Capítulo 17

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Capítulo 17

-¿Qué hiciste? ¿Es que acaso estás loca?

-Hice lo que tenía que hacer.

-¿Secuestrar a una persona? ¿Es enserio?

-Si no vas a ayudar, mejor vete.

Lentamente comenzaba a sentir la superficie bajo mi cuerpo, parecía ser un colchón un poco áspero, no me atrevía a abrir los ojos aún, todavía intento procesar lo que está pasando, lo que acabo de escuchar. Alguien me secuestró, no tengo idea de cuánto tiempo llevo inconsciente ni en donde estoy, bien es mucho para asimilar. ¿Cómo se supone que encuentre un punto de sentido a todo esto? Intenté moverme un poco, pero no demasiado, efectivamente tenía las manos y los pies atados, por la textura parece que es una soga, de acuerdo no es tan imposible.

Después de tomarme un par de minutos para ordenar mis ideas y decidir qué hacer, agudicé el oído e intenté adivinar si había alguien más en el lugar conmigo, para mi suerte el silencio seco parecía indicar que estaba sola. De todas formas, espere un poco más, para por fin abrir los ojos y toparme con un lugar extrañamente conocido. Por mi cabeza pasaron desde sótanos oscuros hasta bodegas, ni un solo segundo se me ocurrió que podría estar en un lugar como este.

Las paredes seguían pintadas de durazno pastel, un poco manchadas por la humedad, el marco vacío seguía colgado en el mismo lugar ya todo arruinado por el paso del tiempo y la falta de cuidado. Toda la habitación estaba cubierta de polvo, telarañas, algunos insectos muertos decoraban los pisos y la cama en donde estaba no se alejaba mucho de este, salvo que a esta le habían quitado las sábanas, dejando el colchón completamente pelado. Esta casa pertenece a la familia de Miguel, un tiempo después de comenzar a salir comenzamos a renovar por partes el lugar, se suponía que sería nuestra para cuando comenzáramos la universidad, nuestro propio espacio. No pude evitar recordar, cómo si fuese algo posible el esfumar los momentos que vivimos en este lugar, si bien no fueron tantos, ya que nos encontrábamos bajo constante vigilancia de sus padres y sobre todo de su hermana, a quién al parecer nunca le agradé del todo. Se suponía que esta seria nuestra habitación, el marco vacío en la pared lo puso él mismo, ahí debía ir nuestra foto de graduados, revisando el lugar con la vista noté que seguían algunas de las cosas que dejamos la última vez, un tacho de pintura sobrante, un par de brochas y algunos clavos estaban amontonados en un rincón. Realmente no sé qué es mas triste, si todo lo que representa este espacio o el hecho de que quien me secuestró lo haya escogido para mantenerme oculta, ¿Cuál es el límite de este sujeto?

De golpe la puerta se abrió, dejando ver a la persona que menos me esperaba, ¿Qué demonios hace ella aquí? ¿Por qué?

-Vaya, te has despertado-dijo usando un tono irónico que rozaba lo asqueroso- realmente no esperaba que lo hicieras tan pronto.

-¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es lo que quieres?

Comenzó a negar lentamente con la cabeza, mientras se acercaba hasta donde estaba, de un solo y rápido momento levantó la mano dándome un fuerte golpe en la mejilla, aquel impacto de tal forma que termine contra la pared, con el rostro completamente sacado de esa mujer sobre mi.

-No creas, ni por un solo instante, que tienes derecho a decir algo-soltó cada palabra un rencor notable, al tiempo que jalaba de mi cabello como si quisiera con esto hacer más énfasis- arruinaste a mi familia, zorra asquerosa, espero estés preparada para lo que te espera.

No estoy segura de cuánto tiempo paso desde que Luciana hizo su gran aparición, apenas si me pude sentar en esa cama con las ataduras, por más que intentaba me fue imposible si quiera aflojar un poco la de las manos y ni mencionar la de los pies, ...

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No estoy segura de cuánto tiempo paso desde que Luciana hizo su gran aparición, apenas si me pude sentar en esa cama con las ataduras, por más que intentaba me fue imposible si quiera aflojar un poco la de las manos y ni mencionar la de los pies, esa tipa hizo nudos muy fuertes. Poco a poco la desesperación se iba apropiando de mi y las lágrimas comenzaron a caer sin control, cegándome momentáneamente y ahogando el poco control que tenía de la situación. No tengo la menor idea de lo que esta mujer pretende hacer conmigo, tampoco sé si es que alguien me estará buscando o si siquiera pensarán en este lugar. La casa esta bastante alejada de la zona central de la ciudad, el vecindario no es el mejor de todos y realmente no hay muchas personas que conozcan sobre esta propiedad ya que fue una inversión del padre de Miguel para sus hijos. Ahora la hermana de mi ex la usa para acabar conmigo, este podría ser el capítulo perfecto de una comedia negra.

Un par de pasos fuera de la habitación llamaron poderosamente mi atención, podrá parecer una locura pero a juzgar por el ruido de aquellos pasos podría jurar que no era Luciana. Espere pacientemente a que esa persona abriera la puerta, no había mucho que pudiera hacer después de todo, más que esperar y rogar que no sea alguien dispuesto a pegarme un tiro.

-¿Aira?-esa voz, no había escuchado esa voz en mucho tiempo, la puerta se abrió del todo y dio lugar a un sujeto que hubiese deseado no ver nunca más- Vaya, realmente eres tú.

-¿Qué demonios haces aquí?-las palabras se me escaparon de los labios antes de que pudiese pensarlo mejor.

Él se acercó lentamente a mi después de cerrar con cuidado la puerta, como si eso fuera a hacer alguna diferencia, no puedo moverme.

-No sabía que te gustaba hablar tan sucio en momentos como este-soltó en un tono extraño mientras tomaba asiento a mi lado, observándome de una forma lasciva y repugnante.

-¿Qué? No entiendo, ¿Estás con ella?

Comenzó a acariciar mi cabello como si de una niña se tratase, mientras intentaba inútilmente, alejarme de aquellas sucias manos. No hay persona que me de más asco que este sujeto, el mejor amigo de Miguel, el mismo tipo que quiso acostarse conmigo poco tiempo después de que empecé a salir con su amigo.

-Es una oferta difícil de rechazar, además nosotros somos casi familia-dijo esto último susurrándome en el oído.

-No te atrevas a tocarme Lucas o te arrepentirás.

-¿Ah sí? Me encantará ver cómo lo harás.

En medio de la desesperación por la presencia de Lucas tan cerca y amenazante, me paralice, ya que no había forma de que pudiera defenderme siendo que tengo inmovilizadas las manos y los pies ¿Cómo se supone que haga algo así? En medio de todo eso, me perdí en un punto fijó, intentando buscar alguna forma de zafar de esa situación, mientras que Lucas parecía empezar a ponerse cómodo.

-Si te comportas-comenzó a decir, pasando sus manos por mi rostro para que lo mirase- prometo que no dejaré que ella te lastime.

En ese instante algo hizo clic en mi cabeza, asumiendo completamente el papel que él esperaba, asentí y deje que se lo creyera, haciendo mi mayor esfuerzo por no vomitarle encima acepte besarlo con un simple movimiento. No importa cómo pero si realmente quería hacerme algo debía liberar mis pies, tengo que esperar a ese momento y asegurarme de usarlo bien. Mientras intentaba no pensar en el hecho de que tenía a este sujeto asqueroso encima de mí, liberó uno por uno los nudos que iban desde mis rodillas hasta mis tobillos con esa mirada que lo único que provocaba es asco. En cuanto sentí suficiente movilidad en mis piernas, deje que se acercara un poco más y justo cuando menos lo esperaba me aseguré de darle lo más fuerte posible en su entrepierna, pero no fue suficiente el impacto pues él alcanzó a golpearme como respuesta. Sin embargo, no me deje y volví a golpearlo muchas veces más hasta que cayó a un lado de la cama y pude bajarme.

-Maldita-dijo en un tono apenas perceptible.

-Te dije que lo lamentarías, animal-escupí aquellas palabras mientras intentaba soltarme las manos.

La puerta estaba sin llave pero eso no me aseguraba que Luciana u otra persona estuviese fuera vigilando, no logre aflojar mucho el nudo de mis muñecas y tampoco me detuve mucho con ello pues Lucas seguía mirándome con odio mientras salía de esa habitación con el corazón en la boca y la horrible sensación en la nuca como si estuviesen observándome fijamente en todo momento. Al salir, tome la llave y la cerré, justo cuando el tipo este comenzó a llamar a Luciana, seguramente ya debe de haberse recuperado un poco y eso no es nada bueno para mí. Bien conozco esta casa al dedillo, si esa mujer no cerró las ventanas, debería poder salir por la que está en el cuarto al final de este corredor, a pesar de que sentía un poco entumecidas las piernas, corrí de la forma más rápida y silenciosa posible, aunque con el eco que tiene esta casa es más que seguro que algo se escuchará desde abajo. 

Al final eras TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora