30 Day OTP Challenge ~ (Showho) [COMPLETADO]

Dia 24: Triste

La habitación del matrimonio estaba casi a oscuras salvo por los débiles rayos del sol de mediodía que se filtraban por los costados de las gruesas cortinas borravinas. A esas horas, el lugar solía estar vacío ya que el matrimonio se encontraba trabajando o en las casas de los suegros junto con sus hijos, una costumbre que mantenían desde la llegada de su primogénito al hogar; pero la usual rutina del matrimonio había dado un giro inesperado en estos último días, teniendo al menor de los dos oculto entre las sábanas de la cama king-size sin motivación para levantarse.

Hoseok podía escuchar el ajetreado movimiento de su esposo y sus dos pequeños niños que provenían del piso de abajo, quienes no paraban de carcajear por alguna mueca que seguramente su padre estaría haciendo. Usualmente, las risas de sus bebés serían suficiente para sacarle una sonrisa y alegrar sus días, pero ¿Cómo podría sonreír cuando en su corazón solo había tristeza y desolación? Incluso, el pelinegro no podía llegar a recordar la última vez que había sonreído; ni siquiera la promesa de un buen ramen preparado por su esposo parecía poder sacarlo de esas cuatro paredes que, con cada día que pasaba, parecían cerrarse cada vez más y más sobre su mente.

El rechinido de la puerta lo sacó de su deprimente malestar; era Changkyun, quien había entrado con pasos torpes vistiendo nada más que una camisita amarilla y un overol con un gato bordado en el bolsillo de adelante. Después de casi no ver a su hijo por tantos días, Hoseok esperaba sentir algún ápice de felicidad o de anhelo, pero no, no podía sentir nada, como si el interruptor de sus emociones se hubiese apagado en su interior. "¿Esto es lo que soy ahora?"

-Papi, hoda de come'.- sin darse cuenta, el pequeño de tres años había subido a la cama y se había acomodado justo al lado de Hoseok, quedando ambos cara a cara, con el cabello de Chang tapando sus profundos ojos marrones.

"Mi bebé se preocupa por mí y yo no puedo ni levantarme a saludarlos" El pelinegro corrió de la vista los rizos de su hijito mientras sentía como un nudo se formaba en su tráquea: -Hoy no, bebé. Papi no se siente bien.- Hoseok tuvo que aguantar las lágrimas que amenazaban por salir; la tristeza de su corazón ahora había sido reemplazado por la culpa "Honey y Kkukkung merecen un mejor padre"

Ante las palabras de su padre, un puchero se formó en el rostro del más pequeño: -¿Papi, ya do dos quedes?- la voz del más pequeño se quebró en tanto rompía en un llanto estrepitoso que alertó a su otro padre de su malestar. 

Las palabras del más pequeño estrujaron su débil corazón, dejándolo sin habla por unos instantes; pero para cuando el pelinegro iba a reafirmarle su amor a su hijo, Hyunwoo ya había entrado a la habitación y ya estaba consolando al menor: -Ya está, bebé. Papi está mal, luego comerá con nosotros.- dijo el mayor mientras palmeaba suavemente la espalda de Changkyun y salía de la habitación.

Apenas escuchó los pasos del moreno alejarse, Hoseok no pudo frenarse más y sollozó en su almohada, decepcionado consigo mismo por no poder consolar a su retoño y con la culpa carcomiendo su mente. Su propia incapacidad para recuperarse había hecho que su hijo dude de su amor ¿Cómo podría llamarse padre ahora? Pero por más que trataba de levantarse para ir a arreglar las cosas y darle la atención a sus pequeños que se merecen, su energía parecía escaparse como el agua de sus manos, dejándolo rendido ante una neblina que se formaba en su mente y su corazón que lo había dejado atontado por días. Tan absorto a la realidad se encontraba, que no había notado la presencia de su esposo a su lado quien no dejaba de acariciar sus mechones grasos y pelinegros: -¿Y los niños?

-Haciendo la siesta. Corrieron mucho en el parque.- respondió el moreno sin perder el contacto con su esposo, habiendo extrañado esos momentos íntimos con marido.

Las acciones del mayor solo se sintieron como un puñal en el corazón -Lamento que te tengas que encargar de todo mientras yo me la paso acostado.- Hoseok se dio la vuelta, dándole la espalda a Hyunwoo -Siempre soy una carga ¿Cómo es que todavía no me dejaste?

Aquella pregunta descolocó un poco a Hyunwoo -desde el principio de su relación que no escuchaba al pelinegro referirse a sí mismo con tanto desprecio, pero que con el tiempo y muchos cumplidos de parte del moreno, había logrado superar-, por lo que decidió actuar con precaución, dispuesto a borrar esos horribles pensamientos de su amado. Con mucho cuidado, el mayor envolvió a Hoseok entre sus brazos, pegando su pecho a la espalda del menor, aunque dejando su agarre medio suelto para que el otro tuviese la oportunidad de rechazarlo si lo quisiese: -Porque te amo y prometí cuidarte hasta el final.

-¡¿Cómo puedes amar a un asesino?!- gritó el menor con la voz quebrada por su llanto que desaparecía en la almohada de plumas pero sin apartarse del abrazo de su esposo. Hyunwoo se mantuvo en silencio, esperando a que el menor continuase hablando, sabiendo que necesitaba descargar todo lo que tenía en su corazón aunque cada palabra le doliese y le provocara las ganas de meterse en su mente y destruir cada pensamiento malo que abrumaban a Hoseok: -Soy... Era su hijo, mi deber era cuidarla y ahora la perdí- el cuerpo del menor comenzó a temblar: -¡Si tan solo la hubiese llevado a casa, mi madre estaría con vida! ¡Yo la maté!

Ese último grito desgarrador hizo sollozar a Hyunwoo quien no pudo evitar apretar al pelinegro contra su pecho: -Por favor... no te digas esas cosas... me duele verte así- susurró entre jadeos el mayor. Cuando por fin pudo calmarse, volvió a hablar:  -Nada de eso es cierto y lo sé porque te conozco, Hoseok.- el moreno guio el cuerpo del menor para que volviesen a quedar frente a frente y siguió: -Sos la mejor persona que conocí en mi vida y estoy orgulloso de tenerte a mi lado.- sus manos, que antes reposaban en la espalda del pelinegro, se entrelazaron en el pequeño espacio que había entre sus torsos, mientras una sonrisa se asomaba por el rostro de Hyunwoo, quien no dejaba de besar cada centímetro de la piel de Hoseok que sus labios podían alcanzar hasta que sintió el cuerpo del otro relajarse.

-Aún me siento culpable por hacer que te encargues de todo y no ayudarte con los niños. Se supone que debería estar siempre para ellos.- Hoseok escondió su rostro entre los pectorales de su esposo en un burdo intento de huir del recuerdo de lo que había sucedido con Chang hacía un rato, cosa que no funcionó y que hizo que soltara un suspiro de frustración.

Hyunwoo no perdió tiempo y aprovechó para besar el remolino que se formaba en la coronilla de la cabeza de Hoseok, aunque se arrepintió al instante al sentir la grasa y el olor a vinagre del menor: -Los niños necesitan que su papi favorito esté bien para ellos estar bien. Eres un excelente padre y nuestros hijos te adoran. Nunca dudes de eso.- el moreno sintió como el pelinegro tomaba una gran bocanada de aire para hablar, por lo que siguió antes de que el otro lo interrumpiera: -Además, prometí estar en las buenas y en las malas cuando nos casamos. Habrá días en los que yo dé el 90% y otros en los que vos lo harás, y no lo cambiaría por nada en el mundo.

Tras unos momentos de silencio, Hoseok se alejó un poco del mayor y buscó con su mirada los ojos de su esposo que parecían estar a punto de cerrarse del sueño, pero que cuando se enfocaron en la figura del pelinegro, dirigieron su total y completa atención hacia él: -¿Crees que deba ir al psicólogo?- preguntó nervioso el menor.

Hyunwoo apartó el cabello de los ojos de Hoseok -tal y como el pelinegro lo había hecho hace un rato con Changkyun- y con una tierna sonrisa contestó: -Si crees que lo necesitas para sanar, entonces tenés todo mi apoyo.

Hoseok reflejó la expresión de su esposo en su rostro y volvió a esconderse en su pecho: -¿Cuando dejará de doler?- preguntó en un leve susurro que casi pasó desapercibido para el moreno.

-No lo sé, pero estaré ahí siempre que me necesites.