Capítulo XXIX

57 6 0
                                    

Christina.

─ Si tienes sueño, deberías de dormir – niega – ¿Por qué? 

─ No sería justo. Mañana te vas y quiero pasar el mayor tiempo posible contigo.

─ Solo serán unos meses, ni vas a notar mi ausencia. 

─ No digas eso. – rio – Es la verdad, Christina.

Dejo mis maletas a un lado, para ver como Gabriel me ayuda a doblar la ropa que me hace falta para empacar.

Al escucharlo llamarme por el nombre de Christina ya se siente extraño, no sé si era porque ya me estaba haciendo una idea de que Natalie seguirá siendo mi nombre a pesar de que me lo cambie cuantas veces quiera, siempre habrá esa pertenencia de donde yo vengo y quienes fueron los que me llamaron así. No es que el nombre de Christina ya no lo usara, o que simplemente no me gusta. Pero me fuera gustado que me siguieran llamando por Natalie y más él, ya que fue uno de los pocos que pronuncio mi nombre, de que él no sabía lo manchado que estaba.

─ ¿Piensas llevarte toda esa ropa oscura? Van a pensar que eres gótica. 

─ ¿Tienes algún problema con los góticos? – Gabriel me ve sobre su hombro, para reírse de mi atuendo de ahora – Por si se te olvida, tú también tienes ropa oscura en tu guardarropa. 

─ Solo unas prendas, no todo el closet. 

─ Lo mío no es todo el closet. – los dos giramos nuestras cabezas en dirección a donde están las dos maletas sin terminar, en donde solo vemos ropa negra, azul oscuro y una que otra gris.

 Vemos lo que hace falta por guardar y son los mismos colores. 

─ ¿Decías? – pregunta con notorio sarcasmo. Los dos empezamos a reír como desquiciados.

No es por nada, pero esta risa es refrescante a pesar de lo que estamos haciendo. A pesar de que estoy armando mis cosas para irme a otro país, en donde nos veremos las caras en unos meses, o quizás en años. Porque eso es lo que piensa Gabriel y eso es lo que tengo en mente hacer.

Puede ser egoísta mi decisión, pero es lo más sano para mí. Después de lo que paso en la mañana es lo mejor para muchos en esta casa, sobre todo para Natasha. Mi relación con ella cada vez se hacía más lejana y eso lo pude ver hoy, en sus ojos, en cómo me miraba cuando escupió esas palabras tan hirientes, tan venenosas para todos en la habitación.

Sé que con esto Gabriel no la va a ver como antes, se que Andrés ya no le  tendrá ese voto de confianza, se que Anik ya no la vera como alguien de enteramente fiable. A pesar de todo, yo era la única que sabía quién era realmente, a pesar de que de mí se ocultaba. Es por eso que ahora me odia, porque hice que todos le vieran la cara.

─ Deja que pensar tanto en eso. Además, Natasha no te odia. 

─ ¿Cómo lo sabes? – miro en dirección a la cama de Natasha – Yo en su lugar lo haría.

─ El defecto de Natasha es amar de más. Si hay alguien a quien ella odia en estos momentos, es a ella misma y no a ti. 

─ Eso es peor. Las personas así, se llenan de rabia, Gabriel – me siento en la cama, para que Gabriel haga lo mismo – Vivir todo el tiempo con todo eso dentro de ti te cambia, que ya cuando te miras a un espejo ni te reconozcas. En donde miras atrás y ves a todas las personas que lastimaste por tu actitud, personas que no lo merecían. 

─ ¿Así es como te sentiste? 

─ Así es como me siento, Gabriel. Aun siento ese malestar por muchas cosas que hice hace 5 años atrás, en donde pague mi enojo con ustedes... con Natasha precisamente. 

Linaje ✓ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora