Confianza

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No podía creer lo que le estaba pensando, Nicklaus Mikaelson se sentía indefenso, la vida le estaba dando la espalda, estaba frustrado, quería la sangre de la inigualable doppelganger, la quería ahora

Había estado toda la tarde enfadado, y ahora percibía como su hermano llegaba, apretó los puños y fue hasta el, le sonrió con arrogancia, y Elijah con elegancia

        -Hermano- dijo Klaus- has estado todo el día fuera- lo miro directamente a los ojos

        -Eh estado entretenido- camino pasando por su lado- estoy hambriento

        -¿Qué en casa de Acacia no hay sangre?- el honorable sonrió

        -No- y se marcho

Klaus quiso ir y enterrarle una daga, pero no lo hizo y no lo iba hacer, quería verle la cara cuando sacar hasta la última gota de sangre de la bruja Morfen

Rebekah, llego y su a hermano, le ofreció su ayuda, no le agradaba para nada la nueva doppelganger, sinceramente la odiaba

        -Puedo traértela- el sonrió

Acacia salió un momento a su patio, sonriendo, cerrando los ojos, sintiendo la brisa, inhalo, expiro, pudo sentir la excitación, la serenidad, luego ya no sintió nada

Elijah estaba atado a una silla con cuerdas llenas de verbena, y frente a el, la bruja Morfen ya hacia desmayada, estaba impotente, quería ayudarla, ella despertó, totalmente aturdida, perdida, y lo vio

        -¿Qué paso?- pregunto, mirando las heridas del original en sus muñecas y cuello

        -Mis hermanos- y ambos entraron

Rebekah y Klaus la miraron con desprecio, mucho más en la mirada de ella, en la del, había resentimiento

        -No te atrevas a ocupar magia- dijo Nick- no intentes matarme

        -No lo hare frente a tu hermano- Elijah la miro sorprendido- él se merece respeto

Klaus apretaba músculos, dientes, puños, todo en el estaba tenso, la miraba con odio, con furia, con ganas de matarle. Sin Acacia moverse, nublo la vista de los dos originales, y los dejo inmóviles, ayudo a Elijah, este estaba muy débil y le ofreció su sangre

       -No podre resistirme- le dijo el

       - Se que puedes- sonrió ella- confió en ti

Nick y Rebekah, escuchaban todo, sin poder moverse, ni siquiera para hablar, se sentían idiotas, fracasados, repugnantes, espantosos

       -Puedes estar seguro que la verbena no te hará nada por unos días- sonrió

Chasqueo los dedos y los otros dos vampiros se pudieron mover, pero no vieron a nadie, ya se habían ido, maldijeron a todo el mundo, especialmente a su hermano

Elijah aun tenía su mano en la estrecha cintura de Acacia, habían salido de la mansión Mikaelson a velocidad vampírica, ahora estaban fuera del hogar de la bruja, ella estaba exaltada, nunca había andado tan rápido, de pronto soltó una gran carcajada, pero no se movió. Abrió la puerta, aun con la mano de Elijah en su cuerpo

PetrovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora