Entré en la cafetería de Wickendale con mis pensamientos incluso más confundidos de lo habitual, con la mente arremolinada entorno a James y a Harry. Pasar tiempo con James había sido perfecto y también lo había sido nuestro beso, así que, ¿por qué en vez me había imaginado que eran los labios de Harry? ¿Por qué no podía pasar tiempo con James sin dejar de pensar constantemente en él? Todas estas preguntas se arremolinaban en mi mente y no entendía ni una sola de las ideas de este torbellino. Parecía que una batalla interna entre dos partes estaba teniendo lugar, una parte de mí quería ser buena y la otra anhelaba estar de parte de la mala.
Y el hecho de que incluso estuviera considerando la segunda opción me asustaba; mucho. Harry contenía una esencia que emborronaba cualquier punto de vista moral lógico que alguna vez poseí y tomaba el control de todos y cada uno de mis pensamientos. Era como una infección que se extendía por toda mi mente y se negaba a irse.
Y hablando del rey de Roma, ahí estaba cuando entré en la gran cafetería. Ya estaba sentado en nuestra mesa, su pelo oscuro era una despeinada maraña de rizos echados hacia atrás para revelar sus asombrosos rasgos y sus labios rojos cereza envolvían un cigarrillo menguante.
"Estás aquí pronto," le saludé, tomando asiento a su lado.
"Sí, tuvimos que dejar la mierda de terapia de grupo antes de lo habitual porque Janise tuvo una crisis e intentó estrangular a un guardia. En realidad fue muy divertido," sonrió, resoplando un anillo de humo en el aire.
"¿Están todos bien?" Pregunté.
"Sí, desafortunadamente. Aunque esté mal, me hubiera gustado ver algo de acción por aquí para variar."
Puse los ojos en blanco pero no pude evitar reírme por su cínico humor. Inconscientemente, miré alrededor para ver si faltaba alguno de los guardias debido al incidente que me ha contado Harry, pero los guardias dispersos alrededor de la habitación parecían estar bien. Incluido James, quien se encontró con mis ojos cuando mi mirada se posó sobre él. Me lanzó una sonrisa adorable y se la devolví, saludándole, antes de que mis ojos volvieran a Harry. Me lo encontré mirando entre nosotros dos, con una expresión casi jocosa de disgusto en sus rasgos.
"Sabes, Rose, sé que no puedo controlar con quien pasas tiempo, pero ¿puedes por favor no hacer ojitos con la persona a la que desprecio justo delante de mí?"
"¿Desprecio? Eso es un poco fuerte, ¿no crees?"
Harry se encogió de hombros, todavía irritado.
"Ya sabes que James es inocente. Si no asesinó a nadie, ¿por qué le odias tanto?"
"Tan sólo no lo hagas," dijo simplemente, se inclinó en su silla, alejando el cigarrillo y exhalando una bocanada de humo encrespado. "Fuisteis a la feria ayer, ¿verdad?"
"Sí," dije aprensivamente, temiendo la conversación que podríamos tener por delante. De repente, sentí una punzada de culpabilidad al recordar el beso de James, pero aparté inmediatamente el pensamiento. Debería ser capaz de besar a quien yo quiera, no es como si tuviera alguna obligación con Harry.
"¿Cómo fue?" Preguntó, intentando sonar casual.
"Bien," dije simplemente.
"Rose, puedes contármelo. Tan sólo intentó tener una conversación," dijo, encogiéndose de hombros otra vez. Intentaba actuar indiferente a toda esta situación, pero puedo asegurar que se moría de ganas por saberlo.
Suspiré, dándome cuenta de que no había nada de malo en contarle los detalles de nuestra "cita". ¿También debería contarle lo de nuestro beso? Temía su reacción, pero por alguna razón sentía que él tenía que saberlo. Y parte de mi quería que lo sepa.