Cap. 40. Regreso a casa I

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Rachel había pasado toda la noche inquieta, nerviosa por toda la situación que estaba pasando su familia. Quinn y ella, enfadadas como nunca habían estado (aunque iba mejorando); el pequeño núcleo familiar que había formado por fin su hermana, también había desaparecido y por desgracia, parecía que en este caso, no iba a mejorar; el accidente de sus padres...

Y además estaba el asunto del espía o "topo" en el entorno de Santana. Era como una bomba de relojería y aunque estaban intentado por todos los medios solucionarlo, podía detonarse en cualquier momento... y nadie sabía el impacto que podría tener para la vida laboral y personal de su hermana.

La morena suspiró mirando la sartén que tenía en su mano mientras terminaba de hacer las tortitas que la noche anterior había prometido a su hija para desayunar. 

En unas horas, saldrían los cuatro para Nueva York. 

Para volver a casa.

- ¿Mamá?.

Rachel se sobresaltó un poco y después miró a Beth, que acababa de entrar a la cocina prácticamente arrastrándose hasta la mesa aun somnolienta. La morena se rió un poco.

- ¿No me vas a dar un beso de "buenos días"? -preguntó la mujer mientras ponía cara triste y la niña se reía y se levantaba para dárselo- Hoy volvemos a casa, ¿estás contenta?.

- Si -contestó la niña mientras no despegaba la mirada del plato que la estaba tendiendo su madre, relamiéndose- por fin vamos a estar mamá, tú y yo. 

Rachel se quedó mirando a su hija mientras comía, intentando no llorar. Sabía que todo lo que estaban pasando Quinn y ella estaba afectando a su hija... esperaba que al menos, ahora que su mujer iba a volver a casa, fueran recuperando un poco la normalidad y la niña estuviera mejor. Que los cuatro estuvieran mejor.

Casi sin darse cuenta, llevó sus manos al vientre y sonrió. 

El timbre de la puerta principal rompió el silencio que había en la casa. Rachel miró extrañada el reloj y después a la niña, que apenas despegó su mirada del plato. La morena se acercó a la puerta y abrió, encontrándose con alguien que no esperaba.

- ¿Eva?.

- ¡Buenos días! -contestó sonriente la recién llegada mientras se movía incómoda en el porche de la casa- espero no molestar, vengo a devolveros esto.

Eva tendió un juego de llaves que Rachel reconoció al instante como las llaves de reserva de la casa de sus padres. 

- Aun las tenía de cuando me quedé con los niños y tus padres estaban ingresados. Cuando les dieron el alta no quise molestar y las dejé en un cajón... ayer recordé que las tenía -dijo con expresión de disculpa- ¿Qué tal están por cierto?.

- Mi padre Henry está recuperado y Howard está casi al cien por cien -dijo con una pequeña sonrisa.

- Me alegro -contestó la otra sinceramente mientras veía como Rachel colocaba las llaves de su mano en el bolsillo trasero de sus pantalones- fue un susto muy grande. No sabía que estabas aquí con tus padres, la última vez que te vi fue cuando les dieron el alta... ¿Está tu hermana también?.

Rachel la miró confundida y se cruzó de brazos.

- No, mi hermana no ha podido venir esta vez. Tiene bastante trabajo.

- La escribí hace unas semanas para saber cómo estaba -comentó Eva mirando al suelo y después a los ojos de la otra- pero no me contestó.

Rachel la miró por unos segundos a los ojos, sin decir nada.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2020 ⏰

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