Flor del Sol

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Si bien el cuadro no estaba en la sala, tampoco en la basura, estaba en el diván, cubierto por una manta, Acacia esperaba que no se destruyera tal obra hermosa

Nicklaus, estaba camino a su casa, no se aguanto, de pronto, unas contundentes ganas de estar cerca de ella lo dominaron, debía inhalar esa fragancia tan abrumadora, tan vital

Toco la puerta con respeto, ansioso, abrió la chica, pero no se sorprendió para nada, algo que incomodo a Klaus quien no se dio a notar, se deslumbro con la belleza y excitación de la sangre de la doppelganger

         -¿Tu por aquí?- se cruzo de brazos, sin salir del hogar, el hibrido sonrió

         -¿Me invitas a entrar?- alzo una ceja, ella negó instantáneamente

         -No- junto sus labios- ¿Qué haces aquí?- miro sus ojos

         -¿Te gusto el cuadro? Debe de verse muy lindo en tu sala- sonrió él, complacido

         -No está en la sala-frunció el ceño- está cubierto por una manta en el diván- el se rio

        -¿No has podido votarlo? ¿Por qué no lo pusiste donde todo el que viniera lo viera?- dijo con esa sonrisa tan irónica

        -Es una obra hermosa- se mantuvo seria, Klaus sonrió elogiado- pero no quiero tener algo en la sala que me recuerde a ti- soltó sus brazos y los puso en la puerta- ahora si me disculpas- cerró la puerta

Esta era una de las cosas que le atraían de Acacia, esto y su sagrada sangre, que la anhelaba

La doppelganger llevaba encerrada en su casa bastante tiempo, necesitaba volver a sentir la serenidad del aire, e ir al apacible bosque en busca de aquella flor, tan extraña. No le costó estar lista, se marcho, percatándose de Nick no la anduviera vigilando, un simple hechizo que la hacía ver todo su alrededor, realmente maravilloso

Caminó, y caminó, perdiéndose por ese indefinido y precioso lugar lleno de arboles, sonreía abiertamente antes esto, le encantaba buscar cuya asquerosa y horrible flor sin magia,  era tan peculiar y la necesitaba tanto, era lo único que la mantenía con vida, y no había bebido ese espantoso liquido que le provocaba nauseas

A lo lejos la vio, pero también sintió como sus piernas se debilitaban, como sus mirada se nublaba, como recibía espasmos, era su fin 

PetrovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora