Capítulo XX

50 9 12
                                    

Volvió a pasar, volví a fallar, volvió a morir otra persona que no debía, ¿Cómo me siento ahora? Devastada, arruinada... me siento como la peor porquería. Todo está cuesta abajo, todo se vino abajo.

¿Por qué no luchaste?

¿Por qué dejaste que te venciera?

Dejaste que ese desgraciado te ganara.

─ ¿Qué dices? – Sharon intenta acercarse, pero Valak se lo impide.

─ Señorita Pearl, Ackerman – Lewis le da un asentimiento de cabeza, como modo de saludo – Christina, ya sabes lo que tienes que hacer, no hagas las cosas más difíciles.

─ Como si ese fuera ahora el mayor de los problemas, Amelia.

─ Sophia... ¿Qué? – la incredulidad en el rostro de Sharon es palpable.

─ ¿La chica murió? – Lewis pregunta con asombro. Amelia y yo intercambiamos miradas no sutiles.

─ Se hizo todo lo que pudo con Abas.

¿Se hizo todo lo que pudo?

Sophia no aguanto lo suficiente.

Esas serian las palabras correctas, pero tú no estás aquí para atestiguarlo, no hay base para decir que no luchaste por tu vida esta vez.

─ ¿Es cierto eso, Christina? – Sharon me toma de las manos. En sus ojos hay un abismo de lágrimas, en donde refleja la simpatía por la muerte de Sophia. Asiento a su pregunta. Sharon rompe en llanto delante de nosotros.

Si pudiera hacer eso, lo haría, en verdad que sí.

El abrazo de Sharon es acogedor, protector, hay ganas de querer defender lo que hay en sus brazos. Es así como ciento este sentimiento en contacto, en este abrazo que por más que dijera que no, es algo que las dos necesitamos, de hace mucho tiempo.

Sus sollozos son más fuertes, haciendo que todo su cuerpo se estremezca, haciendo que el mío también lo haga. Lewis, los ojos marrones de Lewis reflejan compasión, tristeza ante la noticia de la muerte de Sophia, ante el mal tiempo que hay dentro de nuestras mentes y corazones.

Sophia Abas, te detesto por lo que has provocado.

Ese sería mi yo de hace unos días atrás, cuando supe en el lio que estaba, pero ahora no es así. Ahora es:

Sophia Abas, no se cuales eran tus razones por las cuales lo hacías, pero dejadme decirte algo. No estabas sola, pero decirte esto ya no cambiara nada, ya no cambiara el simple hecho de que estas muerta.

Por eso, Sophia Abas, te admiro.

Algunas veces le decía eso a Lola, después comprendí que no importaba cuantas veces hablaba enfrente de una lapida, ya no iba a escucharme. Ella no se iba a levantar para enfrentar el problema... que íbamos a enfrentar el problema juntas; o con Ron y Tony.

Le doy ánimos a Sharon en este abrazo, mientras que Lewis solo mantiene su mano en su espalda, bajando y subiendo con un suave vaivén. Miro al segundo piso de la casa, en donde esta Anik en la ventana, manteniendo sus ojos fijos en los míos. Luego se desplaza a Amelia, para terminar en Lewis y Sharon. Niego con la cabeza dándole a entender que no estoy bien, porque sé que mentirle va hacer una pérdida de tiempo, ella sabría de inmediato.

Asiente en modo de que entiende mi negación, lo sé por la forma como se abraza a sí misma, como sus ojos se caen, como esa metra negra se vuelve opaca... sombría. Detrás suya esta Natasha, mirándome con el ceño fruncido, sin entender la situación.

Linaje ✓ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora