Capítulo 18
Entre los gritos del idiota de Lucas y el sonido de los pasos de Luciana acercándose a toda prisa, apenas si llegué a tiempo a la habitación, todo estaba demasiado oscuro y yo seguía con las manos inmovilizadas, lo primero que se me ocurrió fue patear el vidrio de la ventana con la mayor fuerza posible. Apenas si se rompieron unos cuantos cristales, acababa de delatarme y efectivamente estaba en un segundo piso, en un instante que me pareció eterno mire hacia abajo, para luego cruzar como podía y pegar un salto de la forma que me salió. Podía sentir levemente como me ardían algunas partes de mi cuerpo, caí de frente y por suerte no de muy alto por lo que no me hice nada a simple vista, seguramente lo que más me daño fue el vidrio cortado. Ni bien me estabilice comencé a correr como si me llevara el demonio, que tan lejos de eso no estaba, la verdad.
El vecindario estaba apagado, la oscuridad de la noche y el viento fresco solo me daban a suponer que podría ser de madrugada, algunas luces de los faroles de la calle estaban a nada de apagarse mientras que otros directamente ni habían encendido. Realmente no conozco muy bien el vecindario y dudo mucho que siendo esta una zona tan poco segura alguien vaya a abrirme la puerta de su casa si toco, por otro lado quedarme a la intemperie puede ser incluso peor que seguir con esos dos locos. No tengo muchas opciones, por lo que simplemente me limite a caminar con muchísimo cuidado, mirando cada dos minutos hacia atrás e intentando no llamar la atención, si intento forzar la memoria creo que puedo llegar a la calle principal a pie sin problemas, si es que esos dos no dan conmigo primero.
Con el corazón atorado en la garganta, cada paso que daba era sumamente cuidadoso y apresurado, sentía el cuerpo muy resentido, las piernas me quemaban y ni hablar de mis muñecas. Apenas logré quitarme la soga de estas y aun así no pude evitar que me quemasen, es absurdamente doloroso, incluso más que los cortes que me lleve por cruzar esa ventana. Mientras caminaba prácticamente camuflada en la oscuridad, vi pasar un coche a muy poca velocidad, el cual casi da conmigo de no ser porque me tome un minuto para recuperar un poco el aire, puedo apostar a que esos eran Luciana y Lucas, suponiendo que solo eran dos claro. El terror que estaba sintiendo anulaba por momento el dolor y hasta nublaba mis ideas, si ellos vuelven a dar conmigo estoy segura de que ya no vería la luz del sol de nuevo.
No sé exactamente cuánto tiempo me llevo, pero a juzgar por la claridad que empezaba a abrirse paso, seguramente fue alrededor de dos horas, y finalmente pude dar con una calle que si conocía. Me tomo un par de minutos orientarme completamente, hasta que al fin encontré la forma de dar con un teléfono público, en cuanto coloque el tubo en mi oreja marque lo más rápido que pude el número de mi amiga, sé que debería llamar a mis padres primero, pero seguramente ellos están más asustados que yo en este momento y no tengo opción de una segunda llamada, esta cosa solo permite una gratis por hora.
-¿Hola?-la voz de Juli estaba ronca.
-Juli, soy yo-me apresuré a decir, en el instante que sentí que se me quebraba la voz le dije rápidamente la calle y el lugar en donde estaba.
-Estamos en camino-fue lo único que respondió en medio de un suspiro de alivio.
Un par de lágrimas se escaparon, las cuales quite rápidamente, esto todavía no esta ni cerca de terminar, tengo que ponerme a salvo hasta que llegue Juli. Di un rápido vistazo a mi alrededor, dado que estaba cerca de una parada de colectivo techada, la cual por cierto estaba demasiado oscura y solo por eso resultaba el lugar perfecto para esconderme, tengo que tener cuidado ya que Luciana estaba buscándome en coche y no sé si es que hay alguien más metido en todo esto que revise el lugar por otro medio. Todos esos pensamientos no hacían más ponerme más y más nerviosa, cada pequeño sonido me hacia saltar del lugar donde estaba que no era de lo más confortable que digamos. Un par de coches pasaron a una velocidad que parecía normal, pero hubo un en particular que se detuvo un par de minutos a una cuadra de donde estaba, escuche la puerta abrirse y un par de voces a la distancia, conté cada segundo marcado por los sonoros latidos de mi acelerado corazón. Hasta que finalmente volví a oír la puerta cerrarse con cierta fuerza y el coche se marchó a una velocidad tan leve que parecía un chiste, cuando pasaron por donde estaba note que iban alumbrando algunas zonas con un par de linternas, había más de dos personas en ese coche.
ESTÁS LEYENDO
Al final eras TÚ
RomanceTras haber pasado por un noviazgo conflictivo, Aira decidió aceptar un intercambio estudiantil de seis meses, aprovechando ese tiempo para alejarse de los malos recuerdos y encontrarse a sí misma. Pero no podía quedarse allí por siempre, debía volve...