Capítulo 4

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Capítulo 4

-No parece nada grave, estarás bien-dijo tras tomarse su tiempo y alejarse lo suficiente.

La cercanía tan repentina era algo que todavía no puedo procesar, las manos me temblaban aun como reflejo de lo que había pasado hace apenas minutos pues no sentía que hubiese pasado mucho más tiempo. Él me acompaño en silencio un rato hasta que inevitablemente tuvimos que volver al evento, no tenía ánimos de nada realmente, solo quería ir a casa y quedarme en cama el resto del día de ser posible. Aunque Paulo realmente me acompañó incluso podía notar como estuvo al pendiente el resto del tiempo, un gesto que además de ser extraño no pasó a causarme ninguna otra emoción. Tenía demasiadas cosas en la cabeza, miles de sensaciones y recuerdos se desataron en mi mente cuando caí en la cuenta de que realmente estuve en una situación de peligro, otra vez. Supongo que ya es tiempo de que retome las citas con la psicóloga.

Cuando por fin era hora de irnos a casa, en lo que padres saludaban a sus compañeros fui literalmente obligada a ser amable con los hermanos y despedirme, aunque no estaban a la vista sabía que no podía simplemente irme. Como no parecían estar fuera, entre digiriéndome al sector donde estuve con Paulo, él no estaba pero su hermano sí y parecía estar "conversando" demasiado efusivo con alguna persona que no alcanzo a ver. Procure quedarme en un lugar donde no me viera, no sé bien qué pretendía al oír conversaciones ajenas, pero ahí estaba parando las orejas cual vieja chismosa.

-Eres un completo idiota-le grito, segundos después se escuchó como si hubiese pateado un mueble- se supone que solo debías asustarla un poco, no intentar violarla. Estúpido animal

-¿Qué querías que hiciera? Ella se resistió demasiado y es tan bonita...

Se escuchó un golpe seco, no tardé mucho en darme cuenta que al parecer William lo había golpeado.

-No vuelvas a tocarla-esas palabras, eran una amenaza. No podía ver al otro sujeto, pero si imaginarme su rostro.

Salí prácticamente corriendo de aquel lugar, sin importarme ya lo quepuedan decir mis padres o incluso esos hermanos. Ambos estaban locos.

Una semana había pasado desde el incidente, el pasillo del instituto se volvió el paseo de las miradas incómodas, Paulo no me dirigió la palabra, pero sus ojos no parecían querer dejar de seguir mis movimientos, cuando menos quería notarlo Julieta...

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Una semana había pasado desde el incidente, el pasillo del instituto se volvió el paseo de las miradas incómodas, Paulo no me dirigió la palabra, pero sus ojos no parecían querer dejar de seguir mis movimientos, cuando menos quería notarlo Julieta estaba ahí para recordármelo, aunque sé que no lo hace con mala intención.

-Y ahí están otra vez- susurró mientras buscaba algo en su mochila.

-¿Crees que le gustas o algo así?-cuestionó David, mirando hacia donde estaban los hermanos, rodeados de personas que parecían divertidas.

-No lo creo, solo quiere intimidar-dije sin estar muy convencida.

Después de lo que paso en el almuerzo de sus padres, tuve que volver con mi antigua psicóloga una cita a la semana y hasta ahora pareciera que era lo que estaba necesitando. Julieta fue quién me la recomendó cuando las cosas con Miguel, mi ex novio, se pusieron verdaderamente mal, ella me ayudó a darme cuenta de todo antes de que se saliera de control o alguno de los dos saliera herido. Irme del país fue suspender por cierto tiempo las consultas, volver después de tanto realmente me hace bien.

Al final eras TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora