se supone que hoy es mi día libre.¿No pueden manejarlos ustedes?

El menor suspiró del otro lado. -No te llamaría si no fuese necesario.- Hoseok podía sentir como el menor puchereó luego de decir esas palabras, logrando ceder a la petición del menor fácilmente.

-Está bien, pero me debes una salida a ese restaurante costoso de ramen.

-¡Gracias, hyung!¿Ya te dije que te quiero?

El mayor sonrió ante sus palabras. -También  quiero, honey. En quince te veo.- Sin perder tiempo, cortó la llamada y comenzó a alistarse rápidamente. Su visita al gimnasio tendrá que esperar unas cuantas horas más.

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Las horas se hicieron eternas para el pelinegro, pero afortunadamente, lograron llegar a un acuerdo con los productores, y su canción estaría en el próximo disco de un grupo llamada Monster X. 

Hoseok necesitaba liberar la tensión acumulada tras las largas horas de discusión por lo que optó por dirigirse hacia su gimnasio de siempre. Allí continuó con su rutina de siempre; unos 30 minutos de cardio, hora y media con máquina y pesas, para luego estirar y volver a su departamento. Mientras salía del lugar, chocó con otro hombre, un poco más alto que él y de piel morena. Hoseok no le dió mucha importancia por lo que solo se disculpó y siguió con su camino, perdiéndose por las calles de la gran ciudad.

Eran cerca de las 8 de la noche cuando el pelinegro llegó a su hogar. Cansado desde la noche anterior y sumado al día de hoy, no dudó en darse una ducha, comer una pizza recalentada del día anterior e irse a la cama muy temprano.

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Por la mañana su rutina iba a ser la misma que el día anterior pero todo cambió cuando notó un gran cambio en su marca. Ahora se encontraba adornada por las siluetas de dos aves. A sus ojos, era una hermosa vista, pero no podía evitar sentir una sensación de tristeza y soledad. Un nudo se le formó en su garganta y comenzó a sollozar sin saber el porqué.

Una vez que el llanto cesó, Hoseok se sentó a descifrar quien era su alma gemela. No tardó mucho tiempo en darse cuenta que aquel moreno con el que había chocado era su opción más probable. Pensar en él hizo que su estómago sintiese pequeñas mariposas revoloteando como si estuviese enamorado, una sensación que recordaba haberla escuchado de Changkyun cuando le platicaba de sus salidas con Kihyun, lo que no hizo más que otra cosa que asegurar las suposiciones del pelinegro con respecto al moreno misterioso, decidiendose por darse una vuelta por el gimnasio a la hora que recordaba haberlo cruzado.

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Por casi un mes, Hoseok esperó todos los días al chico misterioso afuera del gimnasio. Ya había hablado con el dueño y otras personas que iban a esa hora y los únicos datos que logró obtener fue su nombre, Hyunwoo, y los horarios en los que solía venir.

Por un lado el pelinegro no perdía la esperanza, sabía que algún día lo encontraría y viviría su historia de amor como la de muchos otros afortunados, pero por otro, no podía evitar preguntarse porque aún no se habían encontrado; incluso el dueño había quedado en avisarle si es que lo veía en otro horario, pero nada. Era como si se lo hubiese tragado la tierra.

Un día Hoseok se despertó sintiendo escalofríos por todo su cuerpo mientras una gran angustia se apoderaba de su corazón seguido de un fuerte ardor que le quemaba el lado izquierdo de su pecho, justo en donde se encontraba su marca.

Rápidamente, se levantó y corrió hasta donde estaba su espejo y al ver su reflejo, un grito desgarrador salió de su boca y cayó sobre sus rodillas. Las lágrimas corrían por su rostro, con sus puños golpeó el piso una y otra vez hasta que se cansó. No sentía dolor, ni tristeza, ni rabia. Nada. Solo vacío y soledad. Su marca había ennegrecido.

Unos días después, el pelinegro recibió una llamada del dueño del gimnasio. La madre de Hyunwoo había pasado a informarle que su hijo había fallecido hacía unos días. Un derrame fue la causa; había sido atropellado y caído en coma hacía un mes, logró despertar pero a las horas, su cuerpo no dió más y partió hacia la otra vida.

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A Hoseok siempre le fascinaron las historias de almas gemelas, creía que las marcas eran un reflejo de la pareja, y su triste historia solo reforzó su creencia. 

El atardecer, que antes decoraba su pecho, representaba algo efímero, que dura unos cuantos segundos para dar paso a la oscura y desolada noche; algo corto pero al mismo tiempo hermoso. Esas dos aves que adornaban ese hermoso cielo, eran ellos dos, volando uno al lado del otro, siguiendo su destino incluso durante la mismísima noche que les seguiría; quizás en la completa oscuridad, no podrán verse, pero una vez que vuelva a salir el sol, volverán a encontrarse, quizás no en esta vida, pero en la próxima, y quizás, su historia tenga el final que ambos merecen...

30 Day OTP Challenge ~ (Showho) [COMPLETADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora