again

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—¿Otra vez llegaste de la mierda?

—Sabes que sí, joder.

—¿Un café?

—No es necesario que todos los putos días preguntes lo mismo. Sabes qué hacer.

El mayor lanzaba su bolso al sofá mientras tomaba asiento en la mesa del comedor esperando su café, el cual no tardó mucho en aparecer y ser tomado con su mano para beber.

—¿Quieres que traiga lo demás?

Hizo una seña con su mano y unos pocos minutos después tenía exámenes, su computador y post-it esparcidos por toda la mesa. Frustrado, molesto y aburrido revisaba y ordenaba informes para los alumnos nuevos.

—¿Nada más?

—¿Qué te dije? Repítelo.

—No es necesario que te pregunte todos los días lo mismo, sé que hacer.

—Ajá, es una rutina. Solo hazlo.

No hubo respuesta ante eso. El mayor continuaba revisando sus cosas mientras tomaba café sintiendo a los pocos segundos, como su pantalón estaba siendo desabrochado por debajo de la mesa. Sin importarle, continuaba realmente metido en sus deberes de la academia.

—Tsk...

Soltó un jadeo al sentir aquella fría mano en su miembro moviéndose en un lento vaivén mientras recibía besos en la punta. Mordió su labio inferior tratando de callarse y continuar con su trabajo.
Su acompañante dejo un leve escupo sobre aquel ya duro falo y comenzó a mover su mano con mayor velocidad mientras chupaba la punta. Hizo aquello unos segundos hasta que introdujo completamente el falo en su boca tratando de tragarlo lo máximo que podía mientras que con su mano atendía lo restante. Sintió una mano en su cabeza, sabía que el pelinegro necesitaba más por lo que se dejó hacer por él logrando tragarse toda la extensión sin importarle las arcadas o el lagrimeo de sus ojos. Chupaba de forma exasperada gracias a la mano logrando que a los pocos segundos, su boca estuviera repleta del gustoso semen del mayor.

—Bien hecho.

Habló el más alto ordenando su ropa para luego hacerse una coleta. El contrario tragó la esencia, limpió un poco lo que había caído y salió de abajo de la mesa mirando al más alto.

—¿Necesitas algo?

El menor negó suavemente mirándole con atención, realmente se veía lindo por más frustrado y enojado que se veía. Se quedaría allí unos pocos minutos pues sabía lo que pasaría, tal y como él había dicho, es una rutina. Siempre lo mismo.
La silla en la que estaba sentado el pelinegro se corrió rápidamente logrando que el anteriormente nombrado se levantase acorralándo al chico a la mesa de la cocina.

—Ésta es tu parte favorita, ¿no?

Tomó a su contrario para subirlo en el mesón del lugar y se posicionó entre sus piernas para besar sus labios de forma amarga y alterada al mismo tiempo que quitaba la ropa del contrario.

—Siempre es lo mismo contigo, joder.

El mayor miraba con algo de molestia al contrario quien estaba realmente mojado. Quitó el bóxer ajeno y tomó el miembro con su mano apretándole con fuerza.

—¡N-Ngh! Duele..

—Cállate. Te gusta, ¿No?

Asintió rápidamente pasándole una botella de plástico que estaba a su lado. La rutina siempre era exactamente la misma, solían diferenciarse en fuerza, duración y lugar.
El profesor golpeó su miembro con aquella botella de una forma algo leve, logrando que el chico arqueara su espalda y gimiera de dolor y placer al mismo tiempo.

Lemon Boy. [AizaBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora