ʜɪ́ʙʀɪᴅᴏ ≈ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ

032

—¿Buena vista, cierto Jungkook?

—Buenísima —se mordió el labio.

—Idiota, me refería al cielo no al trasero de Jimin.

—Déjame admirar —sin dejar de mirar lo que veía le dió un golpe leve a Taehyung.

—No debí vestir a Jimin con esos pantalones apretados —murmuró Jin.

—Oh mi amigo, eso se arregla —Taehyung se acercó al híbrido y antes de que lo tocara un voz habló.

—¿Qué piensas hacer? —preguntó Jungkook con sus ojos fijos en las manos de Tae.

—Te me calmas, rabioso.

—¿Qué pasa Tae?

—Espera Jimin —agarró la buzola de Jimin y la bajó hasta sus muslos—, es para que tu novio deje de mirarte el trasero.

Jimin solo pudo ruborizarse.

—Es normal entre parejas.

—En tú mente pasaba la idea de meter tú rostro en ese lugar.

—No seas idiota, no soy un necesitado.

—No, claro que no —miró hacia otro lado.

—¿Porque nos detenemos? Debemos llegar al circuito de agua.

—Falta media hora, Hyung.

—No me importa eso, Yoongi dijo que nos espera allá con Mark.

—¿Le crees a Yoongi?

—Me mandó un foto como evidencia—sacó la lengua.

—Hey, si vas a hacer eso que sea sin saliva —limpió su rostro—, me ensucias.

—No seas así, ni que tuviera alguna enfermedad.

—Nadie lo puede saber, Jin, ni si quiera tú.

—Mocoso de...

—Ya llegamos, ahora entren como las pasivas que son —Namjoon empujó a Jin y Hoseok empujó a Taehyung.

—Te va a encantar esto.

—¿Ya habías venido a este lugar?

—Vine a todos los lugares que puedes conocer.

—Tambien quiero conocerlos.

—Tenemos toda una vida para eso —acarició su nariz con la de Jimin.

—¡Pasen! —avisó Namjoon a todos al pagar las entradas.

Al entrar pudieron observar el gran césped verde lleno de flores y árboles por varios lados lados.

—Quisiera llevarme todo.

—¿Dónde dormirías?

—Eso no me importaría.

En el centro de encontraba una gran fuente que sería prendida en algunos minutos, al rededor se encontran otras fuentes más pequemas que estaban en función de agua saliendo de sus orificios.

—Mi favorito es la fuente de la armonía.

—¿Porque?

—Te conocí en ese mismo lugar, idiota.

—Oh cierto —rió nervioso.

—No eres nada romántico, Namjoon.

—Hago mi mejor esfuerzo, princesa.

—¡Allá está Yoongi! —señaló al pelinegro quién levantaba su brazo.

—¿Porque se ve tan pequeño de lejos?