H O M E

24

Eddie se había dormido de nuevo durante el trayecto, con la cabeza apoyada en el cristal y la chaqueta de Richie haciendo de almohada.

Mientras tanto el mayor, con la mirada fija en la carretera, no paraba de darle vueltas a la conversación que habían tenido antes. ¿Por qué Eddie no se lo había contado antes? Podrían haberlo hablado hace mucho tiempo, seguramente eso habría ayudado bastante al menor.
Desvió un instante su mirada del camino para centrarse en su amigo. Parecía calmado, por lo menos más que antes.

Ahora comenzaba a entender algunas cosas, como por ejemplo, aquella vez que fue a visitar a Eddie a su nueva casa y todo se torció.

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*Flashback*

Richie llevaba más de una hora dando pequeños golpecitos en el siento del copiloto. Al fin y al cabo, estaba emocionado, ya que era su cumpleaños.
La mejor parte, era que después de semanas insistiendole a su madre con el regalo que quería, ella acabó cediendo.
No se trataba de una consola o el último videojuego que había salido a la venta, no.
Richie pidió algo mejor.

Por su decimoséptimo cumpleaños, pidió ir a visitar a un viejo amigo.
Su madre había descartado la idea los primeros días, ya que hablaban de recorrer tres estados para llegar.
Pero al ver lo insistente que era su hijo, supo que de verdad era importante para él.

- ¿Richie, podrías al menos dejar de dar patadas al asiento? Se que estás nervioso, pero no tendrías lo qué estarlo - dijo su madre mientras seguía conduciendo - Estoy segura de que te recibirá con los brazos abiertos

- Ya...bueno....no se lo he dicho aun - contestó Richie

-¿ Espera.....no le dijiste que le íbamos a visitar? No has pensado que tal vez no estén en casa??

- A la señora Kaspbrak no la gusta salir de casa para nada, menos para viajar - dijo Richie cruzándose de brazos - Seguro de que estarán

Continuaron su trayecto de igual manera, la señora Tozier concentrada en la carretera y Richie pensando en qué le diría a Eddie después de tanto tiempo sin verle. Seguramente antes de poder decir nada le daría un paro cardíaco.
Si, era lo más probable.
Llegaron a la dirección que Eddie le mandó meses atrás por correo, para que pudiera mandarle cartas y así permanecer en contacto.
Era un edificio bastante viejo, pero tampoco es que hubiera demasiados apartamentos de lujo en esa zona de Michigan.

Están emocionado, para qué negarlo, ya que hacía aproximadamente un año y medio que no veía a su mejor amigo.
Richie se colocó sus viejas y algo rotas gafas y se pasó un mechón de pelo tras la oreja.
Tras mirar su reflejo en el espejo retrovisor del coche y ver que todo estaba bien, dirigió su mirada hacia su madre, quien le miraba enternecida.

- ¿Crees que me reconocerá? - preguntó nervioso

- Richie, cariño - contestó ella - En lo único que has cambiado es en la altura, pero ya sabes que siempre has sido más alto que él, así que no creo que lo note realmente

Richie asintió y ambos bajaron del coche.
Cuando llegaron al portal del edificio, un amable vecino les sujetó la puerta para que pudieran entrar. Aquello les facilitó el "factor sorpresa".
Mientras subía las escaleras del edificio, no pudo evitar pensar en todas aquellas veces que había querido saber dónde vivía ahora su amigo, solo que se esperaba algo bastante mejor.
Llegaron a la puerta del apartamento y la señora Tozier llamó al timbre.

- ¡No estoy en casa! - gritó una voz "femenina" desde el interior de la casa

- Señora Kaspbrak, somos sus vecinos de Derry, Soy Maggie, Maggie Tozier - respondió su madre en tono amable