𝐋𝐚 𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨 «𝐑𝐮𝐬𝐦𝐞𝐱» [Terminado]

Capitulo 25. Correspondido [2/2]

⚠️Sad (?)⚠️

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—¿Que te dijo el doctor sacowea'?— grito el chileno aún teniendo al norteño cerca de él

—Que hoy lo darán de alta, la mala noticia es que tendrá que tomar este medicamento toda su vida— alzó el pequeño fresquito que contenía cápsulas con sabor horrible, aquello hizo una mueca de asco el verdadero mexicano

—todas las medicinas saben horrible a excepción el paracetamol— sonrió el ya mencionado cruzándose de brazos sintiéndose orgulloso de la medicina que cura de todo aquello hizo reír al norteño —Me alegra tenerte de nuevo hermano— abrazó al norteño con una sonrisa de oreja a oreja realmente le hizo mucha falta su querido hermano

—A mi tambien me alegra verte sano hermanito— apretujó los cachetes de su hermano de estatura baja

|Horas después|

—I have to come back tomorrow? (Tengo que volver mañana?)— se escuchó el hablar del estadounidense algo irritado pues nunca le agrado los hospitales

—Si mi amvorgueso— soltó una pequeña risita ruborizando al rubio de franjas rojas —¿Que te gustaría hacer?— tapó sus ojos por el sol que le impedía ver con claridad al estadounidense

—Would you like to go to the fair? (Te gustaría ir a la feria?)— hablo el gringo sin dejar de observar a su amado

—Achis achis los mariachis ¿Rusia tiene ferias?— se rascó su nuca

—Yes...— susurro el estadounidense

—Vámonos entonces!— exclamó alegre sujetando la mano de USA e ir a divertirse un rato

Cuando apenas y entraban al parque de diversiones, USA comenzaba a actuar extraño y eso lo notó el mexicano

—¿Quieres probar todos los juegos y al final la rueda de la fortuna?— le preguntó a su amado

—Yes, yes— USA sonrió forzosamente

Y así fue como se la pasaron toda la tarde, subiendo uno tras otro juego mecánico, el más emocionado era el estadounidense, mientras que el mexicano solo gozaba el tiempo junto a su amor de toda la vida, comieron, probaron golosinas, y volvieron con lo suyo, hasta que llegó la hora de subirse a la rueda de la fortuna

—Debo aclarar que me dan miedo las alturas— se sentó el de habla inglesa junto al hispanohablante

—No hay porque temer mi príncipe— soltó el mexicano sin vergüenza alguna algo que hizo ruborizar al americano al 100%

El juego mecánico comenzó, dieron 8 vueltas y la última los dejaron un buen rato allá arriba

—Mira! Desde aquí se puede ver la plaza roja!— exclamó alegre el estadounidense

—USA...— susurro su rostro cambió a uno triste —...Tenga lo que tenga que pasar mañana...— sujeto las manos del gringo entrelazándolas —...sabes que....haría cualquier cosa por ti— el de habla inglesa retiró sus lentes observando mejor al mexicano