No tuve que preocuparme en hacer mi maleta, tenía demasiadas cosas en la cabeza como para pensar en qué iba a llevar y organizar todo. Después de darme la noticia del viaje, llamó a Mildred y a Romina para realizar todos los preparativos.
La primera se encargó de hacerme la maleta mientras yo me duchaba y vestía. No sabía cuánto tiempo estaríamos fueras, pero por el tamaño del equipaje asumí que debía ser una semana completa.
Intenté preguntarle a Mildred sobre el señor Fattore, el padre de Carson, pero recibí una respuesta que no ayudaba a mis nervios. Simplemente no sabía nada de él, mucho menos sabía qué tan buena era su relación con Carson.
Me trencé el cabello, distraída, mientras Carson recogía mis maletas y las llevaba abajo. Todo fue muy apresurado, ni siquiera pude despedirme de ambas hermanas como quería, pero pensar en que no iba a regresar era algo exagerado y no podía llenarme la cabeza de cosas. De por sí, pensar en subirme a un avión era suficiente para ponerme los pelos de punta.
Subimos al auto que nos llevaría al aeropuerto, Carson no dijo ni una sola palabra durante el camino, se veía tenso, y a mí no me correspondía ayudarlo. No había palabras que pudieran tranquilizarlo, puesto que yo no conocía a su padre.
O quizás porque temía estar haciendo lo que él quería, conocer más del otro, saber con quién me casé. Creí que eso nos llevaría tiempo, deseaba que no fuera inmediatamente para así alargar mi despedida a mi antiguo yo.
Tomé asiento cerca de la ventana esperando a despegar y me quité las zapatillas, Carson tomó el suyo en el asiento frente a mí.
—¿Cómo está tu tobillo? —preguntó señalando mi pie vendado.
—Está mejor, pero prefiero no moverlo demasiado.
—He armado un guion con las posibles preguntas que te hará. ¿Crees que puedas memorizarlo?
Miré las hojas llenas de letras que llevaba en las manos, debían ser al menos tres páginas.
—¿Y si mejor me explicas quién se supone que soy? Dudo poder memorizarlo así —dije subiendo los pies al asiento y abrazando mis rodillas—. No se conoce a una persona solo sabiendo lo superficial.
Carson me dirigió una mirada, me di cuenta de cómo había sonado aquello y me mordisqueé el interior de la mejilla nerviosamente.
—He notado que muchos murmuran al oír el apellido —seguí diciendo—. Incluso Licia me preguntó cómo es que escapé esa noche. Ese apellido tiene historia, y necesito saberla.
Abrió la boca para contestar, pero los pasos de tacones nos interrumpieron. Samantha llegó hasta nosotros con su melena rubia meneándose.
—Tenemos que hablar —dijo, claramente a Carson. Ni siquiera se dignó a dirigirme una mirada.
—Estoy ocupado —repuso él.
—Es urgente.
Carson suspiró y se levantó de su asiento a regañadientes, luego me extendió los papeles.
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El Dominio del Rey (#1)
RomanceClaire es una costurera que, por azares del destino o una simple equivocación, termina convirtiéndose en la esposa de un mafioso muy peligroso cuya organización reina en la ciudad y es una tentación andante. Tendrá que hacerse pasar por una mujer de...