Capítulo 4.

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Narradora.

Todo el gimnasio estaban en silencio y congelados sin poder creer lo que estaban viendo ante sus ojos, el tranquilo y serio Iwaizumi habia perdido los papeles con Kageyama. Al estar todo aquello tan silencioso lo único que resonaban eran los golpes que estaban dando ambos en aquella dura pelea.
Oikawa que había planeado golpearlo primero se quedó espaciado y anonadado a ver a su amigo de aquella manera, parecía no gustarle el estado en el que su amigo se encontraba. Al darse cuenta de la gravedad de la pelea Daichi sujeto a Kageyama y Oikawa abrazo a su amigo desde la cintura para calmar aquella adrenalina e ira que recorría el cuerpo del otro.

Oikawa.

Abrazo a su amigo con tanta fuerza como tenía para que no se fuera y arremetiera de nuevo contra el niño, podía ver cómo Daichi intentaba tapar la nariz y el labio del menor ya que no paraba de salir sangre.

<<Iwaizumi puede a verle roto la nariz...ooh...Iwa-chan...te han echo daño a ti también.>>

Cogí la cara del mayor con todo el cuidado posible para acercarme y mirar las heridas de este, parecía que la ceja y el labio se lo había reventado, parecía algo doloroso pero dentro de lo que cabe estaba bien. Jamás me gustó ver de esta manera al chico ya que siempre terminaba dañado por culpa de las peleas.
Mis ojos y los suyos se encontraron de manera leve para luego ver como desviaba la vista a otra parte, parecía sufrir de dolor y estaba de malhumor y quizás debía soltarlo pero me preocupaba mucho.

—Tranquilo Iwa-chan...ya le has dado su merecido, debes calmarte...haz lo por mi ¿si? —Dijo con suavidad.

El asintió con la cabeza para alzar de nuevo la vista, me regaló una sonrisa y una mueca al mover sus nudillos. Solte una carcajada suave al ver aquello, el se hería pero el otro quedaba peor de lo que pueden pesar la gente que los conocían. Nunca había que provocar a una persona relajada después de todo jamás se conoce el alcance de la fuerza de Iwaizumi cuando se molestaba y eso lo habían descubierto por las malas.

—Iwa-chan has asustado a todo el mundo con esa furia tan horrosa que tienes, pero para mi es hermosa. —dije bromeando dándome mi colleja bien merecida. Eso era una gran señal.

El chico de Fukurodani se acercó a donde estábamos para fulminar Tobio y luego mirarnos fijamente, como evaluando las cosas que estaba viendo ahora o las heridas de mi mejor amigo.

—Akaashi...¿Porqué nos estas mirando tan finamente? —pregunta Iwaizumi algo confuso.

—Bueno, quería decir que gracias por defender al chibi pero también tengo que decir que si alguno le hacéis daño, créeme que Kuroo no se detendrá. —dijo con tono de aburrimiento. —Pero bueno yo no puedo meterme realmente,  solo vayan a ver al niño, esta preocupado por ustedes.

Con aquello dicho nos dejó allí más confundidos de lo que ya habíamos estado antes. El y yo nos miramos con pura incomodidad mientras soltaba una carcajada algo más fuerte de lo normal, el parecía haberse olvidado de su dolor y caminamos los dos juntos hacia los vestuarios el cual andaba vigilado por el ruidoso búho, no parecía querer dejarnos pasar pero después fue llamado por Akaashi y como un perrito fue volando junto a el.

<<Uff...me recuerda a mi con Iwa-chan>>

¿Continuará?

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¡Hola a todos! Espero que os guste este pequeño capítulo mañana intentaré que sea aún más largo por así decirlo. ☺😁

¡Gracias! ❤💙❤

¡Maldito amor de tres! ~OiHinaIwa~ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora