Capítulo XXXIX

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Natalie.

Siempre me considere el cazador, nunca la presa. Ahora no es así.

Soy una vampira, una especie que está acostumbrada a cazar a sangre fría, por los mitos, lo sé. Es algo presuntuoso que solo me base en eso para definir toda una civilización que ha estado al comienzo de los tiempos. Una raza que se ha mantenido oculta de los ojos de los curiosos, pero que su historia no es del todo secreta.

Somos una plaga que en su momento tuvo su momento de gloria en la década de los 40, en dónde todas esas muertes por la guerra, no fue más un parapeto de la sed de sangre de alguien que estaba loco por poder.

Es increíble lo que hay en los libros de historia de los vampiros, aunque estoy pensando que no todo está aquí, no toda su historia se plasmó en estos libros.

Antes de que pudiera tocar la puerta de madera y anunciar que está aquí, su olor lo delató.

— ¿Piensas seguir observandome en silencio? – le pregunto en broma.

— Te veías tan concentrada que no quise molestarte. – aparto la mirada del libro que estoy leyendo, para posarla en la entrada de la habitación. – Hola.

— Hola. – le devuelvo la sonrisa. Sus ojos color ámbar me observan con mucha intensidad, haciendo que me ponga nerviosa y ansiosa por el momento.

— Se que los vampiros no duermen, casi nunca duermen, – dice obvio. Asiento sin comprender porque me dice esto. – y tú hasta hace poco fue que volviste uno de ellos. ¿Puedes volver a la cama conmigo? – sonrió negando con la cabeza.

— Si vuelvo a la cama contigo, haré de todo, menos dormir. – ríe con todo mientras se acerca a mi. Su cuerpo semidesnudo brilla bajo la luz de la vela, dándole un toque más sensual de lo usual.

— Eso no es malo. De hecho es muy saludable para ambos. – río nuevamente, pero no digo nada más sobre el tema. Centro mi vista otra vez en el libro. – ¿Qué lees?

— ¿Crees que podemos posponer lo que viene? No es que lo vamos a ignorar, simplemente no creo que sea conveniente afrontar todo eso ahora.

— Si habría una manera de hacerlo, lo haría – Bolt se inclina a mi altura para ver de cerca las palabras que tengo ante mi – Ya que para ti todo esto es nuevo...

— Tengo miedo, Bolt. – confieso – ¿Y si no resulta? ¿Si mi cuerpo no soporta el cambio? Me matarán, ¿Cierto? Ya morí una vez, no quiero volver a ese lugar oscuro y frío.

No recibo una respuesta de inmediato, eso me hace girar a verlo. Sus ojos los mantiene aún en las páginas, pero su entrecejo lo mantiene fruncido, tal vez tratando de buscar las palabras correctas.

Eso me hace pensar en lo que dijo Aland.

Lo peor ya lo pasaste, pero aún estás en riesgo, Natalie. Tu transformación fue violenta y la transición más larga antes vistas.

Espera un segundo. – Bolt se apresura en hablar – Nos dijiste que era normal todo ese tiempo.

Mentí. – responde simple, sin importarle las reacciones de los demás y de lo que pueden hacerle con solo eso.

¿Por qué carajos hiciste eso? – es palpable la rabia de Bolt en su tono.

Tu pregunta es un tanto estúpida. – frunzo el ceño – Lo que venía diciendo...

Al menos podrías responder las preguntas que te hacen una vez en la vida, ¿Puedes? – está vez es el turno de Lewis en hablar.

¿Por qué crees que aún estoy en riesgo como para abandonar la granja? Por lo que veo, este lugar es el más seguro si llega a ver un cambio en mi.

Linaje ✓ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora