Dia 5 y 6: Muerte y Engaño

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El sol se ocultaba por el horizonte tiñendo de un suave color dorado a la gran ciudad de Incheon. Desde lejos, la escena de los edificios siendo bañados por la luz del ocaso generaba una sensación de paz y armonía digna de ser captada en un cuadro o fotografía, pero entre sus calles se estaba desatando una persecución que rompía con la atmósfera del escenario.

Los disparos resonaban por las calles junto al sonido de las sirenas de carros de la policía. Un Audi blindado avanzaba con desenfreno, evitando ágilmente el tráfico de la autopista. Tal era la habilidad del conductor, que tras realizar una maniobra, logra que uno de los patrulleros que los perseguían choque contra el auto de un civil, provocando un accidente y evitando que las otras dos patrullas continúen con la persecución. 

Una pequeña parte de Yoo Kihyun se relajó al ver que ya nadie los seguía, pero sabía que esto no se acabaría hasta que su líder, Son Hyunwoo, esté fuera del país. Antes de haber podido articular otro pensamiento, el sonido de un celular interrumpió sus pensamientos. Sin despegar la vista de la autopista, respondió.

-Todo listo.- dijo una voz proveniente de los parlantes del celular. Sin decir otra palabra, cortaron la llamada, probablemente, para evitar ser rastreados. Kihyun no dudó en deshacerse del aparato, terminando con este siendo aventado por la ventana, y girando el volante, dirigiéndose a su nuevo destino.

-Kihyun.- llamó su único pasajero desde los asientos traseros del auto.

-Dime.- por el espejo retrovisor el conductor observó a Son Hyunwoo, quien mantenía una postura relajada a pesar de los recientes imprevistos en su dia.

Hyunwoo observó algo en su celular, miro hacia la ventana y habló:-Cuida a Hoseok hasta que regrese.- La mirada del líder mafioso se había llenado de desolación y nostalgia mientras algunos recuerdos con el pelinegro pasaban por su mente.

-Entendido, jefe.-

Pasaron unos cuantos minutos hasta que lograron llegar a las costas de Incheon. Unos últimos rayos de luz alumbraban el muelle en donde se encontraría un yate preparado para zarpar hacia China; Hyunwoo se escondería por unos meses hasta que las cosas en Corea se calmaran. El mafioso no tenía miedo de descuidar su imperio ni a las represalias de la policia; sabia que Kihyun era completamente capaz de controlar cualquier subersion de otros grupos, y en cuanto a la policía, unos cuantos billetes sobre la mesa arreglaría todo.

Los dos hombres salieron del auto con un revólver en sus manos. Con cautela y pasos sigilosos se metieron entre unos algunos depósitos para despistar, en caso de que alguien los haya seguido.

Un súbito disparo los sorprende y da cerca de la cabeza de Hyunwoo. 

Una vez mas se escucho el estruendo de la misma arma. Kihyun fue mucho más rápido y, sin pensarlo, se lanzó sobre el cuerpo de su jefe para protegerlo. El cuerpo sin vida de su secuaz cayó sobre él, dejándolo expuesto al peligro que lo acechaba. Con rapidez, corrió el cadáver, agarró el arma que este llevaba y echó a correr. No había tiempo para lamentarse por la pérdida de una persona a la que el líder podría haber considerado su amigo más cercano.

Otro disparo. Esta vez mucho más cerca que los dos anteriores. Hyunwoo sintió un suave cosquilleo que recorría su oreja izquierda. Estaba sangrando. El moreno pensó en disparar a ciegas pero era inútil, ya casi no podía ver nada, el sol ya había terminado de ocultarse.

Otro mas. Esta vez en su pantorrilla izquierda. El líder no pudo evitar tropezar, tirando los revólveres a unos metros. Sin perder tiempo, comenzó a arrastrarse hacia una de estos. La grava del suelo se refregaba en su herida y no pudo evitar gemir del dolor. Hyunwoo logró llegar hasta una de las armas y giró sobre sí mismo, pero antes de poder hacer algo, su agresor disparó contra su mano. El arma volvió a caer a unos cuantos pasos de su cuerpo mientras el mafioso gemía del dolor. Escucho a alguien acercarse, levantó la cabeza y ahí lo vio.

-Seokkie.- es lo único que alcanzo a decir. Muchas preguntas se formaron en su mente, pero su boca no llegaba articular ninguna, quizás por la falta de sangre o por la ira que invadía su cuerpo tras la traición de la persona que más había amado en su condenada vida. No podía evitar culparse por haber confiado demasiado, por haberle entregado su corazón, por dejarse llevar por sus emociones. Las pistas de su traición eran claras, Kihyun había tratado de advertirle y ahora estaba muerto y pronto él lo acompañaría en el infierno.

-Se acabó, Hyunwoo.- dijo mientras apuntaba el arma hacia su sien. Solamente quedaba una bala, una sola que acabaría con la persona que había jurado destruir hacía 5 años.

-¿P-por q-que?- Hyunwoo sentía que sus fuerzas se desvanecian poco a poco, la imagen Hoseok se hacía cada vez más borrosa.

-¿Realmente creíste que podría haberte perdonado por matar a mi madre?- La voz de su ejecutor se oía cada vez más distante. No pudo evitar recordar las palabras que le había dicho Kihyun hacía unas semanas  en su cabeza “No podemos confiar en el”. -¿Que podría haber amado a un monstruo como vos?- Su cuerpo se iba haciendo cada vez más pesado. Con su último esfuerzo, levantó la vista se encontró con lágrimas que caían por el rostro de Hoseok. -Te odio, Son Hyunwoo.- dijo entre dientes con toda la furia que contenía en su interior pero, al mirar sus ojos, lo único que Hyunwoo alcanzo a ver era tristeza y dolor.

El moreno trató de decir unas últimas palabras pero no pudo. Con la sexta bala del arma, Hoseok terminó con la vida del mafioso. Por unos minutos, no se llegó a escuchar ruido alguno en el lugar hasta que del pecho del ejecutor emergió un grito desgarrador. El pelinegro cayó sobre sus rodillas y comenzó a golpear el duro suelo con sus puños mientras sus lágrimas se estrellaban contra este.

30 Day OTP Challenge ~ (Showho) [COMPLETADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora