Bajo el árbol de Abeto

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Capítulo 15 – Bajo el árbol de Abeto

La Navidad estaba cada vez más cerca, los alumnos de la escuela preparaban las decoraciones, las sacaban de cajas y las ponían en distintos lugares.

Ryuuji y Minorin no se habían hablado desde hace algo de tiempo, aunque Taiga tratara de conectarlos, Kushieda siempre estaba ocupada con su entrenamiento o con sus trabajos.

Esto molestaba a Aisaka, pues realmente quería ayudar a su amigo a conquistar a la pelirroja.

Kaori se había apuntado en el grupo de decoración, ya que adoraba crear adornos, sobre todo en Navidad. Iba a estar con Taiga, Ryuuji, Ami y Yusaku, que también se veían contentos con ayudar con las decoraciones para la fiesta de Nochebuena.

El profesor de educación física había pedido además que se limpiara y arreglara la bodega del gimnasio. Por lo que Kawashima y Kitamura, junto a otros voluntarios, se ayudaron para organizar las cosas.

El peliazul y la castaña se tardaron en traer las cajas en las que se guardaban pequeños cortes de papel blanco que simulaban nieve. Cuando llegaron a la bodega, Ami los regañó por haber tardado tanto. Ella amarraba unas pequeñas campanitas doradas a un hilo, cuando trató de mostrarlas se le cayeron todas al suelo, causando la risa de Taiga.

–Kaori, debes cortar las estrellas de papel junto a Taiga –Ordenó un compañero a la pelimagenta.

–Taiga, ¿Estás de acuerdo? –Preguntó Nishimura, a lo que Aisaka respondió afirmartivamente.

–Kitamura, acompáñalas –Dijo el mismo compañero, dándole una tijeras al peliverde.

–De acuerdo –Kitamura se dirigió a las dos chicas sonriente. Le dio las tijeras a Aisaka.

–Las tijeras no se agarran así, es peligroso –Aconsejó Yusaku a la ojimarrón cuando salieron del almacén.

Los tres fueron a una parte del gimnasio en donde había mesas y sillas. Kitamura pidió papel amarillo. Cuando lo obtuvo, todos empezaron su trabajo.

–¡Qué difícil es hacer estrellas! –Dijo Taiga con molestia tratando de recortar una estrella.

–No es tan difícil, no te tienen que quedar perfectas –Le dijo Kitamura.

–Tengo que admitir que esto es bastante divertido –Confesó Nishimura.

–¡Ese es el espíritu! –Exclamó Yusaku.

Siguieron por más tiempo, hasta que Taiga le comentó a Kaori:

–¿Sabes? ¡Yo seré quien ponga la estrella en el árbol!

–¿En serio? –Cuestionó la ojimagenta.

–¡Sí! O más bien, yo seré quien de la estrella, no quien la ponga.

–¡Fantástico!

–¡Es hermosa, ya lo verás!

De repente, Aisaka aulló de dolor, por no prestarle atención a las estrellas mientras hablaba con Nishimura se había hecho un corte en el dedo con la tijera.

–¡Taiga! –Exclamó Kaori.

–¡Oh no! –Dijo Yusaku– Aisaka, vamos a llevarte a la enfermería.

–Estoy bien –Taiga se sobaba la herida sangrante– ¡No se preocupen!

–Pero se te puede infectar, mejor vamos –Le dijo Kaori.

Los chicos llevaron a Aisaka con la enfermera. Le pusieron alcohol (del que se quejó la castaña) y también una venda en el dedo.

–Qué bueno que te pusieron la venda– Dijo Kitamura al salir.

–¡Fue horrible que me pusieran alcohol! –Dijo Taiga muy molesta.

–Es necesario el alcohol –Informó Nishimura– Si no te lo ponen se puede infectar, ¡No quieres saber como se ve una herida infectada!

–Tienes razón –Concordó Yusaku

La pelimagenta secretamente buscaba una oportunidad para acercarse a Aisaka de manera más íntima, y pensó que esa era una buena oportunidad.

–¿Todavía te arde? –Preguntó

–Sí, un poquito.

Kaori tomó su mano con delicadeza y muy suavemente dijo:

–Quizás un beso ayude.

Acto seguido, besó la venda que cubría el dedo. Taiga, muy sonrojada, se quedó en blanco, sin palabras. Por su parte, el peliverde escondía su emoción, él también apoyaba el KaoTai.

Un par de días después se estaban terminando los preparativos para la fiesta de Nochebuena. Los exámenes ya habían concluido y todos estaban más que entusiasmados por la Navidad y las vacaciones.

Por fin habían llegado las partes para construir el árbol de Navidad.

Los alumnos iban y venían con cajas y más cajas, chicas y grandes. La felicidad cubría el ambiente.

La gente reía y se ayudaba entre sí. Taiga se subió a los hombros de una compañera para poner unas piezas arriba.

Además, Aisaka trajo desde su casa la estrella que le comentó a Kaori, se la mostró a esta y ella quedó maravillada de lo hermosa que era.

También le pidió a Yusaku que la pusiera en la punta, cosa que hizo con mucho gusto.

Cuando acabaron, tanto jóvenes como los maestros miraron fascinados el árbol de Navidad.

Apagaron las luces para poder ver las luces navideñas en todo su esplendor, se veían precioso.

Todos aplaudieron y celebraron. Había valido la pena el esfuerzo.

Hasta que una bola de beisbol entró rompiendo la ventana y tirando el árbol al suelo. Rompiendo la costosa estrella de la punta en pedazos.

–¡Lo sentimos! –Dijo Minori entrando por la puerta– ¿Le hemos dado a alguien?

Todos estaban en shock, tenían que empezar otra vez y no estaban seguros que el tiempo daría para poder arreglarlo.

Volvieron a acomodar tubos, meter cosas y poner luces, aunque el aire en el gimnasio ya no era tan alegre.

Minori se encontraba en el piso, tratando de arreglar la estrella que Taiga había dado.

–Minori, está bien, fue un accidente –Dijo la dueña de la estrella.

–No, lo siento –Se lamentó su amiga con lágrimas en los ojos– ¡En verdad lo siento!

–No fue tu culpa, Minori –Dijo Kaori tratando de calmarla– Fue inevitable.

–¡No! Fue mi culpa –lloró Kushieda– Tal vez porque estaba distraída, perdí el control de la bola ¡Y rompí algo muy importante para ti, Taiga! Por favor, aunque no sea capaz de arreglarlo, déjame hacer todo lo que pueda.

–Entonces que te ayude Ryuuji...–Aisaka no pudo terminar de hablar porque fue interrumpida.

–¡NO!, ¡Eso no, por favor!

La ojimarrón le dijo con la mirada a Takasu que le ayudara, aunque no quisiera, mientras se iba con Nishimura.

–¿No te duele haber perdido tu estrella? –Preguntó la ojimagenta

–Me duele más ver a Minorin llorar así por algo mío –Taiga se sentó en el suelo– Minorin es mi mejor amiga desde que entré a esta escuela, y seguirá siendo mi amiga cuando nos vayamos de esta.

–Me agrada ver que tienen tanta amistad.

Kushieday su equipo lograron ayudar a poner todo como antes, incluyendo la estrella que a pesar de lo que le pasó, seguía brillando.

Pero la pelirroja decidió no ir a la fiesta, dejando muy decepcionado al peliazul.

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Mi pequeña tigresa (Taiga Aisaka fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora