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—Despierta Jungkook —murmuró Jimin mientras movía levemente al cuerpo que estaba acostado a su lado.

Ayer, después de arreglar el pequeño problema que tenían, tranquilamente caminaron hacia su ahora habitación de ambos para dormir ya que estaban llenos por todo lo que habían comido en la cafetería de Jin.

Jimin despertó abriendo sus pequeños ojos y sonriendo por la imagen que recordaba sobre lo de anoche.

Jungkook besando cada parte de su rostro, sin duda jamás lo iba a olvidar.

Cada momento en que sintió los labios de Jungkook posarse en un lugar sentía que su corazón se empezaba a acelerar, por un momento pensó que estaba convulsionando pero se le fué esa idea ya que en cuanto abrazó al mayor su corazón se relajó y pudo sentir todo el valor que Jeon le brindaba.

Cada vez más quería acercarse más a Jungkook.

Ahora estaba intentando levantar al castaño ya que quería ver a esos ojos oscuros que de alguna manera le encantaban.

—Bien, me prepararé mi leche yo solito —abandonó la cama descalzo y dejó a Jungkook durmiendo como un adorable bebé babeando la almohada.

Bajó las escaleras y justo cuando estaba por entrar a la cocina, un sonido afuera de la puerta llama su atención.

—Cuando escuches un sonido afuera es porque está sonando el timbre y alguien está en la puerta —dijo para si mismo recordando las palabras que Namjoon le dijo días antes.

Abrió la puerta encontrándose con un chico con dos bolsas rosadas en la mano, si, Kim SeokJin llegó.

—Hola Jimin —saludó amablemente.

—Jin Hyung —sonrió mostrando sus dientes—, pasa —se hizo a un lado para que Jin entre, justo como Namjoon le enseñó.

Kim Namjoon, su profesor de la vida.

—Pensé que estarías dormido junto a Jungkook, ese chico es un perezoso que no abandona su cama —dejó sus bolsas en el sillón.

—De echo Jungkook está durmiendo aún, yo me levanté por que me está dando hambrep.

—Jungkook tenía que ser —rueda los ojos—, es cierto, son pasadas de las ocho y ya deberías desayunar, vamos.

—¿A dónde?

—A la cocina, ambos haremos el desayuno.

—Pero no es difícil hacer mi leche —sus orejas se echaron de lado.

—No pequeño, hoy día no tomarás tú leche, tomaremos un desayuno especial.

—Oh, está bien —sonríe.

—Que bueno —se dirige a la cocina junto a Jimin detrás.

—¿Y Namjoon Hyung? —preguntó al recordar al novio de Jin.

—Tuvo que ir a la empresa a resolver algunos papeles, pero lo veremos en la noche —se colocó un delantal—, bien Jimin, pásame el yogurt en el refrigerados y el cereal que está en el estante de tu lado.

—¿El que...? —preguntó sin entender.

—Tardaremos más que de costumbre—suspiro antes de acercarse al menor y enseñarle los nombres a casa cosa que había en la cocina.


(...)


Un castaño se removía en la cama estirándose mientras bostezaba, no quería levantarse ya que la pereza le estaba ganando y además quería seguir abrazandi a un rubio adorable.

Pero se detuvo al pasar su mano por el lugar en donde Jimin durmió anoche.

—¿Jimin? —volteó para ver si se encontraba el rubio—, ¿Gatito? —se sentó rapidamente—, ¿Qué hora es? —miró el reloj en la pared—, Jeon Jungkook, eres un idiota.

A la mierda la pereza.

Se levantó dejando la cama sin tender y bajando las escaleras lo más rápido posible.

Cómo es posible que se haya olvidado del desayuno de Jimin.

Claro, por estar tan cómodo en su cama no había recordado en levantarse antes de las ocho para darle de desayunar a su gatito, que tonto que era.

Debía cuidar a Jimin, y debía hacerlo bien.

—¡Jimin! De verdad perdón por no levantarme temprano y no darte de comer, es que... —se detuvo al mirar a dos chicos sonrientes sentados en el comedor—¿Jin?

—Buenas tardes, Jeon Jungkook —saludó cortés.

—¿Que haces aquí?

—Vine más por Jimin, debiste levantarte primero y darle algo de comer—reniega.

—Lo sé Hyung, no controlé mi sueño y me quede más tiempo dormido. Ya no volverá a pasar, enserio.

—Eso espero —tomó un sorbo del batido.

—Pero aún no me dices específicamente qué haces aqui —dirigió su mirada al rubio—, buenos días, Jimin.

—Buenos días, Kookie —sonrío alegre.

—Bueno, Namjoon está en la empresa y decidí pasar la tarde con ustedes en lo que mi novio regresa, además es el cumpleaños de tu madre y...

—Maldición —topó su mano con su frente—, lo olvidé.

—Cosa que tú mami no debe saber, la cosa es que vine a arreglar a Jimin también.

—Por eso las bolsas que están en la sala —supone.

—Claro, ya tú te vistes solito —mete un bocado de fresa a su boca—, tu desayuno está servido, lo traeré —se levanta de la silla dirigiéndose al comedor.

—De acuerdo —se sentó al frente de Jimin—, ¿Dormiste bien?

—La verdad si, dormí muy bien —volvió a tomar su batido.

Una sonrisa se formó en sus labios, a Jungkook le encantó esa respuesta.

—Aqui esta —coloca la bandeja en la mesa—, Jimin y yo lo hicimos así que disfrútalo.

—¿De verdad? —Jin asiente—Muchas gracias a los dos y mucho más a tí por cuidar de Jimin y alimentarlo, serás un buen padre —sonrió sincero.

—Oh Jeon —abrazó al castaño—, me conmueven, pero ahora desayuna rápido que hay cosas por hacer —se separa de Jungkook.

—Terminé —habló Jimin limpiándose con un pedazo de papel.

—Bien, yo llevó eso y tú ve a lavarte las manos —dice llevándose los trastes que Jin y Jimin usaron.

El híbrido se levantó de su silla e iba a ir al baño pero la mano de Jeon en su muñeca le detuvo.

—¿Que pasa Jung... —se detuvo al sentir unos labios besar su mejilla.

Unos suaves y hermosos labios.

—Nada, solo quería darte un beso —respondió simple—, vé a lavarte, gatito.

Jimin asintió con la cabeza ruborizado.

—Que tengas un buen desayuno, Kookie —antes de salir corriendo, besó la mejilla de Jungkook rápidamente.

Y Jeon no pudo evitar sonreír ante aquel gesto.

—Park Jimin, ¿Que me estás haciendo? —murmuró para si mismo mientras recordaba los labios de su gatito.

Ya tenía un grandioso desayuno y todo gracias al híbrido.

ʜɪ́ʙʀɪᴅᴏ ≈ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora