Capitulo 27. Un agudo sentido

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|Tennessee, USA|

El joven japonés sostenía fuertemente su katana manchada con un poco de sangre, en su rostro se dibujó una sonrisa ladina al ver a su víctima herida —¿Acaso creías que USA no tiene quien lo proteja?— comentó el nipón

—No tenía idea...— se limpió su traje con algo de sangre en esta —Por eso traje también a los míos— sonrió mostrando sus afilados colmillos, y de las sombras apareció un ser inexistente en la actualidad congelando al japonés

—¿P-Papá?— el nipón tiró su katana al suelo y se arrodilló, sus ojos no le mentían ¿o su mente le jugaba sucio?

—Muévete o lo haremos por las malas— habló el Imperio sin expresión alguna parecía no tener un alma

—No— contestó firme el japonés volviendo a tomar su arma y preparado para cualquier ataque —Si lo hacen iniciarían con una guerra mundial—

—Niño...— río el Nor coreano —...eso ya lo hicimos— chasqueó los dedos y el Imperio se abalanzo contra su hijo sin importar que

|Moscú, Rusia|

El chico de cabellos achocolatados reía cual foca retrasada se tratase con sus manos trataba de quitar las otras que se posaban en su abdomen —Ru-RUSIA!— ríe tratando de parar al de cabellos platinados —Y-YA P-Para!— trataba de respirar pero las risas se lo impedían, el ruso lo notó y paró —Por favor recuérdame no dejarte dormir conmigo a la próxima— se secó una lagrima en su ojo izquierdo

—Está bien ¿que haremos esta noche?— preguntó sumamente interesado el de cabello plateado

—Pendejo son tus tierras no las conozco— en la boca del ruso se dibujó una ligera línea tardo un poco en contestar hasta que...

—Hoy se celebra el día defensor de la patria y abra un desfile en la plaza roja ¿Te gustaría ir?— lo miró de reojo con una pequeña sonrisa en sus labios

—¿Enserio me lo preguntas? Súper jalo wey!— comentó alegre el mexicano

—Muy bien prepararé la comida y...— fue interrumpido por el chico de sangre azteca

—¡Te ayudó!— grito y rápido se levantó, Rusia estaba dispuesto a salir cuando la voz del mexicano lo detuvo —Por cierto ¿porque ocultas tu cabello bajo la ushanka? Lo tienes muy hermoso como para esconderlo— comentó el mexicano sin mirarle al ruso

—¿C-Como sabes eso?— el de cabellos achocolatados señaló su cabeza, fue ahí donde mentalmente se dio un facepalm, le puso su ushanka antes de hacerle cosquillas —N-No le digas a nadie por favor— se tensó mucho

—Tranquilo tripalovsky tu secreto está a salvo conmigo— sonrió devolviéndole la ushanka, aunque no era la primera ni la segunda vez que lo ve sin la ushanka y sin camiseta, mordió discretamente su labio inferior

—Y... listo! Obra de un chef!— exclamó orgulloso el tricolor por su platillo chilaquiles en salsa roja, colocó un plato frente al ruso y otro para el que rápidamente se sentó

—¿Estas seguro que no pica?— observo dudoso la comida que preparó el latinoamericano

—Para nada— llevo una cucharada a su boca

Rusia tan solo lo probó, pero al hacerlo llevo una gran cantidad de comida hacia su boca —NO RUSKY ASÍ NO!!— muy tarde el ruso corrió hacia el lavaplatos tomando un chingo de agua —Te dije cabron así no se comen pendejo!— regañó el hispanohablante al pobre ruso que por fin el chile se le había bajado

|7:56 PM|

Ambos enamorados se encontraban viajando en una camioneta en dirección hacia la plaza roja, Rusia era el que manejaba mientras que Mexico observaba por la ventana, las casas comenzaron a notarse junto a personas caminando de un lado a otro eso significa que ya falta poco para llegar, Rusia aparco un poco lejos del lugar lo cual hizo confundir al mexicano —¿Porque te estacionas hasta acá?—

—Porque después no podremos salir por tanto tráfico taquito— le guiño un ojo y ambos salieron de la camioneta, comenzaron a caminar tranquilamente pero algo le incomodaba al de sangre azteca y no, no era el ruso, sentía... que alguien los seguía, volteaba repetidas veces llamando la atención de Rusia

—¿Porque miras a todos lados?— preguntó el de estatura realmente alta observando con gracia al mexicano

—¿No sientes eso?— susurro el mexicano —¿Sentir que?— sonrió ligeramente

—Como si alguien te siguiera— el ruso al escuchar tales palabras observo a todos lados pero tan solo vio a personas caminando de un lado a otro —Yo no veo nada— volvió a mirar al mexicano —déjalo aveces soy raro— este hizo una mueca de disgusto "Un raro hermoso" pensó el ruso sonrojándose

Al llegar a la plaza roja buscaron asiento y al encontrarlo el desfile comenzó para Rusia ya era algo común pero para su acompañante era como algo impresionante para el ¿y como no te impresionas al ver todo el armamento ruso?

En fin todo transcurría normal, pero aquella sensación del mexicano jamás desapareció, para cuando el espectáculo terminó, el área comenzaba a despejarse tan solo quedaban pocas personas, pero todo se congeló al escuchar el grito de una persona —¡Arma!—

Mexico rápidamente buscó al responsable de grito, hasta chocar con la mirada del Canadiense, el bicolor elevó su pequeña arma apuntando al tricolor ruso, y como si el mexicano leyera la mente reaccionó, Canadá jalo del gatillo y la bala salió directamente hacia el ruso, pero el de cabellos achocolatados empujó al de ushanka haciéndolos caer al suelo —¡Мексика!— grito Rusia buscando señales de heridas en su amado —Estoy bien— suspiro aliviado, por suerte la bala no impactó en ninguno de los dos

—Мы должны бежать! (Tenemos que correr!)— sujetó la mano del emblema de águila y corrió sin soltarle la mano —Rusia! Rusia! Espera!— lo freno con fuerza —Debajo del auto!— apuntó a una camioneta justo frente a ellos, ambos se resguardaron debajo de aquella camioneta —Me creerás loco pero se quien disparó—

—Y quien fue?— preguntó el ruso observando a toda la gente corriendo preocupados y algunas familias incluidas —Canadá— soltó el mexicano sin titubear, el ruso le impactó tal nombre —Tengo que detenerlo cueste lo que cueste— intentó salir de la camioneta más el ruso se lo impidió —Yo iré contigo— ambos dejaron de esconderse y caminaron en donde antes se encontraban

—Que gran error cometieron— aquella voz... muy reconocible para ambos, observaron frente a ellos a Canadá y nada más y nada menos que URSS

—Santa Virgen de la papaya!— grito el mexicano quedándose helado por aquel gran sujeto y antiguo amigo suyo —¡URSS!— grito emocionado el hispano mientras que el ruso se mantenía quieto en su lugar, algo no le cuadraba al ver a su padre frente a sus ojos. Definitivamente algo estaba muy mal.

𝐋𝐚 𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨 «𝐑𝐮𝐬𝐦𝐞𝐱» [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora