Juliana:
Algo extraño estaba pasando, muy extraño a decir verdad, por ejemplo, el hecho de que Natalia ya no siguiera planeando la trepanación lenta y dolorosa de Isaza ya me estaba desesperando. Camila parecía haber entrado en algún tipo extraño limbo en el que apenas era capaz de verse de frente con el idiota que se suponía debía destruir. Olga y Makis, estaban cansadas de una lucha al que al parecer, no le encontraban sentido alguno.
Yo en cambio, me sentía perdida con esa actitud sumisa que había adoptado Nabalez para tratarme, era como si simplemente hubiese decidido ofrecerse a sí mismo como algún tipo de ofrenda a un demonio de las cavernas que quería separarle la cabeza del resto del cuerpo.
—Juliana. — Me llamó él desde el otro lado de la habitación, esperando pacientemente a que le respondiera a su llamado. — ¿Quieres ir a desayunar conmigo?
No puse reparos en mirarlo con cierto desconcierto, tampoco me limité a esconder mi descontento, solo dejé que el desagrado saliera hasta por los poros.
—En primer lugar, no desayunaría contigo aunque fueses el último hombre en la tierra. — Él bufó ante mi respuesta. — Y en segundo lugar, hay fruta y esa cosa me desagrada.
—Lo sé. — Susurró, y de verdad me parecía extraña la manera en la que él bajaba la cabeza y simplemente dejaba que lo tratara mal. — Por eso pedí que te hicieran tortitas de avena para desayunar, y como la cocinera es una muy buena persona, me dijo que haría para los dos.
Desesperantemente tierno. — ¿Y por qué debería creerte luego de lo de la pintura?
—¡Oh por favor! — Rezongó. — Lo de la pintura fue hace semanas. — Parecía frustrado y a mi no me debería importar. — Además, si bien lo recuerdo, por tu culpa estuve durmiendo en una manta en el suelo por casi una semana.
—Te lo merecías. — No me iba a dejar ganar por esos ojos de cachorrito.
—Lo sé. — Esperen ¿qué dijo? — Y quería pedirte perdón por ser un completo idiota. — De nuevo ¿Qué dijo? — Y bueno, perdón por todo lo demás.
—¿Qué mierda te fumaste Nabalez? — Rezongué un tanto frustrada por no entender nada. — De verdad, si este es otro método imbécil para hacerme caer en alguna de tus bromas, te digo de inmediato que no funcionará en absoluto.
Él parecía casi tan frustrado como yo, era como si simplemente no encontrara las palabras adecuadas o incluso, no encontrara absolutamente nada que diera a entender algo de lo que quería decir. Luego, simplemente se puso de pie y camino de manera rápida hacia mí, amoldando su cuerpo contra el mío y recargando su mentón en mi hombro.
—Porque no habrá más bromas Juliana. —¿Estaba llorando? ¿De verdad estaba llorando? — Ya no quiero más esto ¿por qué demonios somos los únicos que estamos peleando? ¿por qué carajos seguimos negando que nos seguimos perteneciendo?
Sentí mis manos temblar, su aliento sobre mi piel y mi corazón roto esforzándose por volver a latir de alguna manera. ¿Eso que había dicho significaba algo? ¿Cómo podía confiar en alguien que había vuelto en pie de guerra? ¿Cómo podía confiar en alguien que me había roto el corazón de manera indiscutida y cruel.
—No tienes derecho a jugar conmigo así. — Susurré dejándome envolver por su abrazo, posicionando mis manos temblorosas contra su espalda ancha. — Por favor no juegues conmigo así.
Él no tenía derecho a desarmarme de ese modo.
—Juliana. — Tomó mi rostro. — Siempre, siempre dije que seguía enamorado de ti, que todo lo que pasó hace tiempo fue un error, y que nunca debí dejarte, porque nunca debí dejar que tus padres, porque mi peor erro fue entrar en ese juego de mierda de hacerte la vida imposible cuando eras lo único que quería, a ti. — Sus labios estaban tan cerca que casi los podía saborear. — Y porque fui tan idiota pensando que nos seguiríamos haciendo la vida imposible, cuando en realidad somos los únicos que siguen en ese juego de mierda.
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Azares del Destino - (Ventino) (Morat)
FanfictionEs increíble como los azares del destino puede hacer unas jugadas muy curiosas, algunas veces para separar, otras para juntas, algunas para bien y otras para mal. En este caso tenía un poco de todo; hace algunos años los separó, ahora, los volvió a...